El pozo socialista asturiano
Pese al declive económico y demográfico de los 40 años de autonomía, el PSOE mantiene su feudo, ahora con Barbón
El PSOE se hizo fuerte en siete comunidades en la década de 1980, al inicio del proceso autonómico, algunas tan impensables hoy como Murcia y Madrid. En estos 40 años largos solo mantuvo la mayor parte del tiempo, con breves interludios conservadores, tres de ellas, Extremadura, Castillala Mancha y Asturias. El caso de esta última resulta el más llamativo, porque la autonomía ha coincidido con un fuerte declive y la mayor pérdida de población de todas las comunidades. Sin embargo, la fortaleza organizativa del PSOE y de la UGT, junto al desastre de la derecha, han erguido un muro que todo indica que el 28-M se debe mantener en pie, con Adrián Barbón de nuevo de presidente.
Sanchista de primera hora, licenciado en Derecho, alcalde de Laviana a los 34 años, Barbón llegó al poder con solo 40 años, como el sexto presidente socialista de Asturias, dentro de la saga inaugurada por Pedro Silva en 1983. Es un eslabón más de un dominio que va más allá de los líderes, si bien Tinín Álvarez Areces, con sus tres mandatos, tuvo la etapa más prolongada. En su brevedad, destaca el caso de Juan Luis Rodríguez Vigil, que dimitió en 1993, por anunciar la inversión de una petroquímica fantasma. Toda una rareza en la política española.
Hubo un interregno popular en 1995, con Sergio Marqués, por el desacuerdo de PSOE e IU. Acabó fatal por sus peleas con el entonces todopoderoso Álvarez Cascos, quien, ya como caudillo asturianista fuera del PP, se suicidó con su adelanto electoral del 2012 y estuvo menos de un año en el poder.
Esas elecciones del 2012 son las únicas en España en las que la mayoría parlamentaria se decidió por el sufragio del exterior, a favor del PSOE, y pese a que era en tiempos del voto rogado, con pocas papeletas. Ni los políticos fueron a hacer campaña en la diáspora.
En cambio ahora, en los primeros comicios tras la abolición del voto rogado, Asturias vuelve a mirar hacia el exterior. Tras la reforma electoral murciana, el principado tiene la particularidad de ser la única autonomía uniprovincial con varias circunscripciones, tres. Y es la comunidad del 28-M con mayor peso del voto exterior, el 12,8%, que se dispara al 32% en la circunscripción oriental y al 21% en la occidental. De todos modos, la clave estará en las diferencias que haya dentro en Asturias.
Salvo que surja de súbito una muy potente ola favorable a la derecha en toda España, en la carrera electoral asturiana no se percibe una gran emoción. Las encuestas coinciden en pronosticar la reedición de la actual mayoría de izquierdas en la Junta General del Principado, con la duda de una posible pero leve caída de Barbón, que ha gobernado en minoría.
A la izquierda del PSOE aparece la confluencia de Izquierda Unida, fuerza tradicional del principado, con Más País, mientras en Podemos hay un insólito pulso entre la dirección regional y la candidata, lo que puede tener su coste. En la derecha, Foro, el expartido de Cascos, lucha por sobrevivir, mientras al PP del euroburócrata Diego Conga se le anuncia una fuerte e insuficiente subida, con Vox algo al alza.
No se le conceden opciones a SOS Asturias, de la España Vaciada. “Asturias pasó del pozo minero al pozo del olvido”, declaró a La Nueva España su portavoz, Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe. Es un pozo en cualquier caso del PSOE, pese al declive de estos 40 años, en los que Asturias fue la comunidad que más población perdió, un 11 %. Entre 1955 y 1975 tenía un 97% de la renta per cápita española. Hoy es del 89%, tras recuperarse desde el 84% del 2000, en parte por la despoblación, en una Asturias próxima a perder el millón de habitantes.
El censo del exterior supone el 32% en la circunscripción oriental y el 21% en la occidental