La Vanguardia

El jinete negro

Desde el inicio de la guerra de Ucrania, la socialdemo­cracia solo ha ganado unas elecciones generales en Dinamarca. Los españoles decidirán sobre el Gobierno con ese viento.

- Enric Juliana

Desde que estalló la guerra de Ucrania, la socialdemo­cracia solo ha ganado unas elecciones legislativ­as en Dinamarca. Podríamos añadir Malta a la lista, si tenemos en cuenta la confirmaci­ón del Partido Laborista en ese pequeño enclave mediterrán­eo con medio millón de habitantes.

Desde que se inició la guerra de Ucrania, la socialdemo­cracia ha perdido el poder en Italia (poder compartido con otras fuerzas en un gobierno de unidad nacional presidido por Mario Draghi), Suecia y Finlandia. Y ha seguido perdiendo en Hungría, Francia y Grecia. Es difícil discernir lo que ha pasado en Bulgaria, donde el oligarca en jefe Boiko Borisov, afiliado al Partido Popular Europeo, cae y vuelve a levantarse. Un movimiento de protesta agraria está poniendo contra las cuerdas al liberal Mark Rutte en los Países Bajos. La mayoría absoluta se le ha atragantad­o al socialista António Costa en Portugal.

Si mañana se celebrasen elecciones presidenci­ales en Francia, no estaría nada clara la victoria de un liberal como Emmanuel Macron. El actual presidente de la República no puede optar a un tercer mandato y no se sabe quién tomará la bandera del europeísmo en Francia. Un año y medio después del inicio de la guerra, Alemania se halla en recesión técnica, con problemas de productivi­dad por el mayor coste de la energía y con muchas empresas sopesando la posibilida­d de abrir fábrica en Estados Unidos, donde el gas es más barato y el presidente Joe Biden ofrece jugosos incentivos.

Diez meses después del sabotaje a los gasoductos Nord Stream –las sospechas apuntan ahora al ejército ucraniano–, la extrema derecha alemana ya ocupa el segundo puesto en las encuestas, por detrás de la CDU. La actual alianza de socialdemó­cratas, verdes y liberales podría perder la mayoría en el país más fuerte de Europa si mañana se abriesen las urnas.

Diez meses después de haber ganado las elecciones legislativ­as en Italia, Giorgia Meloni saluda la fiesta anual de la Marina Militar con un texto sin ninguna mención a la OTAN ni a la Unión Europea, que comienza así: “Desarrollá­is una función crucial para la Nación desde las Baleares hasta los estrechos turcos”. Quizá un almirante nostálgico de los años treinta redactó esa nota. En realidad, Italia ya ha tomado la isla de Formentera. Lo podríamos dejar aquí, con un apunte de humor. Pero dentro de unos meses podría haber en España un ministro de Defensa que respondies­e de la siguiente manera: “La Armada española cumple una función crucial para la Nación desde el Atlántico hasta las costas de Cerdeña y Sicilia”. Esto es lo que viene. Es convenient­e dibujar el marco general para saber dónde estamos. Son pocos los gobiernos europeos que en estos tiempos logran obtener la reválida. A la resaca de la pandemia, se le ha unido la inflación y la constante radiación hostil que desprende una guerra cada día presente en los teléfonos móviles. Se escriben buenas crónicas sobre la guerra de Ucrania y es fácil acceder a interesant­es análisis geopolític­os, pero la guerra llega al gran público a través de sucios fragmentos virales. Esa suciedad impregna la época. El miedo impregna la época.

Madrid, 7 de junio, medianoche en la Ciudad Universita­ria después del primer concierto de Bob Dylan en el jardín Botánico de la Complutens­e. Cuando subes al autobús nocturno aún resuenan los acordes de Black rider. Vas divagando sobre la eternidad de Dylan hasta que la mirada tropieza con una pequeña pantalla digital, al lado de la cabina del conductor, en la que aparecen unos breves anuncios: “Protégete de los okupas, convierte tu vivienda en una caja fuerte”. Vuelves a la realidad de golpe.

Dylan tiene 82 años y ha conseguido la proeza de interesar al mundo durante décadas. Hombre huraño, su fuerza creativa reside en una tensión con el paso del tiempo que siempre se resuelve a su favor. Dylan es picassiano. Entre los mortales, el tiempo transcurre de otra manera. Angustiado­s por la soledad, sumergidos en un mundo que ya no comprenden, muchos ancianos salen a comprar el pan con el miedo de que les ocupen la casa mientras están fuera. Durante años se han invertido millones de euros en publicidad para generar ese miedo atroz. Y ese miedo condensa hoy todos los demás miedos al concluir una legislatur­a que hará historia. La intensidad del miedo entre los más frágiles. Ese es el segundo marco general.

El tercero lo podríamos resumir con la siguiente pregunta: ¿cuánto tiempo se puede gobernar en España teniendo en contra el sistema Madrid? Podemos definir como sistema Madrid el conjunto de fuerzas e intereses que confluyen en la capital de España emitiendo para el resto del país con los más potentes altavoces.

Después de cinco años de agitado ostracismo como consecuenc­ia de la moción de censura de finales de mayo del 2018, el Partido Popular ha conseguido rehacerse, reunificar fuerzas y encabezar un bloque social muy movilizado y disciplina­do. Rodrigo Rato ha salido de la cárcel y ya vuelve a impartir lecciones. El sistema Madrid ha resistido y ahora parte hacia la reconquist­a de toda España, menos el País Vasco y Catalunya.

El 28 de mayo ha sido determinan­te. La debilidad crónica del PSOE en Madrid y su progresiva anemia en Andalucía. La temeraria decisión de Yolanda Díaz y del grupo dirigente de Podemos de resolver sus diferencia­s mediante la prueba de fuego del 28-M. Quien saliese quemado perdería el pulso. Podemos se ha hundido y la izquierda en su conjunto ha perdido seis autonomías. Un vuelco con el que no se contaba. El hematoma sale ahora y un sacrificio ritual cierra la legislatur­a: Irene Montero arde como si fuese una bruja de Salem.

Hay un bloque dominante muy movilizado y disciplina­do. Hay un Gobierno con un excelente expediente en Europa que no sale en la pantalla del autobús nocturno.

(Canta Dylan: “Black rider, black rider, el camino es demasiado estrecho...”.c

A la izquierda le sale el hematoma del 28-M y tiene poco tiempo

¿Cuántos años se puede gobernar con el ‘sistema Madrid’ en contra?

 ?? Mark Makela / Reuters ?? Bob Dylan, reacio a dejarse fotografia­r, en el 2017
Mark Makela / Reuters Bob Dylan, reacio a dejarse fotografia­r, en el 2017

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