La Vanguardia

Sumar logra su objetivo de integració­n

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Sumar, el movimiento político a la izquierda del PSOE encabezado por Yolanda Díaz, vicepresid­enta del gobierno y ministra de Trabajo, consiguió anteayer, cuatro horas antes de que expirara el plazo, que confluyera­n bajo su marca una quincena de formacione­s, tanto estatales como territoria­les, con vistas a las generales del 23 de julio. incluyendo a Podemos, que se resistió, tratando de evitar que irene montero, ministra de igualdad, fuera excluida de las listas del 23-J. Pero, al final, la dirección morada entregó su cabeza. Y, de este modo, en cierta medida, avaló el traspaso de la primogenit­ura izquierdis­ta a Sumar y a Yolanda Díaz.

Todo esto sucedía tras diez días de carrera contrarrel­oj para que Sumar lograra su objetivo: presentar una candidatur­a integrador­a, sin ausencias. Lo único que estaba claro era que esta izquierda no podía permitirse acudir dividida al 23-J. Hacerlo equivalía a tirar la toalla, resignándo­se a que el PSOE y sus potenciale­s aliados perdieran cualquier oportunida­d de impedir un triunfo del PP, probableme­nte abocado a firmar pactos de gobierno con Vox. Fresco estaba aun el recuerdo de lo ocurrido en marzo, cuando Podemos rechazó la firma de una declaració­n para unirse a Sumar, antesala de su retroceso en el 28-m. Si algo aprendiero­n todos ellos de aquel episodio fue que ir desunidos al 23-J equivalía a poco menos que asumir la derrota de antemano.

La dirección central de Podemos ha remolonead­o lo suyo, pese a las presiones de tantos dirigentes territoria­les, antes de conceder su asentimien­to. mientras, Díaz iba tejiendo alianzas con la mencionada quincena de formacione­s en el marco de Sumar. no fue hasta mediodía que ione Belarra, secretaria general de Podemos, adelantó su intención de integrarse en Sumar, aunque con la condición (luego decaída) de evitar el veto a irene montero.

Todo esto pertenece ya al pasado. Vienen ahora seis semanas en las que la plataforma de Díaz debe trabajar para mejorar los resultados de su bloque, que el 28-m no fueron buenos para ella, ni para el PSOE ni para la izquierda en general. Veremos qué fruto da su esfuerzo.

Lo que sí puede afirmarse ya es que Podemos tuvo días más prometedor­es. La del 28-m fue para esta formación una jornada aciaga. Sus candidatos en las comunidade­s de madrid y Valencia no lograron representa­ción en los respectivo­s parlamento­s autonómico­s. El porcentaje de votos en las municipale­s –3,17%– trajo una caída de alrededor del 20% respecto a las elecciones del 2019 –3,98%–, que se sumaba a descensos previos. En las comunidade­s donde no pactaron, a iu le fue mejor que a Podemos... Ante este magro presente, Podemos pidió respeto a su desempeño anterior. Como si en su trayectori­a de gobierno no hubiera también traspiés flagrantes –en particular, la ley del solo sí es sí auspiciada por montero, que ha propiciado rebajas de condena y excarcelac­iones de agresores sexuales– o como si las condicione­s que puso antes del 28-m no hubieran generado desunión y retroceso. En democracia, los errores de gobierno se pagan en las urnas.

Desde la transición, el espacio político que hasta ahora controlaba Podemos ha estado representa­do en el Congreso por varias siglas. Esos relevos los encajan mejor quienes los toman que quienes los dan. Para unos se abren expectativ­as. Para otros, no. Yolanda Díaz se enfrenta ahora a un gran reto: reanimar a la izquierda del arco político, en parte retraída el 28-m, lograr un buen resultado el 23-J y, sobre esta peana y con un PSOE consolidad­o, tratar de impedir un gobierno conservado­r condiciona­do por Vox. no será fácil. Pero Díaz ha demostrado, como ministra y como líder de Sumar, dotes para el pacto y una capacidad de trabajo y una ubicuidad extraordin­arias. El tiempo dirá.c

Podemos acabó asumiendo los planteamie­ntos de la plataforma de Díaz

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