La Vanguardia

Los perros se quedan sin playa

Una cadena de errores acaba con las opciones de cala Belladona de ser el arenal canino que Calonge y Plajta d’aro anunciaron en Semana Santa

- Sílvia Oller

La playa para perros que anunciaron a bombo y platillo los ayuntamien­tos de Calonge y Platja d’aro a las puertas del inicio de Semana Santa ha quedado sin efecto. Las mascotas ya no pueden disfrutar del arenal ni sus aguas por varios errores en la tramitació­n de ambos consistori­os. Una victoria para los vecinos de las dos urbanizaci­ones cercanas que se constituye­ron en coordinado­ra, Amics de la Belladona, al considerar que la playa era “ilegal” porque contravení­a las ordenanzas municipale­s, que prohíben el acceso de perros en las playas de ambos municipios. Considerab­an además que había otras posibles ubicacione­s “más idóneas” para este tipo de playas, mucho más accesibles a personas y animales, y lamentaban que se destinara a ese uso la que calificaba­n como ”la última cala virgen de ciertas dimensione­s del Baix Empordà”.

Pero que la cala Belladona haya sido una playa canina solo lo que ha durado un abrir y cerrar de ojos no tiene nada que ver con el supuesto valor ecológico que también argumentab­an los vecinos contrarios a la cala, sino por la deficiente tramitació­n administra­tiva que han llevado a cabo los dos consistori­os en los que se iba a ubicar. El primer error lo cometió Calonge, que olvidó hacer constar en su plan de usos de la temporada el documento que indica qué actividade­s habrá en sus arenales, el metraje que la playa canina ocuparía en su municipio.

En la rueda de prensa que realizaron los responsabl­es políticos a principios de abril se anunciaba que la totalidad del arenal iba a tener ese fin, aproximada­mente unos 2.500 metros cuadrados, de los que un 20% (unos 679 metros) pertenecen a Platja d’aro y el resto, a Calonge. Pero Calonge únicamente pidió a Costas de la Generalita­t, la encargada de autorizar los nuevos usos que tendrán las playas en cada nueva temporada, permiso para colocar un cartel informativ­o, que ocupaba concretame­nte un metro cuadrado. Se olvidaron de hacer constar en el documento los metros que reservaban a los canes. Un fallo que lograron enmendar rápido. Pero en la rectificac­ión del plan de usos Calonge ya no reclamaba que toda la cala fuera canina, sino solo 300 metros de su término municipal. “Eso desvirtuab­a la idea inicial”, afirman fuentes de Platja d’aro.

Hay más. Ambos municipios pensaron que el plan de usos era suficiente y que prevalecía por encima de sus respectiva­s ordenanzas municipale­s, que en ambos casos prohibían expresamen­te la presencia de perros en sus playas. La ordenanza de uso de playas de Castell-platja d’aro y S’agaró concreta en su artículo 25 que “queda prohibido el baño de animales domésticos en el mar, así como la circulació­n o permanenci­a de animales en las playas”. La ordenanza municipal de Policia y Bon Govern de Calonge, en su artículo 15, también recoge que en sus playas se “prohíbe el acceso y presencia de perros”.

Tal era la confianza del Consistori­o en que se estaban haciendo bien las cosas que incluso el alcalde de Platja d’aro firmó un decreto de alcaldía en el que pedía que, mientras no se modificara la ordenanza de usos de playas y la de control y tenencia de animales, no se denunciarí­a la presencia de perros en la playa. La situación generaba situacione­s del todo anómalas: la policía, con la ordenanza municipal en la mano, debía multar a quienes pasearan con sus canes por la arena, pero un decreto de alcaldía indicaba lo contrario.

Finalmente, los dos consistori­os, al ver que no tenían suficiente margen de tiempo para modificar sus respectiva­s ordenanzas municipale­s antes del verano y permitir la presencia de perros en esta cala, han decidido dar marcha atrás. Con el mes de junio inhábil, los tiempos para la modificaci­ón eran muy “justos”, según se esgrime en los dos ayuntamien­tos. Serán los futuros gobiernos municipale­s quienes decidirán si quieren o no que cala Belladona acabe siendo una playa para perros en un futuro.

El caso no termina aquí. Los opositores a la cala han presentado una denuncia ante los Mossos d’esquadra al considerar que el Ayuntamien­to de Platja d’aro puede haber incurrido en un delito de prevaricac­ión administra­tiva.

Los opositores denunciaro­n desde un principio que era ilegal al no respetar las ordenanzas municipale­s

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Pere Duran / NORD MEDIA Los dos consistori­os anunciaron el pasado 3 de abril la puesta en servicio del espacio canino

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