La tensión, qué mala compañera

Los expertos revisan la crisis física de Carlos Alcaraz, la sucesión de calambres musculares que le bloquearon ante Novak Djokovic

“El viernes, comiendo antes del partido, Carlos ya tenía el estómago cerrado”, confesaba el entorno de Carlos Alcaraz a Nacho Encabo, redactor de Relevo.

Y luego, tras deshacerse ante Novak Djokovic, el acalambrado Alcaraz confirmaría el dato:

–Estaba más tenso de lo normal. Quizás había sido por tener que enfrentarme a Djokovic en la semifinal de un Grand Slam. El caso es que manejar los calambres musculares era complicado.

Al principio los había notado en el brazo. Luego, en las piernas. Al final, los tenía por todo el cuerpo. Creo que la exigencia de los dos primeros sets me pasó factura.

–Hay tres motivos que justifiquen estos calambres–dice Toni Bové, fisioterapeuta de referencia–: la tensión, la falta de agua y la falta de potasio. El calor (30ºc en aquella semifinal), combinado con la deshidratación, el cansancio y el estrés, pudieron bloquear a Alcaraz. Es algo parecido a lo que le ocurre a los maratonianos. Estoy seguro de que Alcaraz va bien preparado. Pero no puedes controlar la tensión.

Y recupera aquel pasaje de Rafael Nadal en el US Open del 2011, cuando conversaba con los periodistas y se cayó de la silla por culpa de un calambre.

–Yo pienso también en la pájara de Indurain en Hautacam –dice el doctor Manuel Salvador, director de Imagine.

Se refiere al Tour de 1996. –En las pruebas de esfuerzo físico continuado, hay momentos en los que el equilibrio hidroelectrolítico se descompone. Puede ser culpa de la deshidratación, del calor o de una hipoglucemia momentánea. El caso es que, entonces, la función muscular que necesita un aporte constante de alimento no funciona como debería, y luego vienen contracturas o calambres y, al final, la debacle metabólica. La hipoglucemia puede ser general o local, y exige descanso para repararse, no suele solucionarse en un partido, por mucho que el deportista coma.c