El campeón no es comparsa
Mientras Vingegaard domina a su antojo el Dauphiné, Pogacar se da de baja de la Vuelta a Eslovenia y solo correrá los campeonatos nacionales antes del Tour
A veces parece que sobre el nombre de Jonas Vingegaard penda un asterisco, un símbolo ortográfico que avisa de una anomalía, de una salvedad. Como si su victoria en el Tour de Francia del 2022 necesitase una explicación, como si fuese obligado profundizar en lo sucedido y puntualizar que su rival se olvidó de comer y se cayó, respectivamente, en las dos etapas reinas de la prueba. Pero los 2m43s que le sacó en París a Tadej Pogacar hablan de la claridad de su victoria y de la clase de ciclista que es el danés del Jumbo, que a partir del 1 de julio en Bilbao empezará su defensa del título.
Metódico y sacrificado, Vingegaard no es de levantar la voz ni exigir que le hagan casito. No le importa que los focos sean para otro. Pero a su manera, se ha ganado el derecho a que le situen como el primer favorito a ganar el Tour del 2023. No es ninguna comparsa.
En el Giro se vio a Evenepoel y Thomas regalando la maglia. A Vingegaard, de 26 años, no le importa correr con el maillot de líder a sus espaldas, no siente vértigo. Así lo ha demostrado este año en O Gran Camiño , la Itzulia y estos días en el Dauphiné.
Segundo en la contrarreloj y ganador en Salins les Bains, ayer se llevó también la gran etapa de montaña en la que se subían La Madelaine, el Mollard y la Croix de Fer. A 5,2 km de meta atacó y sacó 40s más a Adam Yates (UAE). El Dauphiné se suele ganar con poca diferencia porque nadie quiere enseñar o gastar demasiado pero la ventaja del danés (2m11s, a falta de hoy) recuerda a las de Armstrong en el 2003 o Indurain en 1995, los últimos en dominar por más de dos minutos.
Pese a la derrota en París-niza, a manos de Pogacar, su aproximación al Tour ha sido impecable. En cambio, la del esloveno del UAE se torció el día de Sant Jordi cuando se cayó en la Lieja. Tuvo que pasar por el quirófano para operarse la muñeca izquierda.
El plan de Pogacar, de 24 años, genial en las clásicas de primavera, era reaparecer en la Vuelta a Eslovenia, en casa, que empieza el miércoles, pero ha decidido quedarse entrenando en altura en Sierra Nevada y alterar su camino. Antes del Tour, el ganador del 2020 y el 2021, solo competirá en los campeonatos nacionales de contrarreloj y ruta. Apenas 200 kilómetros tras dos meses sin competir es para situar un buen interrogante en la forma del aspirante. Sobre todo ante un campeón que quiere borrar su asterisco.c