La Vanguardia

El alumno aventajado de Alonso

Pepe Martí, piloto de F-3 de 17 años, es la gran promesa del automovili­smo español

- Toni López Jordà Barcelona

Con los dedos de una mano se pueden contar los españoles que han competido en la Fórmula 1 desde la irrupción de Fernando Alonso en el 2001. Carlos Sainz, Jaume Alguersuar­i, Roberto Mehri (una temporada)... y como terceros pilotos, en entrenamie­ntos, Dani Clos, Dani Juncadella y Àlex Palou. Escasa cosecha para 22 años. Por el camino, muchos sueños frustrados. No siempre se puede conjugar un talento descomunal y una cartera surtida, como exige el gran circo. Las pocas esperanzas de futuro, más o menos sólidas, de la cantera española se reducen al americano Palou, y a un chaval barcelonés de 17 años que ya es profeta en su tierra: Josep Maria Martí, Pepe para los amigos y el mundillo del motor.

El Circuit de Montmeló asistió el domingo pasado, durante el GP de España de F-1, a una jornada que Pepe Martí (Barcelona, 13 de junio del 2005) nunca olvidará: su primera victoria en monoplazas en casa, también la primera en carrera larga en el campeonato FIA de Fórmula 3, el antepenúlt­imo escalón natural para llegar al anhelo de todo piloto de automovili­smo; la cúspide de la élite.

“Claro que mi sueño es llegar a la F-1, pero antes tengo que hacerlo bien en las categorías previas, la F-3 ahora y la F-2 el año que viene, si puede ser. Todavía no sé nada, me centro en lo que pasa en la pista: si no lo haces bien en la pista, no se fijan en ti”, comenta con un discurso sensato y maduro el chaval, sin ánimo de preocupars­e por todo aquello que pueda suceder más allá de su próxima carrera, que será en Spielberg (el 1-2 julio), la primera de las cinco últimas finales en su pelea por el título. Con el triunfo de Barcelona, más los sumados en Mónaco y Bahréin, Pepe ya es segundo, a 24 puntos de Gabriel Bartoleto. El campeonato es posible. “Siempre ha sido mi objetivo”, se pone serio Martí.

Pepe está en buenas manos. Las de su familia, sus padres Josep Maria y Montse, las del RACC como patrocinad­or, y las de Genís Marcó y Fernando Alonso como asesores y gestores de su carrera. No todo el mundo puede tener estos padrinos en el motorsport.

“El sufrimient­o se compensa con estas alegrías”, comentaba el padre Josep Maria Martí, empresario sabadellen­se, consejero delegado del grupo Moventia, de movilidad colectiva y privada (con compañías de autobuses, autocares, tranvías, bicicletas, concesiona­rios de vehículos...), que pese al negocio familiar, nunca había sido aficionado a las carreras. “En la casa, la afición viene de Montse”, se refiere a su mujer, Montse Sobrepera, “una seguidora desde niña de Senna y Schumacher, de los que guardo la gorra firmada, y luego de Alonso”, explica la progenitor­a, que es la persona que acompaña habitualme­nte al chaval a las carreras.

“La pasión me viene de ella”, admite Pepe. “En casa veía todas las carreras de F-1 y yo de muy pequeño me aficioné, por eso me ha gustado la velocidad”, explica Pepe. Aunque, curiosamen­te, sus inicios deportivos fueron en el fútbol. “Lo apuntamos al campus de verano de Xavi Hernández [actual entrenador del Barça]... pero no le gustaba y dijo que prefería el karting”, recuerda Josep Maria, que cometió el error de inocularle el gusanillo de la velocidad al acceder a subirlo a un kart a los seis años durante unas vacaciones de verano. “Pero no fue hasta los 12-13 años que empezó a competir”, en el 2018, bastante tarde para lo que se estila en los niños prodigio. Desde entonces, su progresión al volante ha sido meteórica: campeón de España júnior de karting y 4.º del mundo (2019), salto a los monoplazas en el 2020 en la F-4 (3.º del campeonato de España), y en el 2022, la Fórmula 3 con el Campos Racing, de Adrián Campos, otro de los apoyos que tuvo Alonso para despuntar.

“Está en las mejores manos, con Genís Marcó y con Alonso, que dirigen su carrera deportiva”, a través de la empresa de representa­ción del piloto, A14 Management,

“Se le ve madera, creo que tiene opciones de llegar a la F-1”, vaticina Genís Marcó, consejero y tutor del joven piloto

expone Montse con la tranquilid­ad de tener a su hijo bajo la supervisió­n ideal en un mundo de tiburones como el motorsport. “Fernando le hace de maestro y consejero, y Genís es quien se ocupa de su día a día desde que le acompañó al karting, le hace de mánager”, explica la madre del piloto, orgullosa porque Pepe sigue estudiando (segundo de bachillera­to). “Es el único de la parrilla de F-3 que estudia y pilota”, siguiendo también la filosofía histórica del RACC para apoyar a los jóvenes pilotos, para que tengan una formación y una educación.

Del aspecto puramente deportivo, el pilotaje, la gestión, el comportami­ento en los circuitos... se ocupa sobre todo Genís Marcó (L’escala, 1974), que fue el valedor de Alonso en el karting y familia adoptiva del asturiano cuando se inició en su kartódromo de L’escala. Después de pasar por sus manos Alonso, Alguersuar­i, Juncadella, Clos, Costa o Mehri, Marcó ha adoptado a Pepe como discípulo preferente.

“Es muy inteligent­e; sobre todo destacaría su gestión de la carrera y su capacidad de reconocer los errores y lo que falla en el coche”, detalla Marcó del joven piloto a petición de La Vanguardia. “Sabe administra­rse, si tiene que ser agresivo, lo es...”, añade el mánager, a quien Pepe le recuerda “más a Sainz que a Alonso”. Y hace su pequeño vaticinio: “Se le ve madera de gran piloto. Es muy difícil llegar a la F-1, pero creo que tiene opciones”. Aunque primero le espera la F-2 (y la broma sale por un millón y medio de euros la temporada). ¿La F-1? Hacia el 2026, si los planes salen bien.c

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Pepe Martí celebra su triunfo en casa
ante su padre
MIQUEL ROVIRA / CIRCUIT La felicidad Pepe Martí celebra su triunfo en casa ante su padre

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