La guerra de la fresa de Doñana, una ola que no ha hecho más que empezar
El ecologismo redobla la presión sobre los supermercados para que exijan el origen legal y sostenible del agua mientras crece el enfrentamiento entre agricultores
El 15% de la zona de cultivos, unas 1.500 hectáreas, está en una superficie considerada ilegal
La guerra de la fresa y el agua en Doñana ha expuesto con toda la crudeza las costuras de una actividad económica basada en la explotación de un recurso natural cada vez más escaso en España. La iniciativa del PP andaluz para regularizar zonas de regadío ilegales en el entorno del parque y la petición de boicot a su fresa instigado por una organización alemana han situado la agricultura de Huelva en el ojo del huracán. Pero existen otros puntos calientes en territorio español envueltos en gran controversia. La presión sobre ellos arrecia a medida que la sequía se recrudece y se hace más evidente que, con el nivel de consumo e infraestructuras actual, no hay agua para todo el mundo, ya sea agricultura, turismo, industria u ocio personal.
Doñana aparece como el caso más delicado y paradigmático al tratarse de un icono medioambiental en toda Europa, pero la tendencia a exigir una agricultura más sostenible, con un uso legal y racional del agua “cada vez es mayor e irá a más”, opina Juan Carlos del Olmo, secretario general de Wwf/adena, entidad que denunció la extracción ilegal del agua en los alrededores del humedal, dando pie hace dos años a una sentencia condenatoria del Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra España por la sobreexplotación del acuífero.
La organización ecologista lleva tiempo trabajando con supermercados de Suiza, el Reino Unido o Alemania, entre otros países, para que exijan certificaciones de sostenibilidad y legalidad a los proveedores –las dos más habituales son las denominadas Spring y Uso legal del agua CAAE–. Hace justo dos semanas celebraron un webinar con una treintena de cadenas de distribución europeas para exponerles la situación de Doñana y del cultivo de la fresa. “Estamos en contra de los boicots porque pagan justos por pecadores, queremos que los supermercados sigan trabajando con los productores legales, y que lo hagan con protocolos de compra sobre el origen del agua”, puntualiza Felipe Fuentelsaz , coordinador de agricultura de WWF y especialista en el sector de la fresa en la región andaluza.
Desde la patronal del sector, Interfresa, aseguran que el 90% de los productores de la zona que exportan a Alemania cuentan con estas certificaciones porque los supermercados de aquel país así lo demandan. Contando el global