La Vanguardia

El ‘fontanero’ de Cospedal

Durante ocho años, Villarejo se granjeó con sus servicios el favor de la dirigente del PP

- Gemma Saura Ignacio Orovio Barcelona

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha rechazado en un auto conocido esta semana citar como testigo a María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP y exministra de Defensa, en una de las múltiples causas abiertas contra el excomisari­o José Manuel Villarejo. Se cierra así casi cualquier posibilida­d de que Cospedal explique ante la justicia sus actividade­s con el polémico comisario.

Fueron socios mientras ella dirigió Castilla-la Mancha, mientras fue la secretaria general del PP y mientras fue ministra. María Dolores de Cospedal y José Manuel Villarejo, su fontanero policial. Entre ambos actúa de vértice Ignacio López del Hierro, pareja de ella, poderoso empresario y viejo amigo de él.

Las agendas del comisario, junto a las compulsiva­s grabacione­s de todas sus citas, permiten reconstrui­r el alcance del vínculo con Cospedal. Desde el 2009 hasta su arresto a finales del 2017, Villarejo consignó al menos 261 contactos con ella o su círculo íntimo. La mayoría, 204, son con López del Hierro, a quien identifica como ILH. Hay 28 contactos directos con Cospedal (MD, MDC o Cospe) y otros 29 contactos con su jefe de gabinete, José Luis Ortiz (JL Orti).

Villarejo operó como su antena en la policía. La informó de investigac­iones de corrupción, le dio datos sobre rivales políticos, la avisó con antelación de noticias relevantes para sus intereses y, cuando tuvo mano, presionó a periodista­s para que determinad­a informació­n no saliese a la luz. A veces era él quien ofrecía informació­n, y otras era el matrimonio quien le hacía encargos.

“¿Aceptarías algún trabajo?”

La puerta de entrada a la dirigente popular fue López del Hierro, a quien Villarejo conocía desde que fue gobernador de Toledo a finales de los setenta. Incluso apuntó el día (26 de enero del 2009) en que él le contó que “su parienta” era Cospedal, flamante secretaria general del PP.

Con el estallido del caso Gürtel, la gran trama de corrupción del PP, se intensific­an los contactos entre los dos viejos amigos. Cuando el 6 de febrero se producen las primeras detencione­s, ordenadas por el juez Baltasar Garzón, Cospedal ya lo sabía: el día antes, Villarejo había informado a su pareja. “ILH: Toque sutil de la situación. Quedó muy mosca. Habla con su parienta”, apunta.

Este es el marco que apuntala la relación entre Villarejo y Cospedal. Su primera cita es el 21 de julio

2009. Un encuentro secreto en la sede del PP, que organizó López del Hierro. La reunión duró hora y media, y giró alrededor del caso Gürtel. “¿Tú estarías en disposició­n de hacer algún trabajo puntual?”, dice López del Hierro en una grabación filtrada años después. “No tengo ningún problema. Por lo menos, los gastos alguna vez me pagaréis”, responde él. En septiembre, el empresario le encarga que investigue a Javier Arenas, que rivaliza con Cospedal, y al hermano del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior.

Cospedal amplía su relación a Castilla-la Mancha. En aquella época aspira a arrebatar la comunidad al socialista José María Barreda. Le encargó, por ejemplo, que averiguase la identidad de dos detectives que, según denunció públicamen­te Cospedal, espiaban a dirigentes locales del PP por orden de los socialista­s. Las agendas de Villarejo sugieren que les colocó balizas de seguimient­o.

Cospedal salva a Villarejo

No es solo Cospedal quien saca provecho. Ante la inminencia de las generales del 2011, y siendo ella la número dos del partido favorito, Villarejo organiza un encuentro a tres, con un estrecho aliado suyo: José Luis Olivera, jefe de la unidad de delincuenc­ia económica y fiscal. Villarejo quería posicionar a sus afines ante los cambios que se avecinaban. Dos años antes, Villarejo ya le había hablado de Olivera como “un hombre nuestro”, que defendía al PP “cada vez que ha habido un tema duro”.

En noviembre, Rajoy obtiene mayoría absoluta y las agendas de Villarejo se llenan de intrigas. Quién irá dónde, quién será ascendido o apartado. Se produce un episodio clave, que da la temperatur­a de la relación: Eugenio Pino, nuevo director adjunto operativo (DAO), cita el 27 de marzo del 2012 a Villarejo –entonces jefe de brigada adscrito a la dirección– y con “trato duro y protocolar­io”, anota, le anuncia un traslado. Villarejo recurre de inmediato a ILH, que le promete que Cospedel dal interceder­á. Un día después, todo está arreglado. “Pin [Pino]: Había llamado MD (…) Por la noche 22.30 llamó para ANULAR TRASLADO”, escribe Villarejo.

Operación Catalunya

Si en una primera fase los contactos son casi exclusivam­ente con López del Hierro, la crisis catalana y el escándalo de la caja B del PP llevan a Villarejo y a Cospedal a una relación más directa y frecuente. El 10 de octubre del 2012, tras una Diada multitudin­aria, Villarejo recibe el encargo de Pino de buscar trapos sucios de CIU y filtrarlos a la prensa. Apenas dos semanas más tarde, el comisario se cita con Cospedal, que como secretaria general del PP quiere tener control sobre lo que sucede en Catalunya. Ella le organiza la cita con Alicia Sánchez-camacho, líder del PP catalán, que a su vez le pondrá en contacto con Victoria Álvarez, exnovia de Jordi Pujol Ferrusola. Su denuncia, con la del empresario Javier de la Rosa, son los puntales de la operación. En las elecciones de noviembre, tras la publicació­n de varias noticias sobre supuestos casos de corrupción convergent­e, Artur Mas pierde 12 escaños.

Las anotacione­s sugieren que Cospedal estuvo informada de las maniobras y que validó ciertos pagos. El día que De la Rosa declara ante el juez en Madrid, Villarejo anota: “Cospe: Apoyo a tope en todo. Me envía a JL Orti (su jefe de gabinete) con 100 y promete 50 más el lunes”. Luego escribe sobre De la Rosa: “Entrega 150 en AVE”.

La ‘libretita’ de Bárcenas

Como buen fontanero, Villarejo puede arreglar rotos varios: uno de los contactos frecuentes es el abogado Javier Iglesias, que defiende a dos imputados en la trama Gürtel, el extesorero del PP Álvaro Lapuerta y el empresario Alfonso García Pozuelo. Maniobran para acotar los daños al PP. El panorama se complica al salir a la luz los papeles del también extesorero Luis Bárcenas con pagos irregulare­s a altos cargos del partido. Villarejo conoce a través de Iglesias que en la lista hay sobres a Rajoy y Cospedal.

A la secretaria general del PP le irrita que el escándalo de la caja B de su partido tape los logros de las operacione­s en Catalunya, y le pide a Villarejo que haga lo posible para parar “lo de la libretita”, el documento donde se consignan esos pagos: “Que lo hayan sacado ahora me ha parecido una mezquindad de mil demonios, entre otras cosas porque han dejado sin efecto lo de los catalanes”, dice ella en una grabación entre ambos. Es enero del 2013.

La operación para detener el incendio se orquestó en el entorno de Villarejo. Desde ahí se captó al chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, que cobró fondos reservados para robarle documentos compromete­dores para el PP. Una pieza clave para convencer a Ríos fue un amigo suyo, Andrés Gómez Gordo, un inspector jefe de Policía de la más estrecha confianza de Cospedal. En las agendas de Villarejo, Gómez Gordo es “Andy Cospe”. Hay registrado­s unos 40 contactos con él.

En medio del escándalo, López del Hierro hizo un encargo a Villarejo. “ILH: Personarno­s en tema Pocero. Control alcalde Toledo”, apuntó el comisario. Se refería a un caso de corrupción urbanístic­a en Seseña, con el que el PP trató de vincular al socialista Emiliano García-page, alcalde de Toledo y hoy presidente de Castilla-la Mancha.

En febrero del 2014, medio año

Las agendas y las grabacione­s del comisario permiten reconstrui­r el alcance del vínculo con ella

López del Hierro, viejo amigo de Villarejo y pareja de Cospedal, fue la puerta de entrada a la número dos del PP

El policía le dio datos sensibles sobre rivales e investigac­iones de corrupción y frenó noticias adversas

La relación se profundiza en el 2012, al inicio de la operación Catalunya y el escándalo de la caja B del PP

después de la anotación, una asociación creada por Villarejo, Transparen­cia y Justicia, se personó en la causa.

Enfria7ien­to

Villarejo fue apartado en el 2014 de la operación Catalunya, y ahí empezó un cierto enfriamien­to con Cospedal. “Ayer tuvieron reunión en ministerio de gente de GC y CNI para hablar de Cataluña. Será Marcel el encargado de todo”, apunta el 9 de abril. Marcel es Marcelino Martín Blas, jefe de asuntos internos, que destapará los negocios corruptos de Villarejo y se convertirá en su mayor azote.

La operación de acoso al independen­tismo tuvo un efecto indeseado en el matrimonio, porque López del Hierro estuvo en el consejo de una empresa (Ibadesa Cat SL) junto al hermano del conseller convergent­e Felip Puig. Jordi Pujol Ferrusola declaró en un juzgado que hizo una operación con esta empresa en Gabón. Una conexión incómoda para la secretaria general del PP. López del Hierro “está muy preocupado porque salga su nombre en El Mundo relacionad­o con Pujol”, anotó Villarejo. No queda claro qué maniobras hizo el comisario, pero Cospedal quedó satisfecha: “Llamó muy contenta por las gestiones que hice para evitar que saliera lo de su marido con los Pujol”, apunta.

Solo cinco días después de aquel favor, Cospedal le abre las puertas en Génova. Le pide “un análisis de Ezquerra (sic)”, en referencia a ERC. Y, sobre todo, “promete pagar la deuda de 100”, según las notas del comisario. Es la última alusión al respecto, así que cabe suponer que Villarejo cobró lo reclamado.

“Mirar 7arido de Soraya”

Villarejo explotó la rivalidad de Cospedal con Soraya Sáenz de Santamaría. La animadvers­ión había tenido un cenit en el 2012, cuando Rajoy obligó a López del Hierro a dimitir como consejero de Red Eléctrica, presionado por altos cargos del partido liderados por la vicepresid­enta.

Villarejo azuza el enfrentami­ento en la reunión con Cospedal de marzo del 2013, en la que le presenta cuatro informes. Advierte a su aliada de un supuesto plan del Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI), que depende orgánicame­nte de Sáenz de Santamaría, “para desacredit­ar a MD” y señalarla “como responsabl­e de la Policía Política”, y le dice que las sociedades de su marido están en el punto de mira.

Las invectivas contra la vicepresid­enta arrecian en paralelo al estallido de la guerra de comisarios en la Policía, que enfrenta a Villarejo con Martín Blas; este tiene el respaldo del jefe del CNI, el general Félix Sanz Roldán, el otro gran enemigo de Villarejo. En marzo del 2015, El País revela el millonario entramado empresaria­l del comisario. En abril, se ve con López del Hierro. Hablan sobre la “pelea por control del PP”. Y escribe: “Mirar marido de Soraya”. No queda claro si es una petición o una propuesta suya.

La caída

Villarejo se jubila en agosto del 2016, pero el cerco sigue estrechánd­ose, con la Fiscalía Anticorrup­ción investigan­do sus negocios. En febrero, hace dos llamadas a López del Hierro cuyas grabacione­s han trascendid­o. Acorralado, le pide ayuda, aunque el tono es de amenaza. El mensaje velado es que tiene mucha informació­n delicada para Cospedal y que si él cae, ella irá detrás.

En mayo se reúne con la ya ministra de Defensa, que le pide que en adelante hable solo con ella y que evite al marido “para tu protección y la de él”. Villarejo dibuja la investigac­ión contra él como un complot de Sanz Roldán y de Saénz de Santamaría, y Cospedal le promete que interceder­á por él ante Fiscalía.

Se reúnen una última vez, el 12 de septiembre, en el ministerio: “Muy receptiva Cospe”, anota él. En la grabación filtrada, se oye a Villarejo pedirle ayuda para detener una investigac­ión del Sepblac (la unidad contra el blanqueo de capitales) a sus empresas y cuentas en el extranjero, mientras sostiene que una cuenta en Panamá la creó para pagar a Javier de la Rosa para que testificas­e contra los Pujol. “¿Te acuerdas?”, le dice.

Villarejo fue arrestado en noviembre del 2017. Un año más tarde, varias grabacione­s que dejaban al desnudo el alcance de la relación con el policía dinamitaro­n

I7pune

En los tribunales ha sido más afortunada. Estuvo imputada apenas dos meses con su marido por el caso Kitchen, pero el juez los desimputó porque sus reuniones con el comisario eran de carácter “social”. De nada valieron los recursos de Anticorrup­ción ni sus intentos de reimputarl­a a medida que aparecían grabacione­s.

María Dolores de Cospedal iba a ser citada en la comisión del Congreso que investigab­a las maniobras policiales, pero la convocator­ia de elecciones anticipada­s ha acabado con ella. Si el PP gana, el futuro de la comisión es sombrío. Ni ella, ni López del Hierro, ni Ortiz ni Gómez Gordo quisieron ofrecer su versión.c

Tras meses de distancia, Cospedal lo volvió a ver en Génova cuando hizo un favor a su marido

La última reunión fue en el Ministerio de Defensa, apenas dos meses antes de la detención del policía

la carrera política de Cospedal.

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Emilia Gutiérrez Cospedal, en un acto del PP en Madrid para presentar al candidato en Castilla-la Mancha, en marzo
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