La Vanguardia

Del metaverso al espacio aumentado

- Josep Maria Ganyet

La esperada presentaci­ón de las no gafas de realidad aumentada Vision Pro de Apple fue un rotundo éxito. El éxito de la presentaci­ón del nuevo “ordenador espacial” es medible: las acciones de la empresa subieron un 2%, ha desplazado de los titulares a CHATGPT y Mark Zuckerberg se ha visto obligado a hablar de ello en una alocución a los trabajador­es de Meta.

En octubre del 2021, Zuckerberg había vendido al mundo que la próxima iteración de internet era el metaverso: un espacio virtual en el que trabajar, comunicarn­os y divertirno­s, una extensión de las redes sociales donde la palabra clave era la presencia. 24.000 millones de dólares, dos años y un cambio de nombre de empresa después estamos donde estábamos: el futuro de internet parece que no son los avatares sin piernas ni las versiones ridículas de la torre Eiffel y la Sagrada Família.

Con estos precedente­s tenía todas las dudas del mundo respecto al nuevo producto de Apple; partíamos de muy atrás y veníamos de muchos ciclos de expectativ­as frustradas. La clave ha sido una vez más cambiar la pregunta: la presentaci­ón no iba de cómo divertirse en un mundo de fantasía, sino de cómo “aumentar” el espacio real para ser más productivo­s; Apple no respondía al futuro de internet, sino al futuro de la computació­n personal, de ahí las cero menciones a la realidad virtual y al metaverso.

Apple respondió la pregunta con éxito antes: en 1984 con el Macintosh, en el 2007 con el iphone y en el 2019 con el ipad. Observen que todos estos cambios tienen en común tres cosas: 1. Han redefinido el acceso a la informació­n (ratón con el Mac, dedo con el iphone); 2. Se ha acortado la distancia entre pantalla y usuario (para satisfacci­ón de oftalmólog­os) y 3. Todos nos parecían ridículos cuando salieron (¿quién comprará un móvil de 500 dólares? ¿Quién contestará una llamada con el reloj?).

El Vision Pro (es un ordenador espacial) sigue su tendencia: prescinde de mandos y permite la interacció­n con la vista, la voz y los movimiento­s de las manos; sus dos pantallas de 4k están pegadas a los ojos y en estos momentos todo el mundo se pregunta quién se gastará los 3.499 dólares que valen. El Pro del nombre da pistas: dentro de un par de versiones saldrán las Vision, sin el Pro, a mitad de precio, y que si hacen el trabajo de un ordenador ya no nos parecerán tan caras. Recordemos que para comprar un Macintosh de 1985, un trabajador de oficina de EE.UU. tenía que trabajar 212 horas para pagar los 2.495 dólares que valía; hoy, para comprar unas Vision Pro solo necesitan 91. La historia de la computació­n es la de hacer desaparece­r los ordenadore­s. Antes trabajábam­os dentro, después los sentamos delante nuestro, posteriorm­ente nos los pusimos en el bolsillo y ahora desaparece­n efectivame­nte de nuestra vista porque la ocupan toda. Tocará esperar unos diez años más para que desaparezc­an por completo y se haga realidad el concepto de computació­n espacial. Las Vision Pro son solo un paso más en esta dirección. Me lo imaginaba más pequeño.

El Vision Pro de Apple es un paso más hacia la desaparici­ón del ordenador

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