Residuos eléctricos valiosos
ACS Recycling cumple diez años dando una segunda vida a la materia prima de aparatos electrónicos de empresas
Su padre, Cristóbal González, que ya trabajaba en el sector de la recogida de residuos y chatarra, tuvo una visión clara: en un mundo tan tecnológico, cada día habría más residuos eléctricos. Dio en la diana y hace diez años fundó ACS Recycling en Sant Quirze del Vallès, una empresa que no para de crecer, experta en la gestión, el tratamiento y el reciclaje en una planta propia de residuos eléctricos y electrónicos (RAEE) de empresas e industrias, de donde extraen diferentes materias primas.
Sus hijos han tomado el relevo de la firma. Cristóbal González, de 31 años, es el actual director general, mientras que su hermano Víctor, de 29, es el director comercial y se sienten orgullosos de combatir la crisis climática. “Recuperar y tratar bien los RAEE empresariales o industriales es esencial porque tienen un impacto muy fuerte en el medio”, apuntan.
Según la Agencia de Residuos de Catalunya, solo se reciclan un 20%. La mayoría acaban en países en vías de desarrollo o en vertederos. En esa tesitura, los directivos tienen claro que “aún queda mucha pedagogía por hacer, hay que mejorar el diseño de origen para que sean más fáciles de reciclar”. Lamentan un contrasentido: “tenemos cero ayudas de la Administración”. Aseguran que tratan el reciclado de forma integral. En el caso de un aparato de aire acondicionado, por ejemplo, además de tratar el plástico y el aluminio, procesan el gas que lleva dentro, y el aceite, que son muy contaminantes. Uno de sus puntos diferenciales es que van a buscar los residuos electrónicos a las empresas y ofrecen “un servicio integral para los clientes. Así optimizamos sus procesos, reducimos los costes y obtenemos la máxima valorización”, dice Víctor González.
En el 2020 recogieron y trataron 2.000 toneladas. El crecimiento es constante. Durante el 2022 se han consolidado como líderes en el reciclaje y tratamiento de los RAEE, tanto en Catalunya como a nivel estatal, ya que han recolectado y recuperado 4.366 toneladas de cerca de 700 empresas. Entre otros, les dan una segunda vida a cajeros automáticos, aires acondicionados, impresoras, paneles fotovoltaicos, ordenadores, móviles, aparatos médicos o congeladores. “Contamos con una cincuentena de trabajadores. Reciclamos un 90% del producto y, manualmente y con mucha pericia, extraemos, principalmente plástico y hierro (un 85%), seguido de aluminio, cobre, cristal y madera y, en proporciones muy mínimas, metales más valorados como el oro”, apunta Cristóbal González. La facturación ha pasado de un millón de euros en el 2016 a casi 3,2 en el 2022. La previsión para este 2023 “es crecer un 20%”, augura Cristóbal. El plan de expansión también se nota en las instalaciones, ya que han pasado de 8.000 m2 a 11.000 m2, con la compra de dos naves anexas.
La compañía facturó 3,2 millones de euros en el 2022 y prevé crecer un 20% en el presente ejercicio