El escaparate es el Govern
El pasado viernes escribíamos que Esquerra estaba a punto de tomar decisiones trascendentales después del paso atrás que supusieron sus resultados en las elecciones municipales. Tras las reflexiones de rigor, la dirección de ERC ha visto claro que la gran oportunidad de volver a recuperar el voto perdido es aprovechar el escaparate que le supone dirigir el Govern de la Generalitat. La legislatura catalana acaba de superar el ecuador y estos dos primeros años han estado marcados por la crisis entre ERC y Junts, que provocó la salida de estos de la Generalitat, y por las difíciles relaciones con el Gobierno central para lograr indultos a los presos independentistas y después la reforma del Código Penal. Ha habido demasiado ruido que ha entorpecido la labor del equipo de Pere Aragonès. También la proximidad de las municipales había agarrotado a la dirección republicana, temerosa de tomar decisiones que fuesen impopulares entre sus bases.
Ahora, al margen de las elecciones del 23-J, Esquerra tiene todo lo que le resta de legislatura hasta febrero del 2025 para intentar transmitir la imagen de que puede y de que sabe gobernar.
Para ello era importante reparar las cosas que no habían ido todo lo bien que debieran y aportar experiencia al Consell Executiu. Y nada mejor que recuperar a Anna Simó y Ester Capella, que ya saben lo que es formar parte del Govern. El cambio de Acció Climàtica es menor porque el nuevo conseller, David Mascort, ya tenía un peso muy decisorio en el departamento.
Los republicanos deberían valorar que es cierto que perdieron votos en las municipales pero estos no fueron a parar a sus rivales. PSC, Junts, los comunes y la CUP también registraron pérdidas. La única manera de recuperar la línea ascendente que tenía Esquerra estos últimos años pasa por intentar gobernar bien a pesar de su minoría parlamentaria.
Y que el ciudadano perciba que, más allá del objetivo, lejano o no, de la tan anhelada independencia a la que dicen aspirar, existe un gobierno que trata de resolver los graves problemas que tiene Catalunya y que en los últimos años parecía que no preocupaban a nadie.