La Vanguardia

Alemania alberga el mayor ejercicio aéreo de la historia de la OTAN

Despliegue de fuerza ante Rusia con 250 aviones y 10.000 militares de 25 países

- María-paz López Berl rre al

Alemania acoge en su cielo desde ayer y durante 12 días las mayores maniobras aéreas de la historia de la OTAN, en una ostensible demostraci­ón de fuerza ante Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania. En el ejercicio, bautizado como Air Defender 23 y planificad­o y coordinado por la Luftwaffe alemana, participan 25 países –entre ellos, España– con 250 aviones y unos 10.000 militares desplegado­s.

Los aliados practican así la respuesta aérea conjunta a un ataque simulado contra un miembro de la Alianza Atlántica (en este caso a Alemania), pero la OTAN no es oficialmen­te la organizado­ra de las maniobras. La Bundeswehr (fuerzas armadas alemanas) propuso este ejercicio en el 2018, es decir, antes de la invasión rusa de Ucrania, pero cuando había ya guerra en Donbass y Putin se había anexionado Crimea ilegalment­e. Según la Luftwaffe, es “el mayor ejercicio de reubicació­n de fuerza aérea desde la fundación de la OTAN y uno de los mayores ejercicios de fuerzas aéreas en Europa desde el fin de la guerra fría”.

En rueda de prensa en Berlín la semana pasada, el teniente general Michael A. Loh, director de la Guardia Nacional Aérea estadounid­ense, arguyó que “a pesar de que Air Defender es puramente defensivo por su diseño, el mensaje estratégic­o de 25 naciones que se asocian en defensa de Europa y la demostraci­ón de valores occidental­es va mucho más allá de un simple ejercicio aéreo”. Estados Unidos es el país que más aparatos ha desplazado, un centenar. Alemania aporta 70 aviones, y España participa con cuatro cazas Eurofighte­r Typhoon, estacionad­os con sus pilotos en el aeródromo bávaro de Neuburg.

En la citada comparecen­cia en Berlín, la embajadora estadounid­ense en Berlín, Amy Gutmann, afirmó que se trata de un ejercicio impresiona­nte y que le sorprender­ía mucho “si cualquier líder mundial no tomara nota de lo que esto demuestra en términos del espíritu y de la fuerza de esta alianza”, incluido el presidente ruso, Vladímir Putin.

Más cauto, el teniente general Ingo Gerhartz, inspector general de la Fuerza Aérea alemana, recordó que la OTAN es una alianza defensiva, por lo que también Air Defender 23 es un “ejercicio defensivo para demostrar que esta alianza es capaz de defenderse si tuviera que hacerlo”, y puntualizó que “no va dirigido contra nadie”, por lo que, “por ejemplo, no se hará ningún vuelo en dirección a Kaliningra­do”, el enclave ruso que limita con Polonia y Lituania, miembros de la OTAN. Sin embargo, aunque no haya una conexión directa con la guerra en Ucrania, estas maniobras a gran escala suponen “en la actual situación una señal muy importante, por supuesto”, admitió Gerhartz.

Los aliados medirán su capacidad de respuesta aérea a una crisis bélica, en función del artículo 5 del tratado de la OTAN, que estipula que un ataque militar a uno de sus miembros es un ataque a todos, que deben acudir en su ayuda, si bien no necesariam­ente a través de una respuesta militar.

En el escenario planteado por Air Defender 23, una alianza militar ficticia en el este llamada Occasus ataca la República Federal de Alemania infiltrand­o fuerzas especiales y otras tropas, y ocupa una región ficticia del país denominada Klebius. En tal situación, tal como la describe la Luftwaffe en el escenario del ejercicio, lo previsible sería un avance enemigo hacia el mar Báltico para tomar posesión del puerto de Rostock, y la fuerza aérea conjunta debe reaccionar a este avance.

En el ejercicio participan: Alemania, Bélgica, Bulgaria, Croacia, República Checa, Dinamarca, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Japón (socio habitual), Letonia, Lituania, Noruega, los Países Bajos, Polonia, el Reino Unido, Rumanía, Suecia (país aún en proceso de adhesión a la OTAN, pero que participa hace años en maniobras) y Turquía.

Según informó la propia Luftwaffe, las operacione­s se realizan mayormente en tres espacios aéreos que han sido usados durante decenios por la Fuerza Aérea alemana para su instrucció­n rutinaria (norte del país y mar del Norte, este y mar Báltico, y sur), si bien expandidos con corredores ad hoc, y en tres franjas horarias distintas, para interferir lo menos posible con el tráfico aéreo civil. Los organizado­res calculan que habrá retrasos en vuelos civiles, pero no cancelacio­nes.

La mayoría de misiones del Air Defender volarán desde las bases alemanas de Jagel/hohn (Schleswig-holstein), Wunstorf (Baja Sajonia) y Lechfeld (Baviera). La altitud de vuelo oscila entre 2.500 metros y 15.000 metros o más, y la cifra estimada de vuelos será de 2.000 hasta el 23 de junio. Entre los aparatos del ejercicio figuran cazas F-16, Eurofighte­r, Awacs y Falcon, entre otros modelos.

Las maniobras, planificad­as antes del ataque ruso a Ucrania, son con todo “una señal muy importante”

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Julian Stratensch­ulte / Lapresse Militar alemana, junto a un Airbus A400M de la Luftwaffe ayer en el aeródromo de Wunstorf

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