Una sociología de la libertad
ALAIN TOURAINE (1925-2023) Sociólogo
Con la desaparición de alain touraine se desvanece la materialidad de la extraordinaria generación de científicos sociales franceses que innovaron el pensamiento mundial en el último tercio del siglo XX.
touraine siguió escribiendo y publicando hasta sus 97 años, con algunas contribuciones notables como su libro El fin de las sociedades (2015). su influencia se sintió por doquier, sobre todo en aquellos países orientados hacia el cambio social, tales como américa Latina, italia, españa, Portugal, los países árabes, Quebec o europa oriental. en Francia gozó de prestigio y respeto, con distinciones múltiples y una cuarentena de libros.
Fue un intelectual público involucrado en los debates de su tiempo, siempre distante de los aparatos de partidos al tiempo que defensor decidido de los derechos humanos y solidario consecuente con los movimientos sociales, en particular con el feminismo, el antirracismo, con los estudiantes y con las culturas subyugadas, estudiando a fondo el movimiento occitano y simpatizando con Catalunya.
Precisamente por esa implicación en la transformación social fue atacado y discriminado por los sectores académicos conservadores, en particular tras el movimiento de mayo de 1968, que vivió en las barricadas. aun así, su brillantez intelectual le permitió ejercer cátedra desde su seminario en la escuela de altos estudios en Ciencias sociales de París, una de las mas respetadas instituciones de investigación y doctorado en el mundo, donde formó a generaciones enteras de sociólogos con influencia significativa en múltiples países.
Su producción intelectual fue vasta y multicromática. Empezó estudiando el impacto del cambio tecnológico en la organización de las fábricas Renault, de ahí pasó al análisis de la formación de la conciencia obrera en el sindicalismo y luego al estudio de los movimientos sociales en Francia, en América
Solidario con culturas subyugadas, estudió a fondo el movimiento occitano y simpatizó con Catalunya
Latina y en muchos países, para terminar enfocándose en la transformación cultural, en particular enfatizando el papel del movimiento feminista.
Pero, aun siendo un excelente investigador empírico, su proyecto fundamental siempre fue teórico. Aspiraba a desplazar la influencia del funcionalismo estadounidense o el estructuralismo francés mediante una nueva sociología: el accionalismo (1965), centrada en proponer que la definición de los objetivos de la acción social por sus propios actores, en contradicción con intereses y valores dominantes en las instituciones, constituye la palanca esencial para la formación de dichas instituciones, en un movimiento continuo entre la producción de la Sociedad (1973), la reproducción de las normas sociales y su descomposición en la medida en que los nuevos proyectos que surgen de los actores individuales y colectivos no acaban de constituir un nuevo orden pero tampoco reproducen el existente.
Así se pone en cuestión nuestra capacidad de vivir juntos (1997), desintegrando gradualmente el orden social. Ese era su diagnóstico en sus últimos años, pero siempre sin renunciar a la esperanza de nuevos proyectos que reinventen la vida. Para eso lo esencial es el surgimiento del Sujeto, que es plural, es decir, actores colectivos en torno a proyectos de nuevos valores capaces de crear una nueva sociedad.
De ahí la importancia de la sociología de Touraine: es la única que explica cómo se produce la sociedad, por cambio positivo en ruptura con formas obsoletas. Las otras teorías parten de la permanencia de normas e instituciones y estudian cómo esas normas rigen nuestras vidas. Pero, ¿de dónde vienen esas normas? ¿Y cómo se pueden cambiar? Por eso el análisis de la producción de la sociedad es necesariamente una sociología de la Libertad.