La Italia de los años de plomo
Mario Calabresi reivindica a su padre y a otras víctimas del terrorismo en ‘Salir de la noche’
El 15 de diciembre de 1969, periodistas, vecinos y policías se amontonaron en el despacho del comisario Luigi Calabresi. De su ventana, situada en un cuarto piso, había caído el anarquista Giuseppe Pinelli, al que ese día se interrogaba. Se le acusaba de participar días antes en un atentado con bombas en la Piazza Fontana de Milán. El agente demostró su inocencia ante las autoridades. Tenía coartada: no estaba en las dependencias policiales. Pero no importaba lo que dijera. Ese día, le juraron venganza.
Tres años después, la mañana del 17 de mayo de 1972, fue asesinado a tiros por miembros de la organización de extrema izquierda Lotta Continua. Su muerte alteró el curso de los acontecimientos políticos y cambió la historia del país, que se adentró en uno de sus periodos más oscuros, los años de plomo.
Uno de sus hijos, Mario Calabresi, exdirector de los diarios La Stampa y La Repubblica, recoge la crudeza de esa época en Salir de la noche (Libros del Asteroide), un libro que dedicó a su padre y a las víctimas del terrorismo y que llega ahora a las librerías en español.
“Llevo toda mi vida recolectando información sobre el asesinato de mi padre. Sabía que si algún día me animaba a escribir un libro sería sobre esto. No hay demasiados que hablen de las víctimas y sus cicatrices. Cuando este volumen se publicó en Italia, era el primero con este enfoque. Me pareció revelador, a la par que sorprendente. Su publicación animó a que surgieran otros, pero siguen siendo muy pocos”, explica el periodista a La Vanguardia durante su visita a Barcelona.
En sus páginas, investiga el caso de su padre y relata el acoso al que fue sometido. “La gente dice que las noticias falsas son cosas de internet. Yo me río cada vez que escucho eso. Mi padre sufrió una de las campañas de desinformación más potentes que se recuerdan en Italia y que derivó en su muerte”, lamenta.
Aunque con el tiempo se ha acabado arrojando luz al asunto, tanto para Calabresi como para su familia eran importantes dos cuestiones: “Mostrar al mundo que mi padre no tenía responsabilidad en la muerte del anarquista Pinelli y saber quién mató a mi padre. Ambas cosas se han resuelto y, por ello, considero que se ha hecho justicia”, asegura rotundamente, pese a que uno de los implicados, Ovidio Bompressi, fuera indultado años más tarde. “La justicia no es una cuestión privada ni familiar, sino del Estado y de las instituciones. Los indultos son justos siempre que los pida la sociedad. Pero antes de ese proceso, es fundamental que haya verdad, justicia y atención a las víctimas. Sin eso, entonces el indulto se convierte en algo injusto y doloroso”, sentencia.
La necesidad de comprender el porqué de las cosas llevó a Calabresi no solo a elegir la profesión que ejerce sino que, también, a citarse en persona con Giorgio Pietrostefani, el organizador del asesinato. “Logró escapar a Francia y vive ahí desde hace más de veinte años. Me enteré de que estaba muy enfermo y antes de que muriera quería solventar todas mis dudas. Él aceptó siempre que viniera en calidad de hijo y no de periodista. Le prometí que no grabaría
“Los indultos son justos si los pide la sociedad, pero antes debe hacerse justicia”, dice Mario Calabresi
nada y así fue. Solo quería sentir por una vez algo parecido a la paz”.
Pese a lo vivido, el periodista se esfuerza en remarcar la “lección fundamental” que les deja su madre como legado: educarles lejos del odio. “Desde niños nos enseñó que con la venganza no ganaríamos nada, ya que habría destruido nuestras vidas. Y nosotros ya estábamos bastante destruidos como para añadir más dolor”.
¿Se puede pasar página? “Cada uno pasa por un luto diferente pero, a grandes rasgos, sí, siempre que se haga justicia. Mi madre tuvo que hacer un camino diferente, el del perdón. Es una tarea larga que, en su caso, concluyó con la entrega de la medalla al Valor que le entregó hace unos años el entonces presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi. Por primera vez sintió que el Estado no se había olvidado ni de su marido ni de ella”, asegura Calabresi, que no desea a nadie que pase por lo mismo que ellos y tantas otras víctimas. “El debate político ha vuelto a encenderse con la extrema derecha en el tablero, eso es una evidencia. Hay cada vez más protestas en universidades y escuelas, pero no pasa de ahí. Quiero pensar que de esos tiempos tan crudos todos aprendimos algo. Espero seguir pensando esto y no sentirme decepcionado”, concluye.c