La Vanguardia

El fútbol, según Berlusconi

Fútbol El legado del ‘Cavaliere’ al frente del Milan

- Carlos Novo lagong

Silvio Berlusconi, il Cavaliere, fallecido ayer a los 86 años en Milán, cambió el futbol europeo. En sus 31 años como dueño del AC Milan, supo construir una máquina deportiva perfecta que dominó el fútbol de su tiempo. En su largo mandato ganó cinco Champions y ocho scudettos de la Serie A, como piezas de caza mayor.

Personaje poco ejemplar por su conducta humana, Berlusconi fue también todo desmesura en lo futbolísti­co. Compró el AC Milan en 1986, un club que languidecí­a entre escándalos, necesitado de reverdecer viejos laureles, con dos Copas de Europa en sus vitrinas.

La presentaci­ón de Berlusconi ante los tiffosi presagiaba su forma de entender la vida y su modo de hacer en el club. Se presentó en el Área Cívica de Milán bajando de un helicópter­o y a los sones de La cabalgata de las valquirias de Wagner. Pronto iba a tener imitadores. Un año después, Jesús Gil iba a hacer lo mismo en el Calderón con Paulo Futre de la mano.

Berlusconi tuvo instinto y supo darle a su equipo un entrenador desconocid­o, pero avanzado a su tiempo, Arrigo Sacchi, al que conoció del Parma, un club entonces de medio pelo. Sacchi era un gurú de la preparació­n física y del rigor táctico. Carlo Ancelotti, uno de sus jugadores, recuerda que las sesiones eran extenuante­s, entrenando por líneas con los jugadores enlazados por una cuerda para que nadie se despistase al tirar el fuera de juego. Si la elección del entrenador fue una jugada maestra, la de los jugadores no se quedó atrás. Formó el mejor AC Milan de la historia con futbolista­s legendario­s como Baressi,

Berlusconi, controvert­ido, hizo del AC Milan el mejor equipo de su época: ganó cinco Champions

Costacurta, Maldini o los tres tulipanes Gullit, Rijkaard y Van Basten, el mejor goleador visto en muchos años. A ese gran equipo, ya sin Sacchi, pero con su continuado­r Fabio Capello, le siguieron al menos dos plantillas enormes; la primera con jugadores como Boban, Desailly y Savicevic, y la segunda, con Ancelotti en el banquillo, con gente como Kaká, Rui Costa, Pirlo o Shevchenko, siempre con Maldini como nexo de unión.

El primer AC Milan acabó con los sueños de Champions del Real Madrid al eliminar a los blancos dos veces, una con un 5-0 incluido en semifinale­s. El segundo se llevó por delante al dream team de Johan Cruyff al endosarle un 4-0 en la final de Atenas de 1994.

Entre escándalos políticos, sociales y financiero­s, Berlusconi dejó el AC Milan en el 2016. En el 2018 compró el Monza, gastó 200 millones y lo asentó en la Serie A. Ancelotti definía ayer a Berlusconi como “un hombre irónico, leal, inteligent­e y sincero”.

Nadie le discute su condición de visionario. A diferencia de otros personajes, Berlusconi no decía que a él solo le podría juzgar la historia. El mismo se la escribía a través de su imperio mediático.

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