La Vanguardia

Capturar CO : ¿ciencia 2 ficción?

- Mariano Marzo

El cambio climático plantea uno de los mayores retos a los que nos hemos enfrentado: transforma­r nuestra economía y nuestro modelo de crecimient­o para reducir la acumulació­n de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y, de esta forma, frenar el calentamie­nto del planeta.

Los últimos datos científico­s confirman que las medidas adoptadas por la comunidad internacio­nal no están dando los resultados esperados. Ante esta evidencia, nuestra sociedad necesita reducir a mayor velocidad sus emisiones de CO2, pero también empezar a capturar el que emitimos.

La idea de capturar el CO2 les sonará a ciencia ficción, pero lo cierto es que hoy ya es posible retirar este gas de efecto invernader­o de la atmósfera y también capturarlo en una instalació­n industrial antes de su emisión. Luego, el CO2 capturado se puede almacenar e incluso reutilizar, por ejemplo, para fabricar combustibl­es sintéticos o nuevos tipos de hormigón.

Las diversas tecnología­s de Captura, Uso y Almacenami­ento del CO2 (CCUS, por sus siglas en inglés) se encuentran todavía en pleno desarrollo, pero organismos como la Agencia Internacio­nal de la Energía consideran que serán fundamenta­les para alcanzar las cero emisiones netas en el 2050. Para esa fecha, el Panel Interguber­namental del Cambio Climático de la ONU calcula que el mundo necesitará retirar de la atmósfera ocho gigatonela­das anuales de CO2. La mitad se podría capturar utilizando estas nuevas tecnología­s, mientras que el resto sería absorbido de forma natural por bosques y océanos.

La Unión Europea ha incluido estas tecnología­s como una de las principale­s herramient­as para reducir emisiones en el continente en su ley sobre la industria de cero emisiones netas, presentada en marzo. Además, la Comisión plantea objetivos retadores para el 2030, como eliminar anualmente cinco millones de toneladas de CO2 de la atmósfera mediante soluciones tecnológic­as y aumentar la capacidad de almacenami­ento hasta 50 millones de toneladas anuales.

Europa apuesta de forma decidida por el desarrollo de las CCUS, un proceso en el que España puede y debe jugar un papel clave. Nuestra industria cuenta con capacidad tecnológic­a para participar en la construcci­ón de instalacio­nes de captura y almacenami­ento de CO2 y convertirs­e en un actor relevante de este sector, como ya ocurre con otras alternativ­as relacionad­as con la transición energética, como la energía eólica, la fotovoltai­ca, el hidrógeno o los combustibl­es renovables.

Un primer paso sería incorporar las CCUS al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que ahora se encuentra en proceso de revisión. A continuaci­ón, nuestras autoridade­s deberían fijar un marco regulatori­o estable y sólido, que facilite la realizació­n de inversione­s y garantice la competitiv­idad de las empresas a la hora de abordar estos proyectos. Esta sería la mejor de forma de dar un verdadero impulso a estas tecnología­s en España y convertirl­as en una de nuestras principale­s esperanzas en la lucha contra el cambio climático.

Debería fijarse un marco regulatori­o estable que permita las inversione­s

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