Un paso adelante para niños vulnerables
Un grupo de podólogos se unió en el 2019 para crear Feettogether, una asociación que tiene por misión donar calzado infantil adecuado a niños en situación de vulnerabilidad y proporcionar material quirúrgico a orfanatos de países en desarrollo.
El equipo de Feettogether está formado por 153 personas, entre las cuales se encuentran Marta Vinyals, presidenta de la asociación; Carme Viel, tesorera, y Alba Arnés, secretaria de Feettogether, todas ellas podólogas en ejercicio.
A nivel internacional, la entidad realiza cooperación internacional y cuenta con subvenciones del Fons Català de Cooperació al Desenvolupament (FCCD) desde el 2019. Gracias a esta ayuda, Feettogether compra material quirúrgico y medicación que destina a sus actividades solidarias en Madagascar.
Este proyecto se inició en el 2019, cuando Marta Vinyals ya colaboraba con la Associazione Nazionale Piede Torto Congenito, una entidad italiana. Desde entonces, un equipo de cinco personas viaja una vez al año para estancias de 15 días en Nosy Be, en la costa noreste de Madagascar, y a Ambanja, en el norte de la isla. Hasta el momento, el voluntariado se ha realizado dos veces, en el 2019 y el 2022, y entre los dos años, han atendido a un total de 600 niños. Ya tienen programado ir a finales de este año.
La oenegé abre las puertas a quienes quieran colaborar con ellos, pero da prioridad a aquellos que ya han participado en años anteriores y con los que ha establecido vínculos de amistad.
“La gente se piensa que ir de voluntario a Madagascar es chulo, pero la realidad no es así. Allí se duerme en un orfanato”, explica Arnés. Los podólogos pernoctan en un asilo llamado Stella Maris, situado en Nosy Be. En este lugar se encuentran la hermana Josephine, monja, y Damien, sacerdote, que son los encargados de organizar el proceso de cooperación internacional con las entidades, así como las visitas de los pacientes.
Además, realizan asistencia sanitaria en el hospital Saint Damien, en Ambanja. Allí, los podólogos hacen revisiones y operaciones quirúrgicas a todos los niños posibles. De esta manera, ayudan al escaso personal sanitario que hay en la isla.
Durante su estancia allí, viven situaciones muy complicadas y distintas a las que están acostumbrados en Europa. “Piensa que vemos a niños con una esperanza de vida de diez días, posiblemente, y nosotros no podemos hacer nada. Y, todo esto, porque no hay vacunas ni los suficientes recursos sanitarios”, explica Vinyals.
La organización utiliza el método Ponseti como tratamiento para las personas con pie zambo, también conocido como pie equino varo congénito, una deformidad que afecta a aproximadamente a uno de cada 1.000 recién nacidos en España y a una cifra aún mayor en países en desarrollo, donde la incidencia puede llegar a seis o siete de cada 1.000 recién nacidos.
El pie zambo es un defecto de nacimiento que afecta a los músculos y huesos de los pies y provoca que el niño tenga el pie orientado hacia abajo y hacia dentro. Esta anomalía se puede ver en la ecografía de la semana 20 en los países del primer mundo, pero en países en desarrollo no tienen revisión médica cuando la mujer está embarazada. El pie zambo se complica en el momento en que un niño empieza a andar, y, por
Los pequeños pueden nacer con el pie zambo y se trata con el método Ponseti para corregir la deformidad
ello, se corrige esta deformidad en recién nacidos. El objetivo es colocar el pie en la posición más funcional mediante unos yesos seriados y unas férulas ortopédicas.
La atención no se limita a poblaciones del ámbito internacional. La seguridad social no cubre los servicios de la podología en España –en Catalunya sí para los pacientes diabéticos–, por tanto, nadie se ocupa de la salud de los pies de los niños. Alba Arnés y Marta Vinyals, junto a cinco podólogos, van cada seis meses a centros de acogida del Maresme y Barcelona y a centros residenciales de acción educativa (CRAE).
De esta manera, aquellos que no tienen recursos para acceder a un podólogo pueden ser atendidos. “Es muy difícil ir allí. Ves a niños que han sufrido abusos sexuales, que han sido maltratados e incluso bebés que tienen síndromes de abstinencia por drogas”, explica Arnés.c