Celia Rico: “Aún creemos que las personas solas son infelices”
Málaga presenta el filme sobre un verano entre madre e hija
Ani (Adriana Ozores) vive su viudedad tranquila en su casa de campo. Pasea con su perro, pinta las paredes, lee y disfruta de lo cotidiano. Hasta que se cae y se rompe una pierna. Su hija, Teresa (María V·zquez), viaja desde Madrid y se instala con su madre para echarle una mano durante la recuperación.
La chica contrata a unos pintores para que acaben la tarea que Ani ha dejado a medias. Los pequeños amores, que se ha proyectado en el festival de M·laga y que llegar· el viernes a las pantallas españolas, es una pausada reflexión sobre las relaciones entre madres e hijas, un canto a la soledad deseada y una reivindicación de la amistad intergeneracional.
Su directora, Celia Rico, y sus protagonistas, Ozores y V·zquez, charlan con La Vanguardia sobre este filme que “habla de vivir sola, de tener una madre, de tener una hija o del paso del tiempo, y reflexiona también sobre a dónde nos han llevado las decisiones que hemos tomado, qué es lo que est· por venir o cómo encajamos las cosas que nos pasan y que no eran las que esper·bamos”, señala la directora de Los pequeños amores.
Entre Ani y Teresa hay un cariño evidente, pero que no se llega a plasmar a través de las palabras. Madre e hija tienen mucho que decirse, pero no se lo dicen, porque Rico quería también “abordar esas conversaciones que nos cuestan”. “Yo tenía el deseo de filmar una de esas conversaciones que est·n latentes, de las palabras que no llegan a surgir”, añade la directora.
Pero la distancia provocada por la incomunicación se va desvaneciendo y las dos mujeres se acercan poco a poco, de forma sutil. El joven pintor que trabaja en la casa, interpretado por Aimar Vega, servir· como catalizador para que se produzca el acercamiento y también para que madre e hija aprendan a disfrutar de lo que la vida les ha regalado.
“Ani ha tenido sus amores, ahora es feliz con su casa, su perro, sus paseos. Disfruta de su soledad y eso es lo m·s importante, desestigmatizar la soledad, porque existe todavía el tópico de que las personas que est·n solas son infelices, sobre todo si son mujeres, y eso en muchos casos no es real”, señala Ozores.
También Teresa est· sola. A sus 42 años mantiene una relación con un hombre casado que sabe que no le llevar· a ningún sitio, pero “gracias a la relación de amistad que entabla con el pintor comprende que son muchas las cosas que todavía est·n por venir”, añade V·zquez, quien ha tenido que “contenerse” para interpretar a esta pausada Teresa después de la energía que desplegó en Matria, su anterior película.
Los pequeños amores, que compite por la Biznaga de Oro, es una película pausada y deliciosa para aprender a valorar los regalos de la vida cotidiana. ●
María Vázquez se instala a vivir con su madre, viuda (Adriana Ozores), que se ha roto una pierna