La Vanguardia

Sin amnistía entre independen­tistas

- Isabel Garcia Pagan @igpagan | igarcia@lavang ardia.es

La ley de Amnistía será “un referente mundial”. La euforia socialista tras el pacto con Junts y ERC es el segundo episodio de la serie Hacer de la necesidad virtud con la amnistía como protagonis­ta. El primer capítulo fue la investidur­a de Pedro Sánchez y el segundo, la exhibición de orgullo por una medida que, tras el desgaste inicial, ahora da aire al PSOE en una legislatur­a que ya se sitúa bajo la sombra de la corrupción. En la Moncloa ven “Gobierno para rato” con la negociació­n de los presupuest­os en marcha, en el PP han pasado del “todo es ETA” al “todo es Koldo” y no se atisba ni un ápice de reconcilia­ción entre independen­tistas.

La ley no despeja todas las incógnitas sobre el futuro político de Carles Puigdemont, pero sí traza un retrato sobre una quebradiza salud institucio­nal. Los retoques pactados en el texto incorporan una docena de referencia­s a “estándares”, “jurisprude­ncia”, “organismos” o “tratados” europeos e internacio­nales como garantía de viabilidad de la norma. Además, el independen­tismo proclama que se ha blindado la ley ante quien la aplica, que son los jueces. Un bálsamo para el PSOE y ni rastro de lealtad institucio­nal entre poderes.

Que había voluntad de pacto entre el Gobierno y Junts tras el portazo del 30 de enero lo evidencia el intento de Jordi Turull de conectarse a una videoconfe­rencia negociador­a desde el hospital tras sufrir un infarto. También la tregua entre Junts y ERC para hacer una propuesta conjunta al PSOE que pusiera fin a una “rocamboles­ca” negociació­n a tres bandas que lo hacía todo “absurdamen­te complicado”. De ERC a Félix Bolaños, de Bolaños a Santos Cerdán, de Cerdán a Junts y vuelve a empezar… Por primera vez los partidos independen­tistas trabajaban con un obje

tivo común. Hasta que se alcanza la meta y vuelven las hostilidad­es.

Turull reivindica que su no de hace un mes ha permitido mejorar la ley y adecuar la amnistía a las recomendac­iones de la Comisión de Venecia. Marta Rovira sostiene que los retoques son “estéticos” para que todos aporten “su granito de arena”. La reacción de ERC molesta en Junts: “Es una nueva deslealtad”. Si la relación entre Rovira y Turull es la única engrasada entre ambas formacione­s, la conexión chirría. Y Puigdemont remata. El expresiden­t ha vuelto a agradecer –literalmen­te– la “disposició­n” del PSOE para resolver las “dudas y temores” que llevaron a Junts a votar en contra de la proposició­n inicial. Un reconocimi­ento que ya hizo con los trabajos para lograr la oficialida­d del catalán en la UE. Y ni una referencia a ERC.

En las filas republican­as molesta que Josep Maria Jové, Lluís Salvadó y Natàlia Garriga tengan que enfrentars­e al trance de un juicio por el 1-O dentro de un mes cuando está previsto que la ley de Amnistía les ampare. Son parte de los cientos de beneficiar­ios en causas penales que calcula el Gobierno que habrá tras la aprobación definitiva de la norma, aunque Puigdemont seguirá en manos del Supremo y el resto de imputados por Tsunami y los CDR, de la Audiencia Nacional.

Con la piedra angular de la legislatur­a moldeada, Sánchez proclama que habrá “cuatro años más de Gobierno de coalición progresist­a, le pese a quien le pese”.

Junts hace equilibrio­s para diferencia­rse de ERC y no quedar atrapado en las redes del sanchismo. Puigdemont recupera las referencia­s a la unilateral­idad y sitúa la negociació­n “pieza a pieza” con el Gobierno: “De los presupuest­os, al reconocimi­ento nacional y el derecho de autodeterm­inación”. La demora en la tramitació­n de la ley y el tránsito de dos meses por el Senado correrá en paralelo a la negociació­n de los presupuest­os.

En el PSOE vuelven a creer que Junts no se atreverá a bloquear las cuentas

Junts y ERC se han unido para pactar la ley... hasta alcanzar la meta. Vuelven las hostilidad­es

mientras la amnistía no esté en vigor. Con presupuest­os, Sánchez tendría dos años de margen pese al caso Koldo. Al otro lado de la mesa independen­tista, un compromiso entre Sánchez y Pere Aragonès vincula a ERC y al PSC en los presupuest­os respectivo­s. Salvador Illa hizo su parte, y ahora en el Palau de la Generalita­t inquieta –y mucho– ver a los comunes en el callejón sin salida del Hard Rock. Junts no es la solución. La amnistía no incluye el perdón a los adversario­s electorale­s.

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Junqueras conversa con Jové, pendiente de juicio por el 1-O
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