La Vanguardia

Puigdemont soñó con ser astronauta

- Màrius Carol

Carles Puigdemont se niega en redondo a cerrar la carpeta del procés. Este episodio se nos ha hecho insoportab­lemente largo a los catalanes. El expresiden­t podrá decir, con razón, que a él más, pero los ciudadanos están saturados de escuchar discursos excesivame­nte emocionale­s, que nos sitúan a un palmo de la gloria y que se quieren teÒir de épica. Tres frases pronunciad­as en Elna ilustran estas afirmacion­es: “Esta vez lo vamos a hacer mejor”, “hoy comienza la cuenta atrás”, “hay que acabar el trabajo iniciado en el 2017”. Puigdemont presumió de la amnistía que el Gobierno ha acabado aceptando, aunque antes la considerab­a inconstitu­cional, y pronosticó “un referéndum de autodeterm­inación en esta legislatur­a” si resulta investido, pues el argumento del Ejecutivo espaòol es el mismo. Y puesto a sacar pecho, se identificó sin citarlo

Hoy no es aconsejabl­e pedir la luna, sino ser un pragmático en la Tierra

con Teseo, capaz de vencer al Minotauro: “Hemos arrastrado al Estado a la posición que defendíamo­s”.

Nadie le puede negar que el discurso del jueves fue potente y bien estructura­do. Lleva seis aòos y medio pensándolo y en algunos momentos creyó que nunca lo iba a formular. Pero la historia juega con sus propios dados y el azar ofrece oportunida­des. Lo que resulta imprescind­ible es saber qué apuestas hay que hacer y cuáles no, cuando el viento sopla de cara.

Por momentos, sus palabras sonaron un poco vintage, pero hay que entender que el tiempo pasa a otra velocidad cuando uno se encuentra expatriado. A menudo transcurre con la blandura de un reloj daliniano. La sociedad catalana es lo suficiente­mente plural como para que la receta sea otra taza más de procés. No estamos en el mismo punto que cuando huyó en un coche con destino a Bruselas. Catalunya se ha rehecho y hay mucha gente que tuvo un sueòo que hoy tiene los pies en el suelo y quiere un país mejor, pero sin aventuras que lo conduzcan al abismo. La misma UE que Puigdemont alabó por sus avances en el reconocimi­ento del catalán tiene dos guerras a sus puertas y no desea más tensiones de soberanía.

El expresiden­t soòaba de niòo con ser astronauta coincidien­do con el alunizaje de Apollo 11. Pero hoy no es aconsejabl­e pedir la luna, mejor ser un pragmático en la Tierra. ●

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