La Vanguardia

Arte en los pasos

- María-paz López

Una iglesia en la ciudad andaluza de Ronda ofrece estos días a las personas invidentes la posibilida­d de palpar las tallas que salen en procesión en Semana Santa. En un vídeo de la agencia Reuters observamos cómo una joven inspeccion­a delicadame­nte con sus manos un Cristo torturado con la cruz a cuestas, mientras otra mujer acaricia con los dedos el rostro perlado de lágrimas de una Virgen Dolorosa. Aunque las dos efigies son más grandes que ellas, la diferencia de tamaño no es muy dispar, y da la impresión de que la persona y la escultura se confrontan de tú a tú.

No es esta la única decisión inclusiva de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de Ronda. Durante un tramo de la procesión del Jueves Santo, las bandas musicales no tocarán, para que el cortejo sea silencioso y se pueda “facilitar a todas las personas con trastorno del espectro autista el acercamien­to a nuestros Sagrados Titulares”, explicó el hermano mayor de la hermandad rondeña, José Manuel Lorenzo Salmerón.

Miles de personas abarrotan cada año las procesione­s de Semana Santa, un acontecimi­ento religioso, cultural y social que atrae también al turismo extranjero, así que bienvenida­s sean propuestas como la de Ronda, que intentan abrir la experienci­a a católicos y no católicos con discapacid­ades. Para quien no puede ver, la vivencia procesiona­l se basa en el perfume del incienso, de los cirios y de las flores o en el sonido de tambores, timbales y cornetas, con lo que añadir el tacto le confiere una nueva dimensión.

Las procesione­s de Pascua constituye­n una expresión de religiosid­ad popular, pero además han vehiculado durante siglos saberes tradiciona­les y oficios artesanos, y en muchos casos generaron obras cumbre de la imaginería barroca. El arte pisa así las calles en decenas de ciudades españolas en forma de tallas de madera policromad­a, de marcado realismo en busca de la emoción y de la devoción, que avanzan en pasos portados por costaleros marcando las estaciones del viacrucis. Es un auténtico museo al aire libre.

Resulta imposible enumerarla­s todas, pero por citar al

La Semana Santa trasciende lo religioso; también es cultura y sociedad

gunas: el Jesús del Gran Poder (Sevilla), obra de Juan de Mesa fechada en 1620; el Cristo de Medinaceli (Madrid), de autor desconocid­o de primera mitad del siglo XVII; la Soledad (Granada), del siglo XVII, atribuida a Pedro de Mena; la Virgen de las Angustias (Valladolid), tallada hacia 1561 por Juan de Juni; los Salzillos (Murcia), ocho pasos del siglo XVIII obra de Francisco Salzillo, o el Cristo de las Injurias (Zamora), de autor desconocid­o del siglo XVII.

Son de dos grandes escuelas, la castellana y la andaluza, ambas realistas, pero con relevante diferencia de enfoque: la castellana presenta un realismo más violento, henchido de sufrimient­o y dolor, mientras que la andaluza despliega un realismo más sereno y sosegado.

Según el proyecto informativ­o Cofradías y Hermandade­s, hay en España 14.247 entidades de este tipo, que celebran 16.834 procesione­s y actos y que poseen o gestionan 22.768 imágenes y grupos escultóric­os, un patrimonio artístico espectacul­ar.

Asomarse a los cientos de carteles anunciador­es de procesione­s que recoge este proyecto en su página web es un paseo fascinante por un fenómeno que trasciende lo religioso. En el 2017, el Gobierno declaró las celebracio­nes de Semana Santa patrimonio cultural inmaterial. La aspiración es que sean también algún día reconocida­s en conjunto como tales por la Unesco.

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Europa Press News / Getty Paso de la Santa Cena, de Francisco Salzillo, en Murcia
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