Adiós a Silvia Tortosa, la señora
La versátil actriz y presentadora catalana fallece a los 77 años y nos lega algunas películas memorables
Silvia Tortosa publicó en el 2007 unas memorias que tituló Mi vida oculta. Pocas intérpretes han tenido, sin embargo, a pesar de lo que dice el título de su libro, una vida más pública y notoria que la suya. Una vida múltiple, bajo los focos. Incluida su presencia en las revistas del corazón. La siempre bella actriz, que ha fallecido a los setenta y siete años, brilló con luz propia a lo largo de su dilatada carrera, tanto en teatro como en cine y televisión. Ha sido chica de destape; carismática presentadora de programas en la pequeña pantalla, como el inolvidable Aplauso de finales de los setenta, y también trágica de calado al servicio de autores de reconocido prestigio. Llegó incluso a tener su propio canal de Youtube. Lo ha sido todo frente a las cámaras, aunque para uno siempre será La señora, el drama que la actriz protagonizó a las órdenes de Jordi Cadena en 1987, y donde interpretaba con aplomo a una mujer obsesionada por la muerte de su esposo. La Generalitat la reconoció con un premio por esta interpretación, al igual que siempre la ha reconocido el aplauso del público.
La trayectoria de Silvia Tortosa es dilatada. Tras pasar por la Escola Massana, de Barcelona, donde estudió dibujo, y de formarse como actriz en el Institut del Teatre de la misma ciudad, arrancó su carrera frente a las cámaras a las órdenes del inefable Ignacio F. Iquino, con un título suficientemente elocuente como es La tía de Carlos en minifalda, rodada en 1966. Tortosa apenas tenía 19 años. Luego seguirían películas con clara voluntad comercial, cada vez más decantadas a lo que dio en llamarse cine de destape. Con títulos como Clímax (1977) de Francisco Lara Polop, por citar solo algunas películas que la encumbraron junto a otras actrices del momento, como María José Cantudo o Bárbara Rey, como reinas del destape o, en clave más política, musas de la transición.
De esta primera época cabe destacar Pánico en el Transiberiano (1972) de Eugenio Martin, un filme de terror en el que Tortosa compartió protagonismo con Christopher Lee, el mejor Drácula de la historia, y Peter Cushing, el mejor Sherlock Holmes. Pero sería en el teatro donde Silvia Tortosa se labraría una profesión hasta dar el paso a un cine más comprometido y artísticamente ambicioso, con títulos como Asignatura pendiente (1977), de Garci.
En todo ese tiempo no fue ni mucho menos ajena a la televisión en su doble faceta de presentadora y actriz. Como presentadora ya hemos recordado Aplauso, que presentó entre los años 1978 y 1981. Pero por lo que muchos de sus coetáneos de generación la recuerdan es por su intervención en el siempre recordado Estudio 1, un programa televisivo consagrado al gran teatro. También participó en series tan populares como
Fue una ‘musa de la transición’, pero por encima de todo, una gran actriz dotada de enorme expresividad
Curro Jiménez, La huella de un crimen y Farmacia de guardia, entre muchas más. En ese mismo medio, encarnó a la baronesa Thyssen en Tita Cervera, la baronesa (2011). Nunca perdió su versatilidad ni la sonrisa a la hora de afrontar cualquier papel –cualquier trabajo– que le tocara en suerte.
Su azarosa vida sentimental, especialmente en aquella España poco acostumbrada a la libertad, marcó su presencia en las revistas del corazón. Su estilo como actriz, algo mucho más fundamental para la posteridad, se puede caracterizar por la palabra versatilidad. Silvia Tortosa pasaba con facilidad de papeles dramáticos a roles más bien cómicos, incluso superficiales. Expresividad y emotividad también la definen como intérprete: dos condiciones que se enmarcan en un tono de voz denso, proclive a la confidencia. Ha sido una actriz, en definitiva, de una belleza ardiente. Con una presencia magnética. Sus cualidades la convierten con facilidad en un ser mítico, único. ●