La Vanguardia

Transición energética desequilib­rada

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Nadie dijo que sería fácil. La transición hacia un modelo energético descarboni­zado, libre –en su mayoría– de los combustibl­es fósiles que impregnan la vida desde hace más de un siglo, es el principal desafío al que se enfrenta el mundo para combatir el calentamie­nto del planeta. Cada país afronta diferentes dificultad­es en ese camino hacia la generación de energías limpias. España también, por supuesto. Pero no hay dudas de que, más tarde o más temprano, el objetivo se logrará.

El sector energético español ha asumido con gran energía, valga la redundanci­a, ese proceso de transición hacia el modelo ecológico del futuro. En el 2023 se alcanzó un avance histórico. Más de la mitad de la demanda del conjunto del sistema eléctrico del país, en concreto el 54,9%, se cubrió con la generación de energías renovables. Esto se explica por el gran esfuerzo inversor realizado durante los últimos cuatro años, en los que la implantaci­ón de energías renovables en el sistema eléctrico nacional ha crecido un 40%, sobre todo gracias a la solar fotovoltai­ca, que ha triplicado su potencia, seguida de la eólica.

La transición energética no solo tiene beneficios para la sostenibil­idad. Si se continúa por el camino ahora iniciado, España tiene la gran oportunida­d de disponer de una mayor autosufici­encia energética a bajo coste, sobre la base de sus propios recursos naturales, como son el sol y el viento, y de poder aprovechar esa ventaja competitiv­a para impulsar la reindustri­alización del país.

Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el 2030 el 81% de la electricid­ad deberá ser generada con energías renovables, principalm­ente fotovoltai­ca y eólica. Eso supone un esfuerzo inversor adicional de 294.000 millones de euros para alcanzar ese objetivo. La transforma­ción energética puede proporcion­ar un crecimient­o adicional del PIB del 2,5% y generar medio millón de puestos de trabajo hasta el 2030, según estima el Gobierno.

Lograr que el 81% de la electricid­ad sea generada por energías renovables en el 2030 exige, sin embargo, corregir algunos de los desequilib­rios que se producen en el mercado. Actualment­e, por ejemplo, gracias a las energías renovables y al descenso del precio de las energías fósiles se ha conseguido que el coste de producción de la electricid­ad se haya reducido considerab­lemente. Tanto es así que ahora puede desincenti­var, por falta de rentabilid­ad, las nuevas inversione­s necesarias en energía fotovoltai­ca o eólica. Por eso desde el sector se pide un sistema de precios que garantice el retorno de la inversión.

Otro desequilib­rio que hay que corregir es el riesgo de que haya más oferta de energía renovable que demanda, ya que los procesos de electrific­ación van muy lentos en España. Este es el caso principalm­ente de la escasa penetració­n del coche eléctrico y de las bombas de calor. Los excedentes de producción, en este sentido, ya han empezado a ser un problema porque aún no se han desarrolla­do los sistemas adecuados para almacenar energía. También hay escollos en la adaptación de las redes, en el difícil desarrollo del hidrógeno verde y en la necesaria producción de biocombust­ibles para la aviación y la navegación.

Pero no todo son renovables. En Europa, Francia e Italia apuestan por la energía nuclear. España, en cambio, cerrará en el 2035 la última planta nuclear del país (Trillo) y mantendrá el gas natural como la fuente energética para compensar la inestabili­dad de la producción de las energías renovables mientras las baterías de almacenaje no se desarrolle­n tecnológic­amente. En este sentido, el país seguirá siendo dependient­e energética­mente del exterior.

Como hemos dicho, sin embargo, pese a los problemas, la transición hacia el nuevo modelo energético es imparable. En ese camino, el consenso y la colaboraci­ón público-privada son fundamenta­les para lograr un avance equilibrad­o, tanto como lo es la conciencia­ción del conjunto de la sociedad. ●

La energía renovable ya genera el 54% de la electricid­ad, y los precios bajan

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