Las galerías Wagner renacerán con un complejo de grandes empresas
La instalación del Turó Park dejará atrás 30 años de olvido, ocupaciones, fuegos...
Aquellas galerías comerciales del Turó Park de Barcelona conocidas como Vía Wagner renacerán como todo un complejo de oficinas pensado para grandes empresas. Unos inversores están dispuestos a enfrentarse a la maldición de estas instalaciones y darles una nueva oportunidad después de 30 años de olvido, saqueos, incendios, ocupaciones... Su objetivo es hacer de aquellas vetustas galerías comerciales, en su momento llamadas a ser lo más chic de la ciudad, un luminoso complejo de oficinas destinado principalmente a firmas de renombre.
Aquí, en este punto de SarriàSant Gervasí, entre las calles Bethoveen y Borí i Fontestà y la avenida Diagonal, si todo marcha según lo previsto, si acaso el mal fario no hace de nuevo de las suyas, el año que viene o el siguiente
El triste devenir de este equipamiento también comportó la decadencia de sus alrededores
podrían instalarse tres o cuatro destacadas compañías y unos 250 empleados. Vecinos y comerciantes de los alrededores celebran la noticia. Hacía mucho tiempo que este largo barbecho ya escocía en el barrio. La recuperación de estas dependencias es una muy vieja reivindicación ciudadana.
Porque el resurgir de las Wagner ha de comportar también la revitalización de una privilegiada plaza que hace lustros que tampoco levanta la cabeza. Y últimamente este lado de Barcelona está deviniendo todo un polo de atracción empresarial, circunstancia que está propiciando la apertura de nuevos restaurantes y comercios de cierto nivel. Además, los promotores del nuevo complejo tienen previsto destinar alguna dependencia a las entidades de la zona, que en verdad no andan precisamente sobradas de equipamientos.
Los arquitectos Jordi Artigas y
Andreu Franquesa, de OUA Group, el estudio de arquitectura encargado de desarrollar esta iniciativa, explican que el origen de la maldición de las Vía Wagner tiene un carácter administrativo. Una singular división de la propiedad horizontal dio pie a que cada establecimiento tuviera un dueño. Lo habitual es que las superficies comerciales sean gestionadas por un operador que alquila los diferentes locales. En las Wagner, un centenar de propietarios tenían que acordar cada decisión. Los pasillos se antojaban cada día más desangelados. Así no había modo de competir con los nuevos e incipientes grandes centros comerciales. Los cierres de los negocios se sucedieron. Y todo aquello supuso un lastre que condenó a las galerías a la clausura en 1993.
Pero la maldición no quedó ahí. Las instalaciones fueron ocupadas, se convirtieron en refugio de delincuentes especializados en robar al despiste a los conductores detenidos en los semáforos de la Diagonal. Los abuelos dejaron de pasear con sus nietos por los alrededores. Y en el 2001 un incendio puso fin a los saqueos. Los bomberos tardaron más de siete horas en extinguir el siniestro. Luego del paso de las llamas ya no quedó nada que llevarse. Entre tanto las costumbres cambiaron, y el formato de galería comercial aceleró su lenta decadencia. Intentaron levantar viviendas, pero el proyecto resultó ruinoso. Apenas se produjeron amagos, los años fueron pasando... La verdad es que localizar a tantos herederos de los locales no fue tarea fácil.
“Plantear de nuevo unas galerías comerciales no era una opción –detallan los arquitectos Artigas y Franquesa–. El mercado de las oficinas en general también está sufriendo, pero no tanto en la zona prime, entre el paseo de Gràcia y las torres de Caixabank. Unos inversores se hicieron con la mayor parte de la propiedad, con alrededor del 80%. La idea es abrir el inmueble al exterior para llenarlo de luz e interactuar con la plaza. Proponemos una fachada”. Hablamos de unos 2.100 m2 de oficinas con una cubierta a modo de terraza de otros 800.
Bartolomé Criado, presidente de la asociación de vecinos y comerciantes del Turó Park, aplaude el renacer de las galerías Vía Wagner. Hace muchos años que esta entidad reclama que se reaprovechen de una vez estas instalaciones, que de algún modo palíen la falta de equipamientos de la zona. “El barrio no podía permitirse tantos años de desuso de unos espacios tan privilegiados – prosigue Criado–. Su recupera
Uno de los nuevos espacios será ofrecido a las entidades de la zona para que le den un uso vecinal
ción conllevará también la revitalización de los alrededores. Además, todo apunta a que podremos hacer uso de alguno de los nuevos espacios. Será una gran noticia para las personas mayores, que apenas tienen donde encontrarse. Además, el uso de oficinas nos parece apropiado. Es una buena manera de adaptarse a los tiempos. De un tiempo a esta parte está creciendo el número de oficinas en los alrededores, y ello está comportando un ir y venir de trabajadores que está dando pie a la apertura de restaurantes y de todo tipo de comercios de calidad”. ●
“El barrio no podía permitirse tanto tiempo de desuso”, dice Bartolomé Criado, de la asociación de vecinos