La Vanguardia

“El #Metoo nos hizo mirar atrás y resultó que nada estaba bien”

Rebecca Makkai Escritora, publica ‘Tengo algunas preguntas para usted’

- Begoña Gómez Urzaiz B rcelo

Si uno de los primeros homínidos moría de manera misteriosa, especula Rebecca Makkai, era normal y esperable que el resto de su tribu tratase de averiguar qué había pasado y elaborase hipótesis al respecto. “El true crime es tan viejo como el mundo. La diferencia es que ahora tenemos una oferta ilimitada”, concluye. La autora estadounid­ense tuvo un hito con su anterior novela, Los optimistas (Sexto Piso/ Periscopi), una potente historia coral que miraba a los años del sida en su ciudad natal, Chicago, y vuelve a exhibir músculo de narradora con oficio en Tengo algunas preguntas para usted (Sexto Piso / Periscopi), en la que explora la obsesión contemporá­nea con los casos sin resolver en un entorno que le es conocido, un internado de élite de mirada progresist­a. Makkai no solo asistió a un colegio así, sino que además vive desde hace décadas en ese mismo centro, en el que su esposo es profesor.

El caso que retrata, la muerte de Thalia Keith, cumple todas las premisas para despertar el interés de los medios. La víctima es una chica blanca, joven, atractiva, de clase media alta… Parte del proyecto partía de eso, de decir: este es el típico caso del que nos gusta hablar. Parece diseñado para consumirlo. Pero entonces tomemos el caso, aunque sea de ficción, y mirémoslo a través de una lente hiperreali­sta. No hay un final feliz del tipo: cogieron al culpable y lo pusieron en la cárcel. Si ves series policiacas, a menudo llegan los detectives, tiran un spray, descubren qué pasó y el misterio está resuelto. Yo quería ahondar en cómo de complicada­s son las cosas en realidad y cómo pueden engañar las pruebas. Y de qué manera incidiría la atención de los medios y de los consumidor­es de true crime en un caso así en el corto plazo y en el largo plazo.

La narradora, Bodie, que conduce un podcast famoso, y sus alumnos del internado son tan perspicace­s y tan buenos conocedore­s de los medios que pueden observarlo de una manera casi metarrefer­encial. Bodie es alguien cuya carrera gira en torno a la manera en la que contamos historias, cómo las enmarcamos y cómo nos equivocamo­s con ellas, y a la vez es alguien que no ha querido utilizar esas herramient­as con las historias de su pasado porque no quiere revisarlo. Los alumnos, por otra parte, tienen otro foco porque son muy jóvenes. Ellos no piensan: “Oh, si esta persona está en la cárcel, debe de ser culpable”. Y también son más próximos a pensar que ellos pueden resolverlo desde sus casas. Representa­n dos generacion­es que se juntan para que algo pase.

El libro también es un testimonio sobre el poder del relato. A lo largo de la novela, va aportando distintas versiones de quién pudo haber matado a Thalia, y todas cuadran cuando se leen de manera secuencial, todas tienen sentido y parecen creíbles si se narran bien. En esos relatos, Bodie está ensayando todas las posibilida­des, incluso la de que fuera ella la culpable y se hubiese olvidado. Esa es la manera en la que tratamos de dar sentido a las cosas, y ella es una historiado­ra del cine, lo ve como una serie de películas.

El podcast de la protagonis­ta intenta revisar el pasado con ojos del presente, que es un género al que responden muchos contenidos actuales. Se revisa el tratamient­o mediático a las popstars de los 2000, se releen escándalos pasados. ¿Tiene sentido siempre ese ejercicio?

Creo que están haciendo un trabajo importante. Para empezar, eso es algo que estamos haciendo con nuestras propias vidas, esa fue la invitación del #Metoo: vamos a mirar atrás y hablar de todas esas cosas que intentamos olvidar con unas risas o pensar que todo estaba bien. Y resultó que nadie estaba bien. Incluso cuando no éramos la víctima ni el testigo, tuvimos que preguntarn­os qué perpetramo­s, qué hicimos. Los hombres particular­mente están pasando por eso más que las mujeres. Yo también fui parte de un grupo que molestaba a una persona y después lo revestimos como “cosas de niños”, pero no era así. O usábamos palabras que ahora horrorizar­ían a mis hijos. ●

Revisión del pasado

Yo también fui parte de un grupo en el que usábamos palabras que ahora horrorizar­ían a mis hijos”

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Ana J mén z Rebecca Makkai fotografia­da durante su visita a Barcelona

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