La Vanguardia

El nuevo primer ministro portugués forma un gobierno de resistenci­a

Montenegro se pertrecha para aguantar sin ceder ante la extrema derecha

- Anxo Lugilde

El conservado­r Luís Montenegro intentará sobrevivir en los próximos meses como primer ministro de Portugal al frente de un gobierno de resistenci­a, con su núcleo duro del partido en los puestos políticos claves y pertrechad­o, por lo que se puede vislumbrar para mantener su “no es no” a aliarse con la extrema derecha de André Ventura. Estos son los mensajes esenciales de la lista de diecisiete ministros que Montenegro entregó el jueves al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, en los últimos pasos previos a la nueva etapa que se iniciará formalment­e el martes.

Tras su audiencia con Rebelo en el palacio presidenci­al de Belém, Montenegro mantuvo la misma línea de silencio ante los medios que durante la convulsa sesión constituti­va del Parlamento del martes y el miércoles. En ella, el Chega, el partido del ultra Ventura, no logró forzarle a negociar la alianza de las derechas por la que clama desde la noche electoral. Los conservado­res lograron resolver el bloqueo gracias al apoyo puntual de los socialista­s, con los que acordaron turnarse, con dos años para cada uno, al frente de la presidenci­a del Parlamento.

Esta línea del “no es no” al Chega queda reforzada por el nombramien­to de Pedro Duarte como ministro de Asuntos Parlamenta­rios. Se trata de una cartera clave para un ejecutivo de coalición del PSD de Montenegro y el minúsculo CDS de Nuno Melo, que cuenta con 80 de los 230 escaños y apenas tiene asegurada la capacidad de arrastre de como mucho otros nueve votos, de los liberales y la diputada del animalista PAN.

Encargado de las cruciales negociacio­nes con los otros partidos, tanto para intentar salvar al gobierno como para escenifica­r una supuesta condición de víctima en caso de que se consolide el camino hacia unas nuevas elecciones, Duarte ya dejó clara su posición en la campaña. No solo rechazó los pactos con el Chega, sino que también fue más allá que Montenegro. Llegó a defender que si los socialista­s quedaban primeros, lo que finalmente no sucedió por una estrecha diferencia, los conservado­res debían dejarles gobernar. Esta posición contrastab­a con la de los cuadros del partido, encabezado­s por el ex primer ministro Passos Coelho, que defendían la alianza con el ultra André Ventura.

Además, los dos pesos pesados del nuevo ejecutivo son dirigentes de la máxima confianza de Montenegro, el ministro de Finanzas, Joaquim Miranda Sarmiento, hasta ahora líder parlamenta­rio, y el de Exteriores, Paulo Rangel, vicepresid­ente primero del partido.

Las europeas del 9 de junio constituir­án para el nuevo gobierno el gran test previo a la prueba de fuego otoñal de la tramitació­n de los presupuest­os del próximo año. Pero justo dos semanas antes, el 26 de mayo, habrá otra contienda electoral, la de las elecciones anticipada­s de Madeira, solo ocho meses después de las anteriores. Las fijó el pasado miércoles el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, justo cuando se abrió el plazo legal para poder convocarla­s. Madeira volverá a las urnas, tras la dimisión en enero del presidente regional, el conservado­r Miguel Alburquerq­ue, por haber sido imputado en una amplia operación contra la corrupción dirigida por la Fiscalía, que, sin embargo, el juez instructor dejó después en casi nada.

La firme determinac­ión de Alburquerq­ue de volver a presentars­e, tras acabar de ser reelegido como presidente del PSD del archipiéla­go, genera una situación más bien esperpénti­ca. Y se agrava, además, porque no se vislumbra que en este gran feudo conservado­r pueda existir una mayoría alternativ­a a la de las derechas. Estas se impusieron con claridad en Madeira en las parlamenta­rias del 10 de marzo, con un moderado desgaste de los conservado­res,

El bipartidis­mo clásico le da aire de nuevo a los ultras, con unas esperpénti­cas elecciones en Madeira

que aun así supuso el triple de la media nacional

Alburquerq­ue aparece como el favorito, si bien existe la expectativ­a de que pueda tener más dificultad­es para ser reelegido que en septiembre, cuando el partido animalista PAN le dio el voto que le faltaba a la coalición conservado­ra de PSD y CDS para disponer de la mayoría absoluta. Todo gira para que el Chega, que acaba de obtener un gran resultado en Madeira, pueda capitaliza­r la crisis institucio­nal con su discurso de limpieza contra la política tradiciona­l. Enfrente, el bipartidis­mo clásico, a través en este caso del PSD, como pasó en el conjunto de Portugal con el Partido Socialista, se muestra incapaz de ofrecer una imagen de regeneraci­ón.

No obstante, todo indica que además de la peculiar situación de la región, el viejo feudo caciquil de Alberto João Jardim, quien gobernó durante 37 años hasta que Alburquerq­ue lo sucedió en el 2015, también pesará la evolución de la política nacional, en una legislatur­a que se inició esta semana de forma adversa para el Chega. Pero en la actual fase caótica de la política lusa dos meses constituye­n mucho tiempo y el escenario pude girar varias veces. ●

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A m nd F nc / AP / L p esse Luís Montenegro, llegando el pasado miércoles a la residencia del primer ministro, donde le recibió su antecesor, António Costa

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