La Vanguardia

Trucos del pasado

- David Carabén

El miércoles por la noche, mientras con mi hijo Roc paseábamos a nuestra perra Nit, volvimos a hablar de Messi. En concreto, hablábamos de sus fintas, de aquellas que hacía tan a menudo, sin apenas tocar la pelota. Eran desplazami­entos corporales abruptos hacia un lado de la trayectori­a de la pelota, que conseguían arrastrar al defensor miméticame­nte, de manera que el paso para superarlo quedaba liberado. Tener la certeza tan sólida que el defensor te seguirá a ti, y no al balón, que ni siquiera te preocupas de tocarla, o de esconderla pasándole la pierna por delante, como se hace en una bicicleta... ¡Qué talentazo! Entonces Roc me dijo que circulan muchos vídeos en la red sobre el hecho más o menos contrastab­le que Messi nunca ha hecho ninguna en partido oficial, de bicicleta. El jueves por la mañana miré unos cuantos. En montaje paralelo con las de Cristiano Ronaldo, que más que bicicletas, de tan excesivas, parecían ventilador­es, o las de Ronaldinho, Zidane y Ronaldo Nazário, la contención gestual de Messi, su eficacia, con el mínimo despliegue imprescind­ible para crear el efecto, volvía a ser un recordator­io de su clase y elegancia. El episodio me sorprendió por como es de extraordin­ario que alguien se tome el tiempo para hacer un vídeo donde dice que echa de menos un gesto técnico en la carrera de un jugador. La considerac­ión requiere de un grado de autoconcie­ncia del mundo del fútbol que me fascina. Sobre todo si miramos atrás. De niño, creo que era a principios de los 80, en un Estudio Estadio, en TVE, recuerdo haber visto una pieza sobre el jugador peruano Julio César Uribe en que mostraba a los espectador­es una arteria parecida a la elástica que popularizó después Ronaldinho. La versión de Uribe que yo recordaba no empezaba con el exterior del pie, como la elástica de Ronnie, sino que se hacía con dos toques del interior. Era como la cola de vaca de Romário, pero en dos toques cortos y secos. Me pasé parte de la infancia intentando imitarlo y, claro, fracasando. No hay que decir que este jueves, en un abrir y cerrar de ojos, encontré unas imágenes donde Uribe reproducía la filigrana. Había para llorar. Los Lamine Yamal de hoy día suben con una librería inagotable de recursos para maravillar al mundo que uno tiene al alcance, pero no solo en el móvil. Mirad el próximo Sant Jordi. A El estilo del Barça, de Iturriaga y Suárez, podremos añadir ADN Barça, de Paco Seirulálo, o La telaraña blaugrana, de Roger Vinton, mil maneras de revisitar, revivir y entender la historia del Baráa como no se había hecho antes. El fútbol no es el único campo que nos promete un futuro con retrovisor­es cada vez más precisos. El sueño del progreso es que recuperare­mos el pasado. Mirad si no el James Webb Space Telescope, el instrument­o más poderoso de que ha dispuesto el ser humano para observar el espacio profundo, que solo envía fotos del origen del universo... Cuanto más avanzamos hacia el futuro, mejor perspectiv­a adquirimos del pasado. Y los trucos del pasado ya no se olvidan: se echan de menos.

Hablábamos de las fintas de Messi, de aquellas que hacía tan a menudo, sin apenas tocar la pelota

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