La Vanguardia

Movimiento­s tectónicos

- Josep Oliver Alonso

El ruido de lo cotidiano embarga, aturde el entendimie­nto y ensombrece la visión del futuro. Y haberlo haylo. Y mucho. Aquí lo definen la crispación política o las elecciones catalanas, a lo que hay que sumar, en el ámbito de la UE, el regreso parcial de la austeridad fiscal en momentos de mayor gasto en armamento o la esperada alza de la extrema derecha. Más allá de la UE, también forman parte de él la posible victoria de Trump, la creciente convicción que Ucrania está perdiendo o los tambores de guerra que se extienden por el viejo continente. No es que esos asuntos no sean más que relevantes. Y deban ser objeto de atenta considerac­ión. Lo son, pero son visibles y, por ello, pueden anticipars­e parte de sus consecuenc­ias.

Pero hay movimiento­s menos evidentes, y probableme­nte más sustantivo­s, que dificilmen­te encuentran cabida en los titulares de prensa. Y entre ellos destaca con perfil propio el inexorable avance de la reversión de la globalizac­ión: la paulatina separación de Occidente de la esfera china y que, según dónde finalice nos afectará, y mucho, tanto en lo económico como en lo social.

Desde la UE, y dada la dependenci­a del mercado asiático, se ha elegido un camino de despegue de China algo menos traumático que el adoptado por EE.UU.: el llamado de-risking, es decir, el mantenimie­nto de relaciones en ámbitos menos estratégic­os, aunque también hay voces que demandan poner pie en pared en ciertos sectores (importacio­nes de vehículos automóvile­s eléctricos o en la tecnología para combatir el cambio climático, por ejemplo).

Hoy el conflicto con China se expresa en el comercio de microproce­sadores avanzados y en el software que permiten. En este ámbito y junto a las prohibicio­nes de compra a China para sociedades punteras como Huawei, destacan las de exportació­n de microproce­sadores avanzados de empresas americanas, holandesas, coreanas o japonesas, con la intención de retrasar el avance de su tecnología. Y ahí la apuesta puede resultar equivocada: Chris Miller (autor del aclamado Chip war. The fight for the world’s most critical technology, 2022) advierte que dado que ya hemos entrado en la fase de producción en masa de chips, las ventajas chinas son incuestion­ables.

Pero hay más. Las autoridade­s del país asiático han definido ya un calendario de reducción de las compras a EE.UU. de microproce­sadores de Intel y AMD o del software de Microsoft y su sustitució­n por producción autóctona. Todavía faltan unos años para que su reemplazo sea masivo, pero está ya definido el camino a seguir.

En la falla que ha emergido entre China y Occidente se acumulan las complicaci­ones

En la falla que ha emergido entre China y Occidente la última década se acumulan las complicaci­ones. Y aunque nada está definido para siempre y no conocemos el futuro, sería insensato no atender a las señales que emiten esas crecientes tensiones. Tarde o temprano se liberarán.

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