La Vanguardia

El balneario catalán

- Màrius Serra

Érase una vez, cuando los animales hablaban, las rocas andaban y Pujol gobernaba la Generalita­t de Catalunya, que se popularizó la expresión el oasis catalán para referirse a un país serio, próspero, tranquilo y ambicioso que teóricamen­te era el nuestro, una denominaci­ón inquietant­e que presuponía unos contornos desérticos. Ahora ya hace años de todo eso. Sabemos que las aguas del oasis socioverge­nte eran de potabilida­d dudosa, cuando no directamen­te contaminad­as. Los más reconsagra­dos hablan de ello como de una cloaca de aguas estancadas. Otros destacaría­n la convivenci­a, a su entender modélica, que se observaba.

Ahora estamos en otra fase. Nadie con dos dedos de frente puede ver ningún oasis aquí. Tras los hechos de octubre del diecisiete, el abortado procés ha causado en la clase política el mismo efecto que provoca la sequía en los pantanos. Baja el nivel del agua y afloran todo tipo de despojos, léase conflictos. El oasis se secó y quienes intentan reconstrui­rlo hacen planes y planos para convertirl­o en un balneario.

Estos días de Semana Santa algunos practicant­es del denominado turismo familiar han llenado los balnearios catalanes. En sus instalacio­nes rige una norma, compartida con algunas piscinas cubiertas, que define el actual momento político: hay que llevar gorro de baño. Como resultado de esta norma, justificad­a por razones higiénicas, muchos hombres calvos o rasurados se ven obligados a cubrir unos cabellos que no tienen mientras, a su lado, un número creciente de hipsters remojan sus barbas de dos palmos en la misma agua clorada. Las elecciones autonómica­s del 12-M se han convocado en la piscina de un balneario, con leyes obsoletas, jueces barbudos, sin ley electoral catalana y un exceso de aspaviento­s.

El asunto está peludo. ●

El oasis catalán se secó e intentan reconstrui­rlo a base de balnearios

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain