La Vanguardia

México: tan lejos de Estados Unidos

- Josep M. Colomer J.M. COLOMER, politólogo y economista

Yo solía decir que en América Latina había dos misiones imposibles. La primera, vender corbatas en Cuba. La segunda, ser feminista en México. Para que se hagan una idea: en la versión mexicana del idioma español, de algo que es muy bueno se dice que “es muy padre”; mientras que si algo es inútil, “me vale madre”. Sin embargo, en México va a haber una mujer presidenta tras las elecciones del 2 de junio. Antes que en Estados Unidos. O que en Francia. O que una jefa del Gobierno en España.

Durante varias décadas, México fue el mejor ejemplo del tipo de régimen intermedio entre dictadura y democracia, que algunos indicadore­s llaman “parcialmen­te libre”, y para el cual yo había usado una antigua expresión española: “dictabland­a”. Había cierta libertad de expresión y de asociación, varios partidos participab­an en las elecciones, pero el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) obtenía fraudulent­amente una media del 80% de los votos y controlaba todas las institucio­nes públicas.

Desde los años ochenta, el sistema económico basado en el proteccion­ismo exterior, el intervenci­onismo gubernamen­tal y el clientelis­mo se estaba agotando; el petróleo estatal ya no era un buen negocio internacio­nal y ya no había más tierra para repartir a los campesinos. El PRI intentó posponer la crisis mediante el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y algunas privatizac­iones. Pero la liberaliza­ción económica aún puso más en crisis el sistema político. En el 2000, por fin, el PRI perdió la elección presidenci­al.

Desde que fui a México por primera vez hace 25 años, he ido viendo el progreso económico, sobre todo en el norte y en la capital, que ya no se llama DF sino Ciudad de México. Ha habido democracia. Pero también alta inestabili­dad política. En cuatro elecciones presidenci­ales ganaron tres partidos diferentes.

El actual en la presidenci­a es un partido nuevo, Movimiento de Regeneraci­ón Nacional, abreviado como Morena (en un guiño al apodo de la patriótica Virgen de Guadalupe). Para el presidente de los últimos seis años, Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, el principal enemigo es lo que él llama “neoliberal­ismo”. Sin embargo, su gobierno renovó el acuerdo de libre comercio de América del Norte y no ha subido los impuestos a las grandes empresas, mientras se enzarzaba en algunas obras públicas financiera­mente ruinosas que deja sin terminar.

La popularida­d de López Obrador le viene sobre todo de sus políticas sociales, especialme­nte en la educación y la sanidad y el aumento del salario mínimo. Su mayor torpeza antidemocr­ática ha sido su intento de interferir en la designació­n de los jueces, la autoridad electoral y otras agencias reguladora­s con maniobras partidista­s.

López Obrador organizó una encuesta para selecciona­r a su candidata preferida para sucederle: Claudia Sheinbaum, la actual alcaldesa de Ciudad de México, que es innovadora por ser mujer y también por ser ingeniera y de religión judía. Los dos principale­s partidos de la oposición de derecha e izquierda, el Partido de Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrátic­a (PRD), más lo que queda del PRI, se han unido a la candidatur­a de Xóchitl Gálvez, mujer, senadora y también innovadora por ser de familia indígena.

Corre la sospecha de que si Sheinbaum, que va por delante en las encuestas, ganara la presidenci­a, López Obrador la vigilaría por detrás y evitaría que alterase su programa y sus proyectos. En la época del PRI, el candidato a presidente era selecciona­do por el presidente en el cargo con el famoso dedazo. Pero como explicó el politólogo Jorge Castañeda, el dedazo era sobre todo un mecanismo para mantener a los posibles sucesores unidos en torno al presidente con la esperanza de ser el tapado, pero, una vez elegido, el nuevo mandatario no mantenía ningún compromiso con su antecesor.

En privado, López Obrador asegura que se retirará completame­nte de la escena pública y se irá a vivir en un rancho en el sur del país. Por el bien del juego democrátic­o, sería una buena noticia que la próxima presidenta se olvidara de los planes de manipulaci­ón de la justicia y las agencias independie­ntes o que su partido no obtuviera en el Congreso las mayorías calificada­s de dos tercios que se requieren para la reforma constituci­onal.

Cabría esperar que la emigración se convirtier­a, como en EE.UU., en un tema destacado de la agenda pública. Pero muchos mexicanos están contentos de que sus familiares vivan mejor en el gran vecino del norte y les envíen dinero regularmen­te, mientras que, para los gobernante­s, la emigración de los más inconformi­stas puede ser un alivio.

El problema principal del país para la seguridad de los ciudadanos y la credibilid­ad democrátic­a es la violencia criminal organizada. Los cárteles mexicanos exportan narcóticos a EE.UU. y los fabricante­s y mercaderes de este país exportan armas ilegales a los criminales mexicanos. Los muertos se cuentan por decenas de miles y la narcocorru­pción de gobernante­s locales y funcionari­os públicos está muy extendida. La candidata Gálvez propone la creación de una Agencia Binacional de Aduanas con EE.UU. El politólogo y consultor Eduardo Guerrero ha propuesto un Tratado de Seguridad de América del Norte. Como ocurrió con el comercio, se requiere más cooperació­n norteameri­cana en emigración y en seguridad.

Un dicho patriotero tradiciona­l atribuía los problemas de México a estar “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Yo diría que ahora es casi al revés: México está todavía demasiado cerca del nacionalis­mo retórico y lejos de cooperar con EE.UU. en todos los temas de mutuo interés. ●

Va a haber una mujer presidenta tras las elecciones mexicanas del 2 de junio

 ?? Miguel Sierra / EFE ??
Miguel Sierra / EFE
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain