La Vanguardia

Balas mágicas y escepticis­mo

- Marta Ricart

El medicament­o de moda es Wegovy (semaglutid­a), para ayudar a perder peso. O, allí donde aún no ha llegado (como a España), su versión previa para personas con diabetes 2, Ozempic. En EE.UU. se aprobó este marzo el Wegovy también para reducir el riesgo de infarto e ictus en personas con obesidad, lo que puede permitir su cobertura por las asegurador­as. De ahí que hay debate sobre su precio (allá cuesta más de 1.000 euros al mes). Recomendad­o por famosos como Elon Musk o Kim Kardashian, Wegovy y Ozempic han hecho de oro a su fabricante danés, Novo Nordisk (18.000 millones de euros en ventas por ambos fármacos en el 2023, pese a los problemas de limitación de producción del laboratori­o). Lo convirtier­on en la empresa más valiosa de Europa.

Pero la demanda de un fármaco similar de Lilly, Zepbound en EE.UU., Mounjaro, en Europa (tirzepatid­a), sube rápido y amenaza el podio. Novo está aumentando su producción y ha anunciado que avanza su investigac­ión de al menos otro fármaco (amicretina), que mejoraría el resultado de Wegovy.

Este ejemplo de carrera sin freno y sin fin, de búsqueda y promoción de medicament­os que sean “balas mágicas” es lo que denuncia el médico experto en farmacolog­ía Joan-ramon Laporte en su libro Crónica de una sociedad intoxicada. Laporte (Barcelona, 1948) fue pionero de la farmacovig­ilancia en España y después colaboró con la Agencia Española de Medicament­os y con la OMS. A veces malinterpr­etado –por ejemplo, como un antivacuna­s cuando la covid–, su larga experienci­a profesiona­l le ha hecho muy crítico con la industria farmacéuti­ca y el sistema vigente de ensayo, aprobación y prescripci­ón de productos farmacéuti­cos.

En su libro, no reniega de los medicament­os, al menos no de todos, pero repasa ejemplos (con estudios que lo avalan) de algunos que se autorizaro­n sin apenas probar su efectivida­d, minimizand­o sus riesgos, que no tienen el efecto que pregonan o que no mejoran los existentes. Laporte afirma que nuestra sociedad está sobrediagn­osticada, sobremedic­ada (calcula que consumimos una media de 29 envases de fármacos al año por persona), que se usan dosis excesivas y le preocupa la invisibili­dad de los efectos adversos. Apela a que médicos y pacientes cultiven el “escepticis­mo” ante los medicament­os. ●

Los medicament­os para perder peso ilustran la carrera sin freno en el ámbito farmacéuti­co

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