Fiebre por la moda deportiva
El ‘athleisure’ se sigue imponiendo a las prendas tradicionales tras la covid
A raíz del coronavirus surgió el llamado efecto pandemia, en el que vestir con ropa deportiva se convertía en prácticamente una necesidad. La ausencia de planes sociales y el aislamiento invitaba a la comodidad, y muchos cambiaron los vaqueros por los pantalones de chándal y los tacones por unas deportivas. Ya han pasado cuatro años de aquel escenario que se vivió en el 2020 y, a pesar de que se ha intentado retomar esa faceta más opulenta de la moda, los códigos de vestimenta han cambiado para siempre.
Ahora prendas tradicionales como una americana o unos pantalones de sastre se combinan con sudaderas, mallas y tops deportivos. Un nuevo concepto de moda que lleva como nombre técnico athleisure y se refiere a la idea de incluir prendas deportivas en momentos en los que no están ligadas con el deporte. Una idea reforzada por las firmas más relevantes del momento.
Desde la llegada de Demna Gvasalia a la dirección creativa de Balenciaga, este se obsesionó con las prendas extremadamen
La pandemia cambió las necesidades de los consumidores y dinamitó los códigos de vestimenta clásicos
te holgadas y cómodas. Las sudaderas convivían debajo de las americanas y completaban el perfecto look de oficina. Nicolas Ghesquière hizo lo mismo para Louis Vuitton con las mallas de ciclista. Incluso Chanel se inspiró en la estética fitness ochentera para presentar una colección extremadamente colorida.
Esta fiebre por lo deportivo después llegó hasta las celebridades. Cada vez que Hailey Bieber o Bella Hadid salían de sus estudios de pilates de Los ¡ngeles dispuestas a ir a la oficina con sus conjuntos deportivos, las búsquedas y las ventas de estas prendas se disparaban. Sus looks diarios y posados en las alfombras rojas siempre han servido de ins
piración para sus seguidoras, pero esta nueva estética que estaban adoptando obsesionaba a su comunidad.
Y, como suele ocurrir en estos casos, del mundo celeb se trasladó a las calles. Marcas que eran exclusivamente deportivas, como es el caso de Lululemon, lanzaron al mercado colecciones lifestyle para llevar a diario. “Ahora más que nunca, la atención se centra en cómo nos sentimos y lo que llevamos es una extensión de ello. Nuestra línea resuelve esas necesidades no satisfechas en el vestuario cotidiano”, explica Sarah Clark, vicepresidenta senior de EMEA en Lululemon, a este medio. Y añade: “Cada prenda ofrece la misma comodidad y calidad de la ropa de alto rendimiento y está diseñada para acompañarte a lo largo del día, desde americanas, camisas y faldas hasta Wundermost, nuestro debut con el tejido más suave hasta la fecha”.
Lululemon nació como una marca de ropa de yoga pensada para aportarles comodidad a las mujeres con unas prendas que se adaptaran como una segunda piel. Pero hoy Lululemon, con su calidad técnica y minimalismo, viste a los canadienses de arriba abajo –país de origen de la marca–, triunfa en Estados Unidos y está entrando con mucha fuerza en el mercado europeo. “Optar por hacer y llevar cosas que nos hagan sentir bien es algo innegociable, y no creemos que vaya a cambiar a corto plazo”, concluye Sarah Clark.
Un lema que comparte también Hoka, una marca que se creó para hacer el running más fácil y que ahora está potenciando sus colecciones lifestyle. Las deportivas han pasado de ser un calzado funcional restringido al ámbito del entrenamiento a ser un fenómeno transgeneracional. Un icono que se percibe como una apuesta por la comodidad y la salud y que pretende convivir con el resto de la moda muchos años más.