La Vanguardia

Qué hay que hacer con el ‘blat de moro’

- Magí Camps

El mundo árabe, que abarca el norte de ¡frica y hasta Oriente Medio, se divide entre el Mashreq y el Magreb. Por oriente, esta lengua semítica llega hasta la península Arábiga, zona conocida como el Mashreq, palabra que significa precisamen­te oriente. Desde Marruecos hasta Libia, la parte occidental de los países de cultura árabe, se los conoce con la palabra Magreb, es decir, poniente.

La palabra moro, que ha designado tradiciona­lmente a los ciudadanos del Magreb aunque nació como gentilicio de los habitantes de Mauritania, es hoy considerad­a políticame­nte incorrecta. Buscando su etimología, el nombre del país y el gentilicio correspond­iente son de origen griego pasando por el latín, y no significan otra cosa que moreno, en referencia a la piel oscura.

Como se trata de un rasgo físico, hoy se usan otras denominaci­ones, sobre todo haciendo referencia a la cultura árabe, aunque no hay que olvidar que la lengua amazig también está presente. De hecho, en Catalunya la lengua más hablada después de las oficiales es el árabe, pero el amazig también aparece de un modo relevante, con porcentaje­s parecidos a los del portugués, el francés, el inglés o el ruso. Precisamen­te la palabra amazig ha sustituido a la tradiciona­l bereber, que en su origen griego significab­a bárbaro.

Los siglos de convivenci­a y desavenenc­ias entre cristianos y musulmanes en la Península han dado lugar a una vistosa tradición, las fiestas de moros y cristianos. Y hay otra locución que, en catalán, conserva la referencia morisca: blat de moro. De nombre científico Zea mays, el maíz tiene otras denominaci­ones por todas las tierras de habla catalana, como panís, panís de l’índia, blat de l’índia o de les Índies, blat dindi, milloc o milloca, moresc y dacsa.

Y aquí la cosa se complica: ¿por qué en unos casos se hace referencia a un posible origen magrebí y en otros indio? Según las obras científica­s, hay coincidenc­ia en situar el origen de la planta en América. De hecho, el maíz forma parte sustancial de la cultura culinaria de ese continente, y eso justifica que se llame blat de l’índia, de les Índies o dindi, en referencia a su origen geográfico.

Con respecto a la denominaci­ón de moro, parece que se utilizó como sinónimo de extranjero. Es decir, una cosa que venía de fuera, que no era “de toda la vida”, había de tener un origen foráneo, y durante mucho tiempo los extranjero­s fueron los moros. Si nos ponemos a blanquear el diccionari­o, tenemos opciones como panís, dacsa, milloc o milloca, pero no es extraño que las expresione­s lexicaliza­das conserven y fosilicen palabras de otros tiempos que han caído en desuso. ¿Acaso no es bonito?

La palabra que da nombre a Mauritania y a su gentilicio no quiere decir otra cosa que ‘moreno’

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