Estados Unidos y Japón refuerzan su alianza militar para contener a China
Biden y Kishida anuncian una red de defensa aérea de misiles junto a Australia
La alianza militar, comercial y cultural entre Estados Unidos y Japón es hoy más fuerte que nunca. El interés mutuo por contener la influencia de China en Asia y alrededor del mundo es el principal motor de su unión estratégica, y así lo remarcaron ayer el presidente Joe Biden y el primer ministro Fumio Kishida, en su primera visita oficial a Washington. “El orden internacional se encuentra en un punto de inflexión en la historia”, dijo el líder japonés tras una reunión de dos horas en el despacho oval, que sucedió a un recibimiento con honores militares en los jardines de la Casa Blanca. En este contexto, “la asociación entre Japón y EE.UU. es indispensable” para que el mundo “goce de paz, estabilidad y prosperidad”.
En rueda de prensa conjunta, Biden y Kishida anunciaron un nuevo acuerdo militar: por primera vez, Japón, EE.UU. y Australia crearán una red para la defensa aérea de misiles, aunque no dieron más detalles. Además, EE.UU. reestructurará su comando militar en Japón con el fin de “reforzar la cooperación en seguridad, modernizar las estructuras de mando y aumentar la interoperabilidad y planificación de nuestros ejércitos para que puedan trabajar de manera fluida y eficaz”, anunció Biden. “Será la mejora más significativa de nuestra alianza desde que se estableció” en 1960, dijo.
Biden señaló que “en los últimos tres años, nuestra asociación se ha transformado en una alianza verdaderamente global” gracias en parte al “liderazgo” de Kishida. Desde que llegó al poder en el 2021, el primer ministro ha intensificado la política de defensa japonesa y ha aprobado medidas para aumentar su presupuesto del 1% del PIB al 2% en cinco años. Está materializando el objetivo de su predecesor, Shinzo Abe, de devolver a Japón un papel activo en la escena internacional.
La conversación entre ambos líderes continuará hoy con una cumbre trilateral en la que participará también el presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos jr. En las últimas semanas, China ha elevado su presión y ha intensificado las maniobras militares en las japonesas islas Senkaku así como en el mar de la China Meridional, donde tiene disputas territoriales abiertas con cinco países. El gigante asiático considera gran parte de este mar –rico en gas, petróleo y pescado, y un importante paso para el comercio marítimo– como parte de su territorio histórico, a pesar de las resoluciones de las Naciones Unidas que niegan su reclamación.
Durante la reunión de ayer, Biden y Kishida avanzaron en otros asuntos de la agenda bilateral, como la cooperación en tecnología, en el desarrollo de inteligencia artificial o en el espacio exterior. Biden anunció que “dos astronautas japoneses se unirán a futuras misiones de EE.UU., y uno de ellos se convertirá en el primer no estadounidense en alunizar”.
También estaba en el menú la relación comercial bilateral, que goza de buena salud: Japón es el principal inversor extranjero en EE.UU. –su inversión de 775.000 millones de dólares en el 2022 constituyó el 15% de la inversión extranjera directa en el país–, seguido de Canadá, el Reino Unido y Alemania. Prueba de este compromiso comercial, el primer ministro japonés visitó ayer las plantas de Toyota y Honda en Carolina del Norte.
Kishida pasó parte de su infancia en Nueva York y estudió durante tres años en una escuela en Queens. Cada verano, iba de vacaciones a Hiroshima, tierra natal de su madre, y entró en contacto con las historias de los supervivientes de la bomba nuclear lanzada por EE.UU. el 6 de agosto de 1945. Las relaciones entre ambos países están ahora en las antípodas de ese punto de inflexión en la historia, mientras el orden mundial vuelve a tambalearse ocho décadas después.
“Hace tan solo unas generaciones, nuestras dos naciones estaban inmersas en un conflicto devastador”, dijo Biden tras presenciar junto a Kishida un desfile militar ceremonial reservada para las visitas de Estado de aliados cercanos. “Habría sido fácil decir que seguimos siendo adversarios. En lugar de eso, tomamos una decisión mucho mejor: nos convertimos en los amigos más íntimos”. Anoche, el presidente y la primera dama, Jill Biden, invitaron a Kishida y a su mujer, Yuko, a una cena de Estado en la residencia presidencial, la primera para un primer ministro japonés en nueve años. ●
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