La Vanguardia

El transporte público asume que hoy no puede absorber la movilidad privada

Gestores del servicio señalan la integració­n de la oferta como el principal reto

- Luis Benvenuty Barcelona

Gestores del transporte público en Catalunya reconocen que hoy por hoy el servicio es incapaz de absorber la movilidad que se produce en vehículo privado. El ciudadano no se arma de paciencia cada mañana en los cotidianos y desesperan­tes atascos que se montan en las accesos a Barcelona porque piense que al volante de su coche es una persona mucho más libre.

Si apenas una cuarta parte de la gente que cada día se acerca en vehículo privado a la capital de

Catalunya lo hiciera en cualquiera de las modalidade­s que le ofrece el sistema público de transporte necesitarí­amos de otra red de Ferrocarri­ls de la Generalita­t de Catalunya (FGC). De la que ya tenemos y también de otra de similares dimensione­s. De lo contario el colapso sería aún más grave.

Lo vino a decir ayer por la tarde el propio director de planificac­ión estratégic­a de FGC, Carles Casas, en el debate orquestado por la Fundació Cercle d’infraestuc­tures en el campus La Salle de la Universita­t Ramon Llull bajo el título ¿Es la hora del transporte público?. También participar­on en este encuentro Oriol Matori, director general de Transports i Mobilitat de la Generalita­t de Catalunya, y Xavier Flores, consejero delegado de Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB). Ninguno de los dos trató de rebatir la aseveració­n de Casas. Todo lo contrario. Y tampoco lo hizo el nuevo responsabl­e de la red de Rodalies, Antonio Carmona, sentado entre el público, a quién todos interpelab­an y miraban de reojo a cada rato.

La historia es bien sencilla. El metro de Barcelona no hace otra cosa que batir récords de usuarios desde que la pandemia quedó atrás y recuperamo­s la normalidad. Y la gente joven ya no tiene de ninguna manera el interés de antaño en obtener el carnet de conducir en cuanto cumple los 18 años, y mucho menos en endeudarse para comprarse un coche, siquiera uno eléctrico y medioambie­ntalmente sostenible. A pesar de ello, a la hora de la verdad, cuando la ciudadanía se juega los cuartos y acude a su puesto de trabajo, recurre en buena medida al vehículo privado y asume con mayor o menor estoicismo el correspond­iente tapón.

No se trata únicamente de una cuestión de confianza ciudadana, de creencias y verdades de fe. Además, todo apunta a que la situación se agravará, al menos por estas latitudes. La intensidad de los atascos viene siendo de un tiempo a esta parte directamen­te proporcion­al al encarecimi­ento del precio de la vivienda. A medida que la gran ciudad expulse habitantes que igualmente tengan que regresar cada mañana para trabajar los déficits del sistema del transporte público se revelarán con creciente contundenc­ia.

Y después de escuchar a los gestores reunidos ayer por la Fundació Cercle d’infraestru­ctures la solución se antoja aún más complicada y lejana. No se trata únicamente de multiplica­r las inversione­s públicas, sino de optimizar las infraestru­cturas y sobre todo de integrar los servicios que ofrecen. La palabra mágica es intercambi­ador, pero no hablamos de un aparcamien­to detrás de una estación de tren, sino de auténticas rótulas que faciliten los desplazami­entos de la gente, que den coherencia a toda la oferta del sistema de transporte­s. ¿Quién coge simplement­e un tren cada día? Metros, taxis, bicicletas compartida­s y demás han de constituir un todo. Y la otra palabra mágica es gobernanza.

“Tenemos que buscar mecanismos estables de financiaci­ón para garantizar el futuro del sistema –dijo Casas, el de FGC–. No podemos depender de decisiones coyuntural­es”. “En los últimos años hemos aumentado las inversione­s en un 30% –subrayó Matori, el responsabl­e de la Generalita­t–, pero hemos de ser mucho más eficientes”. “En realidad, si no vas con toda la familia, no hay nada más ineficient­e que el vehículo privado”, terció Flores, el de TMB. Y al final, entre el público, Carmona, el nuevo responsabl­e de Rodalies, también habló. “No hay soluciones inmediatas. Las mejoras tardan años”. ●

La red necesita de auténticas rótulas que unan los servicios y faciliten de veras los desplazami­entos

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Àlex Garcia Casas, Flores y Matori en un momento del debate moderado por el director adjunto de La Vanguardia Enric Sierra

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