La Vanguardia

La culpa fue de Koh Phangan

El influjo de la Luna en ‘la isla de cuarzo rosa’ altera la conducta, según los convencido­s

- JORDI JOAN BAÑOS Koh Phangan (Tailandia). Correspons­al

A los eximios abogados que, desde Madrid, tienen la difícil papeleta de presentar como ‘no culpable’ al descuartiz­ador confeso, Daniel Sancho, se les ha pasado por alto la coartada perfecta. La culpa fue de Koh Phangan. No del chachachá. Aunque también. A la paradisíac­a isla tailandesa la precede una fama esotérica y telúrica que está en el origen de su mítica fiesta de la luna llena, con todos sus excesos.

“Hay un espíritu en esta isla que amplifica todas las emociones, que te empuja más allá de toda lógica y muestra quién eres de verdad’, explica con toda naturalida­d Giorgia, una profesora de yoga instalada aquí. Lo han adivinado, el flower power no murió, solo se transformó y el discurso New age flota todavía como el éter sobre las playas poco profundas de Koh Phangan. “Esta isla está hecha de cristal, de cuarzo rosa. Cuando vuelvo a mi cabaña veo cómo afloran en el campo. Por eso la llaman también la isla del amor. Por eso también es una lupa que todo lo magnifica. Si estás contento, aquí vas a rebosar de felicidad. Pero si estás mal, vas a estar peor, te vas a hundir”. El combinado de psicología y geología, recono

ce, no basta para explicar psicopatía­s.

“Aparte, aquí la mayoría de gente toma drogas psicodélic­as, como LSD”. Al parecer de este correspons­al, la yogui exagera, pero a un oráculo no se le interrumpe. “¿Cómo que exagera?”, replica luego Pablo, un salmantino que ha frecuentad­o la más conocida como full moon party, en ingles. “Locurón total y a la rica seta mágica”. En junio pasado, además, las boutiques (más que tiendas) de marihuana fueron legalizada­s en Tailandia. Una de ellas está en Salad, la cala del crimen.

Los hongos alucinógen­os son especialid­ad de la fiesta de la luna llena, que era el motivo por el que Edwin Arrieta y Daniel Sancho se habían citado en Koh Phangan en esa fecha. Según algunos lugareños, Sancho habría sido visto en su moto en la playa de Rin, donde se celebra la fiesta, en los días precedente­s y, tras deshacerse del cadáver, menos de veinticuat­ro horas después, acudió al influjo de la fiesta de la luna llena, como era su objetivo.

Sancho no estaba en Koh Phangan por casualidad. …l mismo ha confesado su interés en Las enseñanzas de Don Juan, el viejo libro sobre peyote y chamanes de Carlos Castañeda. Pero el posible ángulo toxicológi­co de estos asuntos termina a menudo en ángulo muerto, porque es un hilo que la policía prefiere no estirar. En los tenderetes o en los rincones de Haad Rin, la playa donde se celebra una de las fiestas electrónic­as más cosmopolit­as, los hongos crecen como hongos.

El juicio en Koh Samui prosiguió ayer por segundo día, a puerta cerrada, con la presencia entre los testigos de la persona que le vendió los cuchillos –para cocinar, según su defensa, aunque la villa en la que se alojaba contaba con utensilios de cocina– y la señora del único supermerca­do de Salad, que le vendió el kayak. La intención de la Fiscalía es demostrar que el joven de 29 años planeó el asesinato. Sancho, que en esta segunda jornada contó en la sala con una traducción en inglés, se mostró algo más relajado que el primer día. Además de su padre, el actor Rodolfo Sancho, ayer también acudió al juicio su madre, la analista de inversione­s Silvia Bronchalo. ●

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G3 / GTRES Si via Bro ha o. La madre de Daniel Sancho, que se perdió el primer día de juicio por no encontrars­e bien, sí asistió ayer a la declaració­n de los testigos de la Fiscalía

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