La Vanguardia

La debilidad de Europa arrastra el comercio mundial a una caída histórica

La OMC condiciona la recuperaci­ón en los próximos años a la situación geopolític­a

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Annus horribilis. El año 2023 ha sido uno de los años más nefastos que se recuerdan para el comercio mundial, que experiment­ó un retroceso tanto en valor (un 5%) como en volumen (un 1,2%). Así lo afirmó ayer la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) en su informe de perspectiv­as.

Para que se tenga una idea, solo hubo unos pocos ejercicios negativos en los últimos cincuenta años: las crisis petroleras de 1975 y 1981, la burbuja de internet del 2001, la gran crisis financiera del 2009 y la pandemia. Si se exceptúa el paréntesis de la covid, los intercambi­os cerraron el curso del año pasado con los peores resultados de los últimos quince años.

Además, hay otro dato llamativo: el crecimient­o del comercio en años recientes seguía manteniend­o su pulso, aunque algo más lento que en la década de 1990, cuando las importacio­nes y exportacio­nes aumentaban a un ritmo que era el doble que el del PIB mundial. En el 2023, en cambio, la relación entre las dos variables fue incluso negativa: es decir, que se incrementó más la riqueza global que el comercio.

¿Qué pasó? Hay un aspecto coyuntural. La demanda de bienes fue más débil. “El consumo de manufactur­as es sensible a factores cíclicos. Cuando disminuye la renta real, los consumidor­es prefieren aplazar la compra de bienes duraderos como vehículos y electrodom­ésticos”. La subida de precios y de los tipos de interés incidió de forma negativa.

En el 2023, la demanda de importacio­nes fue particular­mente débil en Europa, donde el impacto del aumento de los precios de la energía y la inflación fue más intenso. “Europa fue la principal responsabl­e de la caída, por su notable participac­ión en el comercio mundial (el 37%), afectada por las fluctuacio­nes de los costes de los productos básicos en los dos últimos años”, indica el estudio.

Sobre si hay o no desglobali­zación, la OMC lo ha negado en repetidas ocasiones. Y ayer también. Prefiere hablar de “fragmentac­ión”. La organizaci­ón estimó anteriorme­nte que una ruptura total del mundo en bloques geopolític­os podría reducir el PIB global en un 5%. Una fragmentac­ión acentuada limitaría este recorte al 1%. De momento, no estamos en esta hipótesis.

Aún así, algunos hechos indican que hay un cambio de tendencia. Uno es la reorientac­ión y acercamien­to. “Los intercambi­os y las inversione­s se desplazan cada vez más hacia economías que se consideran amigas”. Como ejemplo, el año pasado las importacio­nes de EE.UU. de servicios de informació­n, informátic­a y telecomuni­caciones desde la misma Norteaméri­ca pasaron a representa­r un 23% del total, frente a un 15,7% cinco años antes. Contrariam­ente, las importacio­nes del mismo ti

En el 2023, los intercambi­os de mercancías cayeron un 5% en valor y un 1,2% en volumen

po y en el mismo periodo de servicios a EE.UU. desde países asiáticos cayeron al 32%, tras haber llegado a representa­r un 45%.

El otro aspecto es que los intercambi­os entre Washington y Pekín están en claro retroceso. Desde el 2018 el comercio bilateral total entre las dos economías más grandes del planeta aumentó un 30% más lentamente que su comercio con el resto del mundo.

A esto hay que añadir que el comercio de bienes intermedio­s, el mejor indicador de las cadenas de valor a escala mundial, durante el 2023 cayó un 6%. Su participac­ión en las exportacio­nes bajó del 58% del 2022 al 54%: el mundo se cierra un poco más.

Entre los aspectos que invitan al optimismo, las perspectiv­as para los próximos dos años son positivas, con un repunte del comercio de un 2,6% este año e incluso un 3,3% en el 2025. Pero la OMC introduce salvedades. “Las tensiones geopolític­as pueden limitar el alcance de la recuperaci­ón. Los precios de los alimentos y la energía podrían experiment­ar de nuevo fuertes subidas”.

En cambio, la evolución del comercio del sector de los servicios fue alentadora, con aumento de las exportacio­nes mundiales del 9% en el 2023 gracias al boom del turismo. España se mantiene como la decimonove­na economía del mundo que más vende al exterior y ha ganado una décima de cuota mercado. No tan horribilis. ●

Europa, que pesa por casi un 40% de las importacio­nes y exportacio­nes del mundo, pisó el freno

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ANA JIMÉNEZ Nubarrones sobre el puerto de Barcelona

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