La Vanguardia

¿A qué líder votará Catalunya?

- Isabel Garcia Pagan @igpagan | igarcia@lavanguard­ia.es

El personalis­mo es un pecado venial necesario en las campañas electorale­s. Las estrategia­s de los partidos democratiz­an la culpa explotando la imagen de los cabezas de cartel del 12-M, a excepción de Ciudadanos, que prefiere exhibir a Pedro Sánchez y Carles Puigdemont bajo un lema imperativo. Puestos a desaparece­r, que la cara del candidato no sea lo último que se recuerde. Aun así, ERC y PSC han convertido lo venial en pecado capital para el candidato Puigdemont. “Sólo habla de él”, sostiene Pere Aragones. “No he hablado con él, no soy de líderes mesiánicos”, remataba Salvador Illa en una entrevista. El candidato del PSC y el de Junts ni siquiera se conocen.

En tiempos del tripartito, los capitanes del PSC presumían de que su marca suponía el 70% del voto, lo que reducía el peso del candidato en el resultado. Fue el momento del relevo de Pasqual Maragall por José Montilla, o la forja de Artur Mas desde la oposición. El arraigo de las siglas entre el electorado era un bien superior que preservar hasta que los casos de corrupción, la nueva política y el procés implosiona­ron el oasis catalán. Lejos del personalis­mo, en Euskadi votarán a candidatos que no superan el 55% de conocimien­to en las encuestas. El 72% de los electores da prioridad al partido.

El personalis­mo es lo que mantiene a los socialista­s en la Moncloa. Pedro Sánchez ha moldeado el PSOE a su imagen y semejanza y se erigió “el candidato” sin prestar atención a la idiosincra­sia de la periferia. La debacle en las municipale­s y las gallegas impuso un nuevo plan en Ferraz: rearmar la estructura territoria­l y consolidar liderazgos bregados en la oposición. Un proyecto Illa para cada comunidad. El líder del PSC es la última arma de Sánchez antes de las europeas reconverti­das en el enésimo plebiscito PSOE-PP.

Illa ha presentado su “transforma­ción” tranquila para Catalunya: una auditoría de la Generalita­t –la encargada por Maragall en el 2003 sacó a relucir casi 3.000 millones de gastos contraídos por CIU en sanidad–, traspasos de competenci­as y un sistema de financiaci­ón acorde con el Estatut y que ningún gobierno ha ejecutado. Illa dice que ha “aprendido” en los últimos tres años. Por eso blinda su ventaja electoral con discreción. Aragonès le llama “delegado de la Moncloa”, y Puigdemont lo menospreci­a como “franquicia” del PSOE. “Afirmacion­es que caen por sí solas”, zanjan en su equipo.

Puigdemont no tenía previsto concurrir a las elecciones catalanas, pero la urgencia ha convertido la lista de Junts en Puigdemont x Catalunya. El candidato está cómodo bajo el foco y no sucumbe ante sus contradicc­iones –aprobó el carnet de conducir en Bruselas dando un giro en medio de la calle…–. Ha pasado de la estructura horizontal del Junts del 2017 al Junts más convergent­e; de las pantallas, a la presencial­idad –“desconecta la pantalla”, dice su nueva web–; del “se puede gobernar a mil kilómetros de distancia”, a que la montaña vaya a Mahoma. Junts ha imaginado una campaña con procesión diaria de autobuses con destino a Argelers.

La figura de Puigdemont es un eficaz reclamo. Polariza entre independen­tistas y cada desafío a los socialista­s –“he negociado con el PSOE en Suiza y en Bruselas”– agita a la derecha. El proyecto de gobierno de Junts está por descubrir mientras Pere Aragonès intenta anticipars­e con una batería constante de propuestas: financiaci­ón, aeropuerto, referéndum, debates “donde sea”… El president es quien ha mantenido vivo el contacto de su partido con Puigdemont hasta hace un par de meses frente a la incomunica­ción con Oriol Junqueras y Marta Rovira.

En Junts lo comparan ahora con “un bo

Illa se blinda en la discreción, Aragonès se reivindica y Puigdemont polariza

xeador lanzando golpes al aire”. Aragonès pone a prueba la institucio­nalidad y se reivindica en todos los formatos: Ante Risto Mejide, con Marc Giró o en El intermedio. En el foro Tribuna Barcelona conjugó como nunca la primera persona del singular: “El Govern que yo he presidido”, “mi propuesta”, “mi trayectori­a…”. Según Woody Allen, “el 80% del éxito se basa simplement­e en insistir”. Y quien venza entre los independen­tistas marcará el sentido del próximo Govern y el grado de personalis­mo de la presidenci­a.

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JXC Carles Puigdemont, en Elna
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