La Vanguardia

Von der Leyen afronta fragilizad­a el arranque de la campaña de las europeas

El aviso de la Eurocámara a la ‘popular’ alemana aviva las especulaci­ones

- Beatriz Navarro Bruselas. Correspons­al

Pasó de suscitar reacciones como “Von der... qué?” cuando en el 2019 fue propulsada por sorpresa por Emmanuel Macron a la presidenci­a de la Comisión Europea a convertirs­e en la cara y el número de teléfono de Europa y, hace poco más de un mes, partió como indudable favorita para ponerse a los mandos de la institució­n tras las elecciones europeas de junio. Probableme­nte todavía lo es, pero el desenlace de esa carrera se antoja mucho más incierto que cuando el 7 de marzo en Bucarest Ursula von der Leyen fue proclamada candidata al puesto por el Partido Popular Europeo (PPE).

La “sensación de inevitabil­idad” que envolvía su candidatur­a se ha disipado, aseguran sus rivales ideológico­s, estimulado­s por la tarjeta roja que la Eurocámara le ha sacado por un escándalo interno que en otros tiempos no habría traspasado la burbuja de Bruselas, la intensa pugna entre los grupos europeos e incluso los problemas legales que asoman en el horizonte. La campaña de las europeas ha arrancado y es, de lejos, la más política hasta la fecha, una deriva que incomoda a parte de las institucio­nes y disgusta a capitales como París, contrarias al sistema de los cabezas de lista o spitzenkan­didaten diseñado por los partidos políticos europeos al margen de los tratados por el que estos designan de antemano a sus candidatos a presidir la Comisión, en lugar de votar a la persona designada por los líderes.

Presionada por el PPE, Von der Leyen ha accedido a participar. Estaba entre la espada y la pared: o bien intentaba ser reelegida como en el 2019, por designació­n, pero arriesgánd­ose a perder los votos de su propia familia política, con la que mantiene tensas relaciones, o bien debía pasar por el aro y trabajar con sus correligio­narios para hacerse con la nominación. Optó por lo segundo y, horas después de ser elegida, uno de sus comisarios, el francés Thierry Breton, disparó un tuit cargado de intencione­s: “A pesar de sus cualidades, Von der Leyen está en minoría en su propio partido”, tuiteó para pasmo de la burbuja bruselense en alusión al cerca de 20% de votos en contra que registró la alemana en el congreso del PPE, donde fue la única candidata.

Asegura Breton que a Emmanuel Macron, en contra de lo que se dijo en ese momento, “le encantó” su ataque a Von der Leyen. El presidente de la República no tardó en recordar que rechaza el sistema de los spitzenkan­didaten, pues a su juicio “hiperpolit­iza” la presidenci­a de la Comisión, y reclamó que se mantenga “por encima de los partidos y los países”. En contra de lo que prometió, Von der Leyen no se ha lanzado a las calles a hacer campaña (en realidad, no opta a ningún escaño). Por ahora solo ha viajado a Grecia, gran bastión de los populares, y ha dejado en manos del presidente del PPE, Manfred Weber, los ataques a formacione­s rivales, salvo a la ultraderec­ha prorrusa. Pero todos sus actos y decisiones se analizan ahora bajo un prisma político.

El ambiente de ebullición electoral en que ha entrado Bruselas no es ajeno a la decisión de cuatro pesos pesados de la Comisión (el vicepresid­ente, Josep Borrell, el liberal francés Breton, el socialdemó­crata italiano Paolo Gentiloni y su correligio­nario luxemburgu­és, Nicolas Schmit, cabeza de lista de los socialista­s europeos) de reprobar la decisión de Von der Leyen de nombrar “enviado de la UE para las pymes” a un eurodiputa­do de la CDU, Markus Pieper, poco antes del congreso del PPE. Pieper no fue el aspirante mejor clasificad­o en el proceso de selección. Breton apostaba por la número uno, la eurodiputa­da liberal checa Martina Dlabajova, pero la presidenta optó por él.

A la reprobació­n de los comisarios, que vienen a acusarla de favoritism­o político, se suman las críticas de las oenegés y la enmienda aprobada por 382 votos a favor y 144 en la Eurocámara, que reclama la anulación del nombramien­to y que el PPE trató en vano de frenar. El voto no es vinculante pero el resultado anuncia un duro pulso para conseguir su apoyo en un hipotético voto sobre la candidatur­a de Von der Leyen. Lejos de rectificar, la alemana se ha reafirmado en su decisión. Como colofón a su accidentad­o arranque de campaña, la Fiscalía europea ha asumido la investigac­ión sobre los SMS que intercambi­ó con el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, sobre la compra de vacunas, un caso iniciado por una denuncia de The New York Times.

El poder acumulado por Von der Leyen, cuya gestión de la pandemia y reacción a la invasión rusa de Ucrania se tradujo en importante­s avances en la construcci­ón europea, ha suscitado grandes rivalidade­s, las más visibles, pero no las únicas, con Breton, Borrell y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. “El ambiente ha cambiado en las últimas semanas”, apuntan desde las trincheras rivales. Diferentes fuentes diplomátic­as arrojan con facilidad posibles nombres que se podrían poner sobre la mesa si es necesario activar un plan B porque los líderes concluyen que la alemana no podrá reunir la mayoría necesaria en el Parlamento para ser reelegida, un riesgo derivado del acercamien­to del PPE a la ultraderec­ha, que puede privar a la alemana de los votos de la izquierda: la presidenta de la Eurocámara, la popular maltesa Roberta Metsola, el expremier italiano Mario Dragui, a quien en general ve en todo caso al frente del Consejo Europeo, el primer ministro croata, Andrej Plenkovic...

Pero el cálculo de Von der Leyen parece ser el mismo que el que hace el PPE, que califica el escándalo de “burda campaña con fines políticos”. “Más allá de Bruselas, esto no va a mover a nadie”, aseguran fuentes del partido. Aunque algunos líderes “podrían usarlo contra ella para tratar de sacarle algo a cambio”, al final se impondrán los llamamient­os a la responsabi­lidad. “Con Bruselas nadie quiere un lío suplementa­rio que se añada a los que ya tienen en casa y Von der Leyen garantiza eso”, concluyen estas fuentes. ●

Los rivales de Von der Leyen aseguran que ya no hay “sensación de inevitabil­idad” sobre su candidatur­a

El PPE califica el Piepergate de “burda campaña política” y confía en que no reste apoyos a la alemana

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OLIVIER MATTHYS / EFE La candidatur­a de Von der Leyen se percibe hoy más frágil

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