Los jóvenes cambian las reglas del lenguaje
La generación Z se ha reapropiado de términos o expresiones malsonantes que, no hace tanto, se utilizaban como insulto o para ofender a los demás
Cuando una serie les gusta mucho se la “meten por el culo”, si les ha encantado la actuación de su cantante favorita dicen que “ha servido coño” y usan “madre” para expresar admiración hacia una persona por algo que ha dicho o hecho. …stas son solo algunas de las expresiones que se han popularizado entre la generación Z, los nacidos entre 1997 y el 2010. Pueden sonar mal, parecer desagradables o imprecisas para expresar ciertas emociones, pero lo cierto es que los jóvenes han hecho una reapropiación de estos términos que, no hace tanto, se utilizaban para ofender al prójimo.
“Las nuevas generaciones a menudo usan palabras que las generaciones anteriores consideran negativas. Pero este fenómeno lleva pasando desde hace años”, explica Ramón Martínez, escritor, profesor y secretario del Colectivo LGTB+ de Madrid Cogam.
Sin ir más lejos, la palabra feminismo se usaba, en un principio, para señalar a los hombres “afeminados”, aquellos que no se comportaban como se suponía que debían comportarse. También se difundió como una manera despectiva para designar a las mujeres que luchaban por sus derechos. Hoy, las mujeres se declaran abiertamente feministas e incluso el término feminazi —el mismo que pretendía desacreditarlas — lo han sustituido por feminancy, en honor a las muñecas. “Los grupos oprimidos se han reapropiado históricamente del insulto para enorgullecerse de su condición. Por ejemplo, las lesbianas se han autodenominado bolleras o camioneras”, señala Eulàlia Lledó, lingüista especializada en sexismo y androcentrismo. Los avances en igualdad han repercutido también en el lenguaje. “Ahora sabemos que decir coñazo está mal”.
Del mismo modo, el discurso del colectivo LGTBI ha reevaluado términos más respetuosos hacia la diversidad sexual y el género. “Todo lo relacionado con la analidad ha estado siempre muy denostado y sigue estando. Al fin y al cabo el uso lingüístico solo ha empezado a cambiarse ahora. Funciona en el registro juvenil como algo irónico, pero no creo que haya trascendido a lo social”, detalla Martínez, respecto a la expresión por el culo, empleada también en forma de acrónimo: PEC.
La también lingüista Míriam Martín Lloret celebra que estas palabras se hayan hecho “extensivas” entre jóvenes heterosexuales, “se hayan popularizado” y se usen “con naturalidad” en un contexto coloquial. No obstante, recuerda que ciertas expresiones dependen mucho de quién las verbalice y en qué contextos. Un ejemplo sería la palabra “maricón”, que está completamente aceptada dentro del colectivo pero no fuera de él.
Si nos centramos en la etimología de estas expresiones comprobamos que provienen de círculos LGTBI, en concreto, del ball cul
ture. Esta subcultura, formada por la comunidad afroamericana y latina LGTBI de Nueva York, se creó durante los 80 como un espacio de refugio y apoyo para colectivos históricamente excluidos y estigmatizados. Por ejemplo, la expresión servir coño viene del in
glés serving cunt, que se popularizó entre el movimiento LGTBI y más concretamente en la cultura drag, gracias al drag mundialmente conocido Rupaul por su canción Charisma, Uniqueness, Nerve
& Talent (C.U.N.T), en 2017. Esta frase ha sido adoptada como un cumplido dentro y fuera de la comunidad para alabar una demostración de empoderamiento.
Pero, ¿cuáles son los factores que influyen en que una expresión se utilice más que otra? Ramón Martínez lo tiene claro. “En primer lugar, que sea divertida. Si expresiones como por el culo o PEC nos hacen gracia, pues nos va a resultar más gracioso utilizarla que otra expresión equivalente como ‘sentar cátedra'”. Y, en segundo lugar, por la hiperconexión digital. “Puedes hablar con personas de todo el planeta, en todo momento y en cualquier idioma”.
El 60,5% de los españoles pertenecientes a la generación X (entre los 40 y los 54 años) afirma tener dificultades para comprender la jerga de las generaciones más jóvenes, según una encuesta elaborada por Babbel, plataforma para el aprendizaje de idiomas. “Los jóvenes crean su propio código para que precisamente sus padres no los entiendan”, expone Martín. Y añade Lledó: “Todo es cuestión de aproximarse a esta realidad lingüística e interesarse sobre qué dicen y cómo lo dicen”.
Según los resultados de la encuesta, el 57% de la generación X piensa que se está “perdiendo” el castellano y, además, el 82% cree que se habla peor por el uso de anglicismos. Míriam Martín recuerda que el uso de esta jerga es plenamente consciente y usado de forma irónica. “Lo que debería preocuparnos es la pérdida de lenguas como el catalán. Al tratarse de una lengua minorizada, nos enfrentamos a dificultades para crear y extender neologismos”.
De hecho, existen diccionarios colaborativos que recogen estas expresiones y que, por ahora, no pueden registrarse en otros diccionarios. En contraposición a palabras como coñazo —persona o cosa latosa, insoportable— y cojo
nudo— estupendo, magnífico, excelente—, que la RAE sí incorpora.
La lengua evoluciona a toda velocidad creando palabras y expresiones nuevas. Por eso, resulta difícil saber si estos términos tienen fecha de caducidad o si trascenderán entre generaciones y se harán extensivos a otras, tanto que escuchemos a un hombre de 50 años decir que “se mete por el culo” la última temporada de Machos alfa. Lo que es seguro es que, en un futuro, a los jóvenes de hoy les extrañará lo que digan los jóvenes del mañana.
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Los avances en materia de igualdad han repercutido también en el argot juvenil
“Lo que parece que está cambiando por cómo hablamos no lo hace, porque no modifica lo que pensamos”
“Los jóvenes crean su propio código para que, precisamente, sus padres no los entiendan”