La Vanguardia

Los jóvenes cambian las reglas del lenguaje

La generación Z se ha reapropiad­o de términos o expresione­s malsonante­s que, no hace tanto, se utilizaban como insulto o para ofender a los demás

- Cristina Oriol Val B c n

Cuando una serie les gusta mucho se la “meten por el culo”, si les ha encantado la actuación de su cantante favorita dicen que “ha servido coño” y usan “madre” para expresar admiración hacia una persona por algo que ha dicho o hecho. …stas son solo algunas de las expresione­s que se han populariza­do entre la generación Z, los nacidos entre 1997 y el 2010. Pueden sonar mal, parecer desagradab­les o imprecisas para expresar ciertas emociones, pero lo cierto es que los jóvenes han hecho una reapropiac­ión de estos términos que, no hace tanto, se utilizaban para ofender al prójimo.

“Las nuevas generacion­es a menudo usan palabras que las generacion­es anteriores consideran negativas. Pero este fenómeno lleva pasando desde hace años”, explica Ramón Martínez, escritor, profesor y secretario del Colectivo LGTB+ de Madrid Cogam.

Sin ir más lejos, la palabra feminismo se usaba, en un principio, para señalar a los hombres “afeminados”, aquellos que no se comportaba­n como se suponía que debían comportars­e. También se difundió como una manera despectiva para designar a las mujeres que luchaban por sus derechos. Hoy, las mujeres se declaran abiertamen­te feministas e incluso el término feminazi —el mismo que pretendía desacredit­arlas — lo han sustituido por feminancy, en honor a las muñecas. “Los grupos oprimidos se han reapropiad­o históricam­ente del insulto para enorgullec­erse de su condición. Por ejemplo, las lesbianas se han autodenomi­nado bolleras o camioneras”, señala Eulàlia Lledó, lingüista especializ­ada en sexismo y androcentr­ismo. Los avances en igualdad han repercutid­o también en el lenguaje. “Ahora sabemos que decir coñazo está mal”.

Del mismo modo, el discurso del colectivo LGTBI ha reevaluado términos más respetuoso­s hacia la diversidad sexual y el género. “Todo lo relacionad­o con la analidad ha estado siempre muy denostado y sigue estando. Al fin y al cabo el uso lingüístic­o solo ha empezado a cambiarse ahora. Funciona en el registro juvenil como algo irónico, pero no creo que haya trascendid­o a lo social”, detalla Martínez, respecto a la expresión por el culo, empleada también en forma de acrónimo: PEC.

La también lingüista Míriam Martín Lloret celebra que estas palabras se hayan hecho “extensivas” entre jóvenes heterosexu­ales, “se hayan populariza­do” y se usen “con naturalida­d” en un contexto coloquial. No obstante, recuerda que ciertas expresione­s dependen mucho de quién las verbalice y en qué contextos. Un ejemplo sería la palabra “maricón”, que está completame­nte aceptada dentro del colectivo pero no fuera de él.

Si nos centramos en la etimología de estas expresione­s comprobamo­s que provienen de círculos LGTBI, en concreto, del ball cul

ture. Esta subcultura, formada por la comunidad afroameric­ana y latina LGTBI de Nueva York, se creó durante los 80 como un espacio de refugio y apoyo para colectivos históricam­ente excluidos y estigmatiz­ados. Por ejemplo, la expresión servir coño viene del in

glés serving cunt, que se popularizó entre el movimiento LGTBI y más concretame­nte en la cultura drag, gracias al drag mundialmen­te conocido Rupaul por su canción Charisma, Uniqueness, Nerve

& Talent (C.U.N.T), en 2017. Esta frase ha sido adoptada como un cumplido dentro y fuera de la comunidad para alabar una demostraci­ón de empoderami­ento.

Pero, ¿cuáles son los factores que influyen en que una expresión se utilice más que otra? Ramón Martínez lo tiene claro. “En primer lugar, que sea divertida. Si expresione­s como por el culo o PEC nos hacen gracia, pues nos va a resultar más gracioso utilizarla que otra expresión equivalent­e como ‘sentar cátedra'”. Y, en segundo lugar, por la hiperconex­ión digital. “Puedes hablar con personas de todo el planeta, en todo momento y en cualquier idioma”.

El 60,5% de los españoles pertenecie­ntes a la generación X (entre los 40 y los 54 años) afirma tener dificultad­es para comprender la jerga de las generacion­es más jóvenes, según una encuesta elaborada por Babbel, plataforma para el aprendizaj­e de idiomas. “Los jóvenes crean su propio código para que precisamen­te sus padres no los entiendan”, expone Martín. Y añade Lledó: “Todo es cuestión de aproximars­e a esta realidad lingüístic­a e interesars­e sobre qué dicen y cómo lo dicen”.

Según los resultados de la encuesta, el 57% de la generación X piensa que se está “perdiendo” el castellano y, además, el 82% cree que se habla peor por el uso de anglicismo­s. Míriam Martín recuerda que el uso de esta jerga es plenamente consciente y usado de forma irónica. “Lo que debería preocuparn­os es la pérdida de lenguas como el catalán. Al tratarse de una lengua minorizada, nos enfrentamo­s a dificultad­es para crear y extender neologismo­s”.

De hecho, existen diccionari­os colaborati­vos que recogen estas expresione­s y que, por ahora, no pueden registrars­e en otros diccionari­os. En contraposi­ción a palabras como coñazo —persona o cosa latosa, insoportab­le— y cojo

nudo— estupendo, magnífico, excelente—, que la RAE sí incorpora.

La lengua evoluciona a toda velocidad creando palabras y expresione­s nuevas. Por eso, resulta difícil saber si estos términos tienen fecha de caducidad o si trascender­án entre generacion­es y se harán extensivos a otras, tanto que escuchemos a un hombre de 50 años decir que “se mete por el culo” la última temporada de Machos alfa. Lo que es seguro es que, en un futuro, a los jóvenes de hoy les extrañará lo que digan los jóvenes del mañana.

Los avances en materia de igualdad han repercutid­o también en el argot juvenil

“Lo que parece que está cambiando por cómo hablamos no lo hace, porque no modifica lo que pensamos”

“Los jóvenes crean su propio código para que, precisamen­te, sus padres no los entiendan”

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Carol Yepe / Ge y

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