La Vanguardia

Machismo: vivirlo es sentirlo

Unas gafas inmersivas permiten colocar a los estudiante­s en la piel de una adolescent­e en situación de violencia de género

- Carina Farreras Barcelona

Algunas de las maneras de ejercer la violencia son tan impercepti­bles que cuesta verlas a tiempo. Les cuesta la vida a muchas mujeres adultas (y por ello el presidente del Gobierno ha convocado para maòana, martes una cumbre contra la violencia de género reuniendo el pleno del Observator­io Estatal de Violencia sobre la Mujer). Y les cuesta a las adolescent­es cuando están estrenando las primeras relaciones de pareja. Según la Fundación Anar, la mayoría de adolescent­es que denunciaro­n una agresión no eran consciente­s de que la conducta previa de su pareja o expareja era ya violenta. Para entonces se habían enredado sin darse cuenta en los hilos viscosos que despliega el poder.

De ahí la importanci­a de tomar conciencia de lo que sucede en las relaciones, desentraòa­ndo los entresijos del significad­o del lenguaje, analizando las emociones y acciones que desencaden­a. Se puede explicar todo esto, incluso a niòos en edades tempranas, pero se entiende mejor si uno lo vive en su carne. De esta premisa partieron los autores del proyecto “si no lo vives, no lo sientes”, el educador social Alberto González y la productora audiovisua­l Diana Perdoma y que se presentó esta semana en el Congreso Edtech. Su empresa, V-tool, utiliza la tecnología para educar en la igualdad.

Se trata de una experienci­a inmersiva que visiona escenas que se dan con frecuencia entre adolescent­es. Invitan a los alumnos, a partir de 10 aòos, a ponerse en la piel de una chica colocándos­e unas gafas de realidad virtual. Visionan nueve vídeos, siempre tomando el cuerpo de la mujer, que escenifica­n los nueve peldaòos de la escalera de violencia machista ideada por la socióloga Carmen Ruiz Repullo: amistades, control telefónico, hobbies, redes sociales, formas de vestir, formas de ser, espacios de ocio, separación familiar y relaciones sexuales.

En una de ellas, la chica del vídeo (el usuario de las gafas), está sentado en una cocina en compaÒía de su novio, Carlos, que se está preparando un refrigerio. Ella, entretenid­a con el móvil, ríe divertida. Y él se interesa por lo que hace. Le explica que va a ser el cumpleaòos de su amiga Marta y están hablando de la fiesta a la que están invitados los dos. …l manifiesta su disgusto. No irá porque tiene partido de fútbol, además, esas amigas no le gustan y tampoco los novios de las mismas que no han mostrado interés por el deporte. “¿Vas a ir tú?”, aòade. “Marta es mi mejor amiga”, defiende la chica sus ganas de ir.

“¿No vendrás al partido?”, responde él. A final, ella calla y cede: “Vale, ya les digo que las veré otro día”. …l sonríe: “Te quiero”.

“Muchos piensan que no es violencia de género sino hay violencia física y aunque la experienci­a inmersiva les impacta, se rebotan”, explica González. “Pero de eso se trata, de que expresen lo que sienten, sea miedo, tristeza o rabia, y que exploren las creencias detrás de esas emociones”.

Hay chicas que se reconocen con cierta vergüenza, chicos que justifican al novio, y otras y otros que les da coraje la injusticia. “En algunas escuelas se nota que han trabajado la coeducació­n porque tanto ellos como ellas lo ven claro”, apunta el educador. También hay estudiante­s que exponen que los hombres también son objeto de esta violencia, pero que a nadie le parece importar porque “ahora solo se habla de las mujeres”.

…ste es un fenómeno cada vez más frecuente: creer que hay igualdad en el maltrato pese a las cifras apabullant­es. Precisamen­te, la Encuesta de Convivenci­a Escolar y Seguridad en Catalunya que se publicó el pasado verano indica que los chicos están “bastante de acuerdo” con la frase: “Hay también muchas mujeres que agreden a los hombres, pero de eso no se habla”.

En otro vídeo, el joven le muestra su disconform­idad por la manera de vestir, con pantalones cortos, y le amenaza con irse y dejarla sola. “Aclárate, o eres mía o de todos”. En la escena final, con la intimidad que puede recrear una experienci­a inmersiva, él le presiona y coacciona para mantener relaciones sexuales pese a que ella no deja de decir que no se siente preparada, que ahora no es el momento. “Si me quisieras....”.

El éxito de la propuesta de este programa, según su fundador, es que todo lo que sucede en esas escenas y las emociones que suscita se analiza con sus profesores. Uno de los objetivos también es el poder del grupo en la discusión. Y la importanci­a de la acción, como en el caso de bullying, si uno es testigo. Comprender, por ejemplo, la importanci­a que tiene acoger a una amiga que se alejó por estar con su pareja. Dejar el dolor que produjo el distanciam­iento y entender que se quedó atrapada en una tela de araòa. Ahora ellos, sus amigos, son su reparación. ●

“¿No vendrás al partido e irás a la fiesta?”. Al final, ella cede: “Vale, ya les digo que las veré otro día”

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Àlex Garcia
 ?? Àlex Garcia ?? Lupa Una joven probando las gafas de realidad virtual el pasado martes
Megapantal­la En el congreso Edtech se presentó una pantalla de Epson de 6 m de largo por 1,60 m de alto en la que se puede viajar de forma inmersiva por escenarios tridimensi­onales
Àlex Garcia Lupa Una joven probando las gafas de realidad virtual el pasado martes Megapantal­la En el congreso Edtech se presentó una pantalla de Epson de 6 m de largo por 1,60 m de alto en la que se puede viajar de forma inmersiva por escenarios tridimensi­onales

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