La Vanguardia

El fiscal defiende que Trump sobornó a Daniels para “adulterar” las elecciones

El testigo David Pecker da inicio al único juicio penal a un expresiden­te de EE.UU.

- Javier de la Sotilla Washing on. S vicio sp cial

Un perímetro de seguridad reforzado y decenas de seguidores y detractore­s de Donald Trump recibieron ayer al candidato republican­o ante el tribunal criminal del Bajo Manhattan. En su interior comenzaron los alegatos iniciales y el primer testimonio –del editor David Pecker– del único juicio penal a un expresiden­te en la historia de Estados Unidos. Defensa y acusación expusieron al jurado de 12 miembros, elegido la semana pasada, sus visiones contrapues­tas del caso del soborno a Stormy Daniels, y comenzaron a definir sus estrategia­s para un juicio que podría alargarse un mes y medio. El veredicto al que llegue esta docena de ciudadanos anónimos de Nueva York determinar­á si Trump es condenado a prisión antes de las elecciones presidenci­ales de noviembre.

Antes de entrar en el tribunal, el magnate dijo ante las cámaras que este juicio forma parte de una “interferen­cia electoral”. “Todo el mundo lo sabe, es muy injusto”, afirmó, y reiteró sus propias palabras del lunes pasado, cuando comenzó la selección del jurado: “Esta es una caza de brujas con el objetivo de dañar al oponente del peor presidente de la historia”.

El caso tiene que ver con “una conspiraci­ón criminal y un encubrimie­nto” con el objetivo de “adulterar” las elecciones del 2016, resumió Matthew Colangelo, uno de los miembros de la acusación encargados de exponer el

Donald Trump, ayer ante el tribunal de Nueva York

caso al jurado. Concretame­nte, gira alrededor del pago de 130.000 dólares que realizó entonces el exabogado de Trump, Michael Cohen, a la actriz porno Stephanie Clifford –cuyo nombre artístico es Stormy Daniels– para comprar su silencio sobre una relación extramarit­al que habían mantenido diez años antes. Posteriorm­ente, el magnate reembolsó este dinero a Cohen y lo hizo constar co

mo gastos legales de su empresa familiar.

La acusación considera que aquello constituyó un delito de falsificac­ión documental, que ayudó a la comisión de otro delito, contra la ley de financiaci­ón de campañas electorale­s en Nueva York, lo que agrava los cargos y los convierte en penales. Por su parte, la defensa intentó convencer al jurado de que la relación entre

Trump y Daniels nunca tuvo lugar y que el pago –que no puede negar, porque quedó registrado y porque Cohen ya lo reconoció en el 2018 ante la justicia y fue condenado por ello– no perseguía fines electorale­s, como alega la acusación, sino evitar la vergüenza de su familia si Daniels decía públicamen­te que había tenido sexo con el magnate.

El fiscal de distrito, Alvin Bragg, convenció hace un año a un gran jurado de Manhattan para que imputara al expresiden­te con 34 delitos. Y ayer llamó al primer testigo del juicio, David Pecker, quien fue editor del tabloide National Enquirer. Bragg quiere demostrar que Trump y Pecker acordaron en el 2015, cuando presentó su candidatur­a, un plan para impulsar su campaña. Parte de ese plan consistía en encubrir escándalos como el de Stormy Daniels mediante sobornos. Durante la campaña presidenci­al, Trump realizó otro soborno, de 150.000 dólares, a la modelo Playboy Karen Mcdougal, que fue cubierto por The National Enquirer. Bragg quiere utilizar estas alegacione­s para demostrar que existía un esquema de sobornos para beneficiar electoralm­ente al candidato, por lo que constituyó un delito de financiaci­ón de campañas.

También está previsto que en los próximos días acudan a testificar dos personas directamen­te relacionad­as con el soborno: Daniels, llamada por la defensa de Trump, y Cohen, por la acusación. El juicio no puede ser televisado, aunque sí pueden asistir periodista­s a la sala. Ayer observaron como Trump hacía movimiento­s de desaprobac­ión con las manos y cabeza mientras la acusación esgrimía sus argumentos. También giró su mirada en numerosas ocasiones, según los medios presentes, hacia los miembros del jurado, que enfrentará­n en las próximas semanas la presión y la responsabi­lidad de juzgar por primera vez a un expresiden­te imputado con cargos penales. ●

La acusación sostiene que su primer testigo, Pecker, creó junto a Trump una trama para encubrir sobornos

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Yuki Iw mur / Reuters

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