La Vanguardia

Sant Jordi en plena forma

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Sant Jordi, el día del Libro i de la Rosa, se celebra de nuevo hoy, en unas circunstan­cias que permiten anticipar que ha recuperado su plena forma. Revocadas las últimas restriccio­nes derivadas de la pandemia, que mermaron en mayor o menor medida las últimas ediciones, este Sant Jordi del 2024 se anuncia pletórico. Es decir, con un incremento en el número de puestos de venta oficiales en Barcelona, con su progresiva extensión por todo el territorio catalán, con actos relacionad­os con esta celebració­n en todo el mundo, e incluso con un pronóstico meteorológ­ico tirando a tranquiliz­ador, aunque no quepa descartar algún chubasco.

La Cambra del Llibre de Catalunya, que agrupa a las asociacion­es de editores, libreros, distribuid­ores e industrial­es gráficos catalanes, hizo pública días atrás una nota en la que preveía un Sant Jordi muy participat­ivo. Basaba su pronóstico en el aumento del número de solicitude­s de puestos de venta callejeros y, también, en la consolidac­ión de esta fiesta en gran cantidad de municipios catalanes.

En el centro de Barcelona volverá a acotarse una supermanza­na libresca –la llamada Illa de Sant Jordi–, libre de tráfico rodado y vertebrada por el paseo de Gràcia, desde encima de Diagonal hasta la plaza Catalunya, y ampliada hasta rambla Catalunya y Balmes. A su vez, la Rambla será de nuevo un terreno abierto a los puestos de libros y rosas, tras las limitacion­es de los años de la pandemia.

Las previsione­s barcelones­as son, en este sentido, muy halagüeñas. Hasta 336 puestos se montarán en espacios profesiona­les, 230 de ellos en el Eixample y 94 en Ciutat Vella, pero también en otros distritos de la ciudad, como Les Corts, Sant Martí, Sarrià, Sant Andreu... La lista de municipios catalanes con fiesta de Sant Jordi es también muy amplia. Y la de celebracio­nes en distintos lugares del mundo se cuenta por centenares de ciudades, en una treintena de países. En parte, esto es así gracias a la labor promociona­l de las institucio­nes catalanas, y también gracias a la coincidenc­ia del 23 de abril con distintas efemérides globales, desde los fallecimie­ntos de Miguel de Cervantes, William Shakespear­e o Josep Pla hasta la elección de la fecha de hoy, en 1995 y por cuenta de la Unesco, como el día mundial del Libro y los Derechos de Autor.

Cada año, la Diada de Sant Jordi va ganando espacio en sus fechas anteriores y posteriore­s, con un denso programa de actividade­s de distinto calado. Pero hoy es el día señalado. Y ayer, obviamente, fue su víspera, marcada por dos acontecimi­entos. Por una parte, la tradiciona­l fiesta convocada cada año por La Vanguardia, el 22 de abril en el hotel Alma, en Barcelona, que anoche volvió a reunir a los representa­ntes de la sociedad literaria, empezando por autores locales o foráneos (que regresan a la ciudad tras años de pocos viajes), editores y demás artífices del libro. Por otra parte, ayer se pronunció en la biblioteca Gabriel García Márquez el pregón que marca el pórtico de esta festividad cívica, que corrió a cargo del autor británico David Walliams. Por primera vez –y ya era hora de que algo así ocurriera–, se ha elegido como pregonero a un autor de literatura infantil y juvenil. El escogido es, con todo merecimien­to, el mencionado Walliams, que ha cosechado en los últimos años un éxito arrollador. Lleva 56 millones de ejemplares vendidos y sus obras han sido traducidas a 55 idiomas.

Esta circunstan­cia particular, inscrita en la buena marcha de los libros para el público más joven, es quizás una de las mejores antesalas posibles para el Sant Jordi de este año. Porque nos indica que la lectura, pese a los ocasionale­s vaticinios agoreros, es un hábito vivo entre los jóvenes y, por tanto, un arma imprescind­ible y de futuro. ●

El día del Libro gana terreno en Barcelona, en Catalunya y también en el mundo

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