‘Calladita’, la película que retrata el trato a las empleadas del hogar
Miguel Faus presenta en el BCN Film Fest su ópera prima sobre los usos y costumbres de la clase alta catalana a través de los ojos de una empleada de servicio
Ana ha viajado de Colombia a Barcelona en busca de empleo para ganar algo de dinero e invertirlo en los estudios de su hermana pequeña. Ha encontrado un puesto de empleada del hogar en casa de una familia adinerada. No le va mal: le pagan cada mes. Tampoco le va especialmente bien: el salario es bajo y vive con la promesa de que, si se esfuerza, le harán los papeles. Las cosas se tuercen cuando llega el verano y la familia se instala en su casa del Empordà. Se llevan a Ana, que no puede librar ni un solo día y que, poco a poco, va sintiendo esa enorme casa de veraneo como su prisión.
“La idea inicial era hacer una sátira sobre la burguesía catalana y una crítica del mundo de los pijos barceloneses en sus vacaciones de verano”, explica Miguel Faus, director de Calladita, su ópera prima, que se ha proyectado en el BCN Film Fest tras pasar por el Festival de Málaga y varios certámenes internacionales.
Faus vio enseguida que “la empleada doméstica era la protagonista perfecta porque vive justo en el epicentro del mundo que yo quería retratar y, por tanto, lo oye todo y lo sabe todo. La chica de servicio es la espía perfecta y, además, tiene una cierta mirada crítica hacia sus empleadores y un conflicto que se condensa en el título: tiene que estar callada, ser invisible”, relata el realizador en entrevista con La Vanguardia.
Añade que en el trabajo de las empleadas del hogar “hay algo de deshumanización, pues se pretende que todo esté limpio y que la comida llegue a la mesa casi por arte de magia, como lo haría un robot, porque tratar con la persona que hace esas tareas genera conflictos”. Faus entrevistó a varias chicas de servicio para escribir el guion y “la idea inicial de la sátira social creció, pues también hay mucho del personaje de Ana, resultado de toda la investigación”.
La actriz colombiana Paula Grimaldo da vida a Ana. Ariadna Gil y Luis Bermejo son sus empleadores. “No son personas especialmente malvadas, pero sí muestran grandes dosis de frivolidad e hipocresía”. Lo mismo ocurre con los hijos de la pareja, un chico y una chica de poco más de 20 años, más o menos de la edad de Ana, que “no se ponen en la piel de la persona que limpia en su casa” e incluso van más allá “y actúan con impunidad, pues si algo va mal, papá lo arreglará”. “Primero era una trastada sin importancia en el colegio, luego una multa de tráfico, después cosas bastante más graves...”. El dinero es el salvoconducto para esa impunidad, “una impunidad de clase, en un país como España con mucha corrupción”, añade Faus. quien ha querido mostrar “las brechas de origen y raza, porque en España hay 600.000 empleados domésticos de los que el 96% son mujeres, y más del 70%, extranjeras”.
El director concluye que la película “celebra la libertad y la resistencia de una mujer inmigrante en un mundo gobernado por personas que no son como ella”. ●