Omar Montes: el trauma y el oro
Su sevillana ya es la más escuchada de la historia de Spotify
Omar Montes (Madrid, 1988) estrenó La sevillana el 9 de abril, colocándola directamente en el número 1 de Spotify. En una semana había superado a casi todos los clásicos del gènero y se convertía en la canción más escuchada de la Feria de Abril. Solo le quedaba batir a uno en la plataforma de streaming: al cierre de esta edición, sus más de 5,2 millones de reproducciones dejan 400.000 puestos por debajo el A bailar, a bailar, de Cantores de Híspalis. Escasa mella le causó ciertas críticas recibidas al presentarla en la final de la Copa del Rey. ¿Traen a un madrileño a cantar sevillanas en la capital de Andalucía? Omar, que fue boxeador antes que cantante, sabe golpear donde más duele, pero aún mejor fajar y responder con inteligencia y finezza: “Quise rodar el clip en el barrio de las Tres Mil Viviendas porque ya que me estoy apropiando un poco –no es mi intención, pero canto una sevillana sin ser sevillano y yo le debo mucho a Sevilla, porque es donde está el arte– creí que una buena manera de brindarle mis respetos sería grabar en un lugar carismático. Y las
Tres Mil es un barrio humilde que me recuerda mucho al mío y quise hacerlo para mis fans”.
Natural de Pan Bendito, distrito de Carabanchel, el gran público conoció a Montes cuando comenzó a salir con Isa Pantoja, hija de la cèlebre tonadillera. Era el 2018. “Me gustaba bastante, pero realmente no me acerquè yo a ella, sino al revès. La gente está muy equivocada, pero como tampoco me he puesto a explicarlo yo mucho... Vino a verme a un concierto, nos hicimos una foto, me la etiquetó en Instagram y empezamos a hablar y conocernos antes de vernos por segunda vez”, explica caballeroso. Las cámaras y flashes descubrieron a un artista urbano de trap, reguetón y flamenco que hacía
ostentación de mucho oro, relojes de alta gama y lujosos deportivos, que llegó a repartir billetes de 500 euros entre sus vecinos y a un hèroe de barrio que ayudaba con alimentos a familias necesitadas. “Yo me crie en unas chabolas con mi abuela, mi abuelo y mi madre. A veces, si comías no cenabas”, explicó en el programa Déjate querer. Hoy le preguntamos si las carencias de su infancia explican esa fase de despilfarro que ya ha dejado atrás: “Posiblemente sí, porque yo no tenía nada y veía a raperos y reguetoneros cargados de oro, relojes caros, coches de la hostia… Creía que eso era lo que molaba. Y estaba muy equivocado: lo que mola de verdad es quitar a tu madre de fregar escaleras. A mí ahora tener un Ferrari no me llena, pero cuando veo que mi madre no trabaja y puede vestir bien, comer, ir al cine… eso me llena más que cualquier cosa. Ahora salgo a la calle con lo primero que pillo del armario. Le doy valor a otras cosas”. Algunas de ellas son, nos cuenta, “dormir abrazado a mi perrita, invitar a mi abuelo a un vermú o ir a hacer la compra con mi abuela. Antes íbamos a Cáritas a por comida. El que no ha pasado por eso, no lo valora”.
Omar sale con Lola Romero desde el 2021, quince años más joven y conocida en redes como Kardashian gitana. Sueña con ser padre de nuevo y tener una Omarcita. Sabrá hallar tiempo entre tanto trabajo: en un mes ha colaborado con Luis Fonsi, Daviles de Novelda y Rvfv y Carín León. Casi seguidos ha lanzado El conjuntito, con El Bobe, y Yo lo soñé, con Saiko. Este último, el segundo que dedica a Ilia Topuria, campeón español de origen georgiano en la categoría peso pluma de la UFC: la noche del triunfo, Omar estaba con su viejo amigo en Anaheim (Estados Unidos). Y es que Omar cae bien. Incluso el rey Felipe VI posó sonriente a su lado tras la final de Copa. ¿Cómo se consigue ser amigo de todo el mundo? “Siendo como tú eres y una persona recta. Conozco los códigos de la calle: respetar, no saltarse a nadie, tratar a todo el mundo como te gustaría que te tratasen a ti y ayudar si está en tu mano”. ●
Cree que aquella época de ostentación y lujo se explica por haber crecido en un entorno de pobreza