La Vanguardia

Nigeria 1999, donde todo empezó

El 24 de abril de 1999, hace hoy 25 años, la España juvenil de la generación de Xavi, Casillas, Gabri, Orbaiz, Couñago o Aganzo logró el primer y último Mundial sub-20 hasta la fecha

- Anaïs Martí Barcelona

El 24 de marzo de 1999, Iñaki Sáez, selecciona­dor español sub-20, hizo pública la lista de los 18 futbolista­s convocados para el Mundial. Apenas faltaban diez días para la inauguraci­ón del torneo en un país de fuertes contrastes como Nigeria y apenas había un par de nombres que sonaban, como el de Xavi Hernández, Gabri o Iker Casillas. No tuvo demasiada repercusió­n. El foco mediático estaba puesto en la lista de la absoluta de Josè Antonio Camacho para los partidos contra Austria y San Marino de clasificac­ión para la Eurocopa 2000 y tambièn en la odisea de los internacio­nales yugoslavos para escapar de los bombardeos de la OTAN por la guerra de Kosovo. Hoy, 25 años despuès, aquella generación sigue siendo la única juvenil española campeona del mundo.

“No Èramos favoritos. Pero empezamos bien ganando 2-0 al Brasil de Ronaldinho en el primer partido de la fase de grupos. Y eso nos metió en las quinielas”, explica Pablo Orbaiz, capitán de aquella selección. “Para mí fue el partido más especial de todos. Me hizo ilusión marcar el primer gol de nuestro Mundial”, recuerda Gabri. “A Brasil la conocíamos bien. En enero nos habíamos enfrentado a ellos en un torneo en Uruguay y nos habían ganado 3-0. Tomamos nota de aquello”, relata Couñago, Bota de Oro de aquel Mundial con cinco goles. Las crónicas de la Època cuentan que España, encuadrada en el grupo F y que disputó sus primeros partidos en Calabar y Port Harcourt, casi en la frontera con Camerún, supo anular a Brasil con un fútbol ordenado. Fue tambièn la primera vez que se derrotó a Brasil en un partido oficial en cualquier categoría.

En cambio, el siguiente encuentro de la fase de grupos ante Zambia fue, emocionalm­ente, el más difícil. Falleció Marcelina Ruiz, la madre del Iñaki Sáez. Aún así, el selecciona­dor decidió permanecer en Nigeria. “Al principio no nos quisieron explicar què pasaba. Cuando nos enteramos, quisimos demostrarl­e que estábamos allí para ayudarle”, recuerda Couñago. El encuentro contra Zambia, disputado con un brazalete negro, se disputó el 8 de abril de 1999 en el estadio de Calabar. La prensa lo bautizó como “el horno” ya que se alcanzaron los 44 grados. El partido acabó con empate a cero. “El selecciona­dor fue un ejemplo. Todo el equipo tiene mucho que agradecerl­e”, recuerda David Aganzo, el último en llegar a la expedición. “Se lesionó Gerard López y le sustituí. No conocía a nadie excepto a Iker Casillas, que era de mi edad y con el que compartí habitación”, añade.

Tras el empate contra Zambia, llegó la victoria contra Honduras (3-1) y la clasificac­ión de España como primera de grupo. En octavos vencieron a Estados Unidos (3-2). Tras dos semanas en los hoteles de Calabar y Port Harcourt, España puso rumbo a Kaduna, en el corazón de Nigeria. Se encontraro­n con la cara más pobre del país. “Se nos metió un lagarto enorme en la habitación que compartía con Iker. El susto fue tremendo”, recuerda Aganzo. “Dormíamos dos en una cama. Y nos duchábamos con botellas de agua porque la que había no era salubre. Pasamos mucha hambre en general y en algún momento nos planteamos irnos” recuerda Gabri, que compartía habitación con Xavi. “Todos perdimos entre 4 y 5 kilos, las condicione­s eran nefastas”, recuerda el actual entrenador del Barcelona. “Menos mal que nuestro doctor, Jordi Guillèn, llevó un baúl de conservas de jamón”, desliza Orbaiz. Un cambio de hotel y las palabras del selecciona­dor evitaron la marcha de España, que se midió a Ghana en los cuartos. Fue entonces cuando Sáez le dio la alternativ­a a Iker Casillas, segundo portero. “Empatamos 1-1 y llegamos a la tanda de penaltis. Iker atajó el último y certificó el pase de España a semifinale­s. No se vio por la tele porque se cortó la señal”, recuerda Aganzo. “Es que las comunicaci­ones eran difíciles. Llamabas desde los hoteles y era muy caro. Las familias sabían que estábamos bien por la prensa”, recuerda Orbaiz. Sin moverse de Kaduna, el 21 de abril España recibía a Mali en semifinale­s. Se clasificó para la final contra Japón gracias a un doblete de Varela y otro gol de Xavi. “Nadie pensaba que llegaríamo­s tan lejos”, señala el egarense.

La final se jugó el 24 de abril de 1999 en el estadio Surelere de Lagos, la capital de Nigeria. España se coronó tras ganar 0-4. “Empezamos a saltar. Dimos la vuelta al campo y nos hicimos muchas fotos”, recuerda Aganzo. “No todos porque a mí y a Marchena nos metieron 45 minutos en una sala al control antidopaje”, recuerda Couñago, que marcó dos de los cuatro goles españoles. “Luego lo celebramos en la piscina del hotel. Y en España recibimos varios homenajes”, recuerda Aganzo. “No parece que haya pasado tanto tiempo. Me sale una sonrisa recordándo­lo”, dice Orbaiz. Para

Gabri, “fue la explosión del fútbol español” . Y Para Xavi, “sirvió para dar un golpe sobre la mesa. Aquel Mundial, tras la llegada de la ley Bosman que permitía contratar a jugadores extranjero­s, reivindicó el talento de las canteras. Fue el inicio de la Època dorada del fútbol español”. ●

Ese Mundial fue el inicio de la época dorada del fútbol español” Xavi Hernández

Pasamos mucha hambre, hubo un momento en que quisimos irnos” Gabri

Las comunicaci­ones eran difíciles, la familia sabía que estábamos bien por la prensa” Pablo Orbaiz

No pude celebrarlo porque me tuvieron 45 minutos con Marchena en la sala antidopaje” Pablo Couñago

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PINO / EFE Los jóvenes campeones del mundo posan el 26 de abril de 1999 en Madrid con el trofeo conquistad­o dos días antes en Nigeria
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