Una comedia grosera
The Palace ★✩✩✩✩
Dirección: Roman Polanski
Intérpretes: Fanny Ardant, John Cleese, Olivier Masucci
Producción: Italia, 2023. 100 min. Comedia
Polanski es un superviviente. Lo ha sido desde mucho antes de que, en 1978, saliera huyendo de Estados Unidos tras seducir a una cría de catorce años. Es un superviviente desde los cuatro años, cuando sus padres fueron asesinados en Auschwitz y, tras su muerte, siguió para el futuro director una infancia de internados y huidas. También sobrevivió, por casualidad –no estaba en casa–, pero sobrevivió, cuando la banda de Manson irrumpió en su mansión de Cielo Drive, en Los Ángeles, y mató a su mujer, Sharon Tate, y otros invitados aquella infausta noche de 1969 (a pesar del deseo de Tarantino, mostrado en Érase una vez... en Hollywood, de que las cosas hubieran sido diferentes).
Polanski es un superviviente, sí. Pero me temo que su prestigio como cineasta no va a sobrevivir mucho más –o va a verse seriamente mermado– tras el estreno de esta comedia grotesca sobre un grupo de ricos reunidos en un lujoso hotel, en medio de las montañas nevadas de Suiza, para celebrar la llegada del año 2000. En aquellas fechas se extendió el temor por el fin del mundo. Se decía que llegaría tras las doce campanadas, en el cambio de milenio, a causa de la caída generalizada de los sistemas informáticos. Aquello no ocurrió, pero marca a los protagonistas de esta caricatura chabacana y estridente que es The Palace, la caricatura de ricachones más desvirtuada y grosera que uno pueda imaginar.
El prestigio de Polanski se cimenta en títulos inolvidables como La semilla del diablo (1968) y Chinatown (1976), rodados tras emigrar a Hollywood. Filmes de muy distinto género entre sí, aunque ambos protagonizados –como muchas de otras películas suyas, incluida Repulsión (1965)– por personajes alienados y solitarios. Capaces, en su extrañeza, en su falta de lazos con la sociedad, de un crimen o de una sonrisa. O de ambas cosas a la vez. En eso The Palace no es diferente. Pero lo es en todo lo demás. No tiene estilo ni inteligencia dramática, y descansa en unos actores veteranos – John Cleese, Fanny Ardant, Joaquim de Almeida– que no tienen empacho en hacer el ridículo. También aparece Mickey Rourke, y quizá porque tocó fondo hace tiempo es quien interpreta con mayor convicción su imposible papel. Polanski, a sus noventa años, no tendrá muchas más oportunidades de hacer el ganso. ●