Alemania, nido de espías
Seis detenidos en pocos días: el espionaje ruso apunta a lo militar por la guerra en Ucrania, y el chino, a la economía
En días diversos de las últimas dos semanas, la policía alemana ha detenido en distintas ciudades a seis personas sospechosas de espiar para Rusia o para China, un ritmo de detenciones que ha levantado alarma en Alemania. El cuadro muestra la creciente penetración del espionaje ruso y chino en el país, que la Oficina Federal de Protección de la Constitución (BFV), los servicios secretos del Ministerio del Interior, vincula a la guerra en Ucrania en el caso ruso y a los intereses económicos en el chino, y en ambos casos a una ofensiva exterior con voluntad de desestabilizar las democracias occidentales.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, calificó de éxito el rosario de detenciones. “Nos estamos protegiendo contra las amenazas híbridas del régimen ruso, pero también contra el espionaje de China”, aseguró.
La sucesión de hechos posee tintes casi cinematográficos. El miércoles 17 de abril fueron arrestados en Bayreuth (Baviera) dos hombres con nacionalidad alemana y rusa, sospechosos de espiar para cometer actos de sabotaje con explosivos contra industrias e instalaciones militares –incluida una base estadounidense en este país– con el objetivo de “socavar el apoyo militar proporcionado por Alemania a Ucrania contra la guerra de agresión rusa”, según indicó la Fiscalía General.
Y esta semana, las pesquisas de la BFV contra el espionaje han llevado a cuatro detenciones vinculadas a China. Tres personas –dos son marido y mujer– fueron arrestadas en Düsseldorf y Bad Homburg. El matrimonio husmeaba en ámbitos de la ciencia y la investigación, mientras que el tercer detenido trabajaba para un agente chino y “recolectó para él en Alemania información sobre tecnologías innovadoras que pueden ser usadas con fines militares”, dice la Fiscalía General.
Pero el arresto más sonado, por su impacto en la política nacional, ha sido el de un asistente del eurodiputado ultraderechista Maximilian Krah. El detenido está acusado de “haber transmitido en varias ocasiones en enero del 2024 información sobre las negociaciones y decisiones del Parlamento Europeo a su cliente del servicio de inteligencia”, esto es, China, según señala la Fiscalía General, que, como se ve, no da abasto en la tarea de enviar a la prensa comunicados sobre espionaje.
Alemania se está convirtiendo en un nido de espías, como lo fue durante la guerra fría, cuando Berlín como ciudad dividida hervía de agentes foráneos. “El espionaje está en auge; ya vimos un aumento de actividades de inteligencia rusa tras la anexión de Crimea en el 2014, y ahora que tenemos una guerra caliente en Ucrania, el espionaje se ha vuelto aún más importante”, dice Erich Schmidt-eenboom, presidente del Instituto de Investigación de Política de Paz, en Weilheim (Baviera), y experto en servicios secretos.
“Los rusos quieren saber sobre la capacidad operativa de las fuerzas armadas alemanas, y sobre qué armas pueden enviarse a Ucrania, pero también hacen espionaje político, porque Alemania es un país importante en la toma de decisiones dentro de la UE, y económico, porque los rusos buscan lagunas en el régimen de sanciones”, enumera Schmidt-eenboom.
Ya al poco del inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero del 2022, Alemania expulsó a 40 presuntos espías vinculados a la embajada rusa en Berlín. Sin embargo, se estima que desde entonces Rusia ha compensado esas bajas con nuevos fichajes.
El espionaje chino está más relacionado con la economía y la búsqueda por parte de China de su lugar en el mundo. Según el informe anual de la BFV del 2023, “las ambiciones globales de China tienen como objetivo ganar más poder para dar forma a su propia reivindicación de organización y liderazgo, y cabe esperar que conduzcan a una mayor intensificación de las actividades de espionaje”. Thomas Haldenwang, presidente de la BFV, fue aún más específico en un simposio en Berlín: “China quiere ser la primera potencia política, militar y económica del mundo en el 2049; persigue ese objetivo continuamente, por medios legales, pero también por medios ilegales”.
Pekín utiliza a menudo a estudiantes y académicos chinos en universidades alemanas, los cuales cooperan de buen grado o porque no tienen más remedio. También la red de institutos Confucio, en teoría una institución de promoción de la cultura china, despierta recelo y la ministra de Educación, Bettina Stark-watzinger, dio la alerta al respecto hace meses.
Pero es el ámbito económico el flanco más débil, pues Alemania teme la competencia de China (aplastante y a la que el Gobierno califica de desleal), pero desea su mercado. Esta semana, los servicios secretos alemanes llamaron a las empresas a abandonar “la actitud muy ingenua y altamente optimista” en sus negocios con China, para evitar así el espionaje industrial. “No podemos aceptar que nos espíen, venga del país que venga”, sentenció el canciller, Olaf Scholz. Los servicios secretos alemanes ya han anunciado que contratarán a más personal. ●
Los servicios secretos alemanes ven planes para desestabilizar las democracias occidentales