La Vanguardia

“Me afecta exactament­e cero lo que puedan decir de mí”

Carles Puigdemont Candidato de Junts a la presidenci­a de la Generalita­t

- E N T R E V ı S TA Per iñán

Carles Puigdemont nació en Amer (Girona), tiene 61 años. Estudios de Filología Catalana. Fue periodista, alcalde de Girona y presidente de la Generalita­t. Es eurodiputa­do. Está casado y tiene dos hijas.

Ha dicho que asistirá a la investidur­a, ¿y si no hay amnistía?

Es un hecho que no se producirá, el calendario está marcado. Antes de que termine mayo la amnistía se aprobará y entrará en vigor.

Lo primero que hará al volver. Tengo ganas de ir al Parlament y poder hablar. Luego, de la agenda privada, cargada de emociones, ir a la tumba de mi padre y llevarle una flor, nos despedimos por Skype. También ir a Girona, el casco antiguo, la catedral, a Montilivi.

Tiene la documentac­ión caducada, ¿será un problema?

Tengo otra documentac­ión en regla, mi tarjeta de residencia belga, carnet de conducir belga...

¿Carnet de conducir belga?

Sí, tuve que volver a examinarme.

¿Y conduce?

Sí, sí. Me gusta. Es como cocinar. Me deja el cerebro relajado.

¿En estos años, alguna vez ha pisado suelo español? Técnicamen­te sí, sin habérmelo propuesto. Esto nadie lo sabe, fue durante más de una hora. Volvía de Alguer y tenía un transbordo en Milán para ir a Bruselas. Los billetes eran de Alitalia, pero nos llevan a las pistas y veo que el único avión era de Iberia. Llamo a mi abogado. Se puso nervioso: “es territorio español, te pueden detener”. Pasé el vuelo mirando por la ventana qué vegetación había. No pasó nada.

¿Cuándo fue?

En julio del 22, volvía con mi familia de unos días en Cerdeña.

¿Cómo ha llevado los ataques personales en este tiempo? Buscan que te dobles, yo hacía lo contrario. Tengo una piel muy dura. Me afecta exactament­e cero lo que puedan decir de mí.

Vive en el Vallespir, ¿cuándo hará la mudanza de Waterloo? Espero que después de la investidur­a. Es una mudanza grande.

¿Qué le gusta cocinar?

De todo. El fin de semana con mi mujer hemos hecho un rossejat de fideos, pero soy un enamorado de la butifarra dulce. Los espaguetis al roquefort me salen buenos.

¿Cómo termina el día en casa? Lo primero, sacarme el traje y la corbata. Cuando estoy en Waterloo, quien me espera es el gato y tengo que darle un poco de afecto.

Tiene un gato, ¿cómo se llama? Ninu. Luego intento estar en silencio. Es reparador. Tengo la música como referente también y varios libros siempre a la vista.

Silencio, música, ¿qué más? Cada día hablo con mis hijas y mi mujer a esa hora, cómo ha ido la escuela, el trabajo, y eso ya me lleva, no diré la hora de dormir, pero me gustan los horarios en Bélgica. Si puedo, me acuesto a las 10. Me gusta mirar documental­es en Arte y alguna película clásica en Filmin, mejor en blanco y negro.

¿Deporte, algún ejercicio? Debería y tengo aparatos en casa, pero me cuesta, la bicicleta, la elíptica, lo he intentado con la tablet, pero me pongo nervioso.

¿Yoga, meditación?

Hago el yoga en Catalunya que es badar (abstraerse), un descanso activo, parecido a la meditación.

¿Es creyente?

Sí, me he educado en una familia de valores cristianos.

¿Y practicant­e?

Soy muy mal practicant­e. Pero intento hablar poco de esto.

¿Reza?

Sí, y leo la Biblia a veces, pero mi vida no depende de eso. Me ayuda. He pasado temporadas en el monasterio de Poblet, pero separo las creencias de la esfera pública.

¿Algún santo o una virgen a los que tenga especial devoción?

No tengo un icono personal, pero sí dos vírgenes en casa. Di una conferenci­a en la Universida­d de Lovaina y me pagaron con una virgen. La otra es la de El Collell.

¿Qué recuerdos tiene de El Collell, donde estudió interno? Muy buenos. Fui con nueve años y salí antes del bachillera­to. Haces amigos que son tu familia, aún nos encontramo­s. Aprendimos a resistir. Cuando entré en la cárcel en Alemania, pensé “he vuelto a El Collell”. De hecho, la celda estaba mejor, tenía calefacció­n, cristales dobles, televisión, agua caliente…

Fue periodista antes que político, ¿qué estudios tiene?

Aún me siento periodista, pero ir a Barcelona a estudiar era prohibitiv­o y la oferta del Colálegi Universita­ri era limitada. Me matriculé en Filología y fui hasta segundo.

¿Por qué no acabó?

Trabajaba de corrector de catalán en El Punt. En enero del 83 tuve un accidente muy grave, cuatro meses de baja, el tráiler se dio a la fuga y tuve que pagar el coche. Pedí más trabajo y me dieron doble jornada: de periodista y de corrector.

¿La melena es por el accidente? Se dijo, pero no. Tengo cicatrices, pero el pelo largo me gusta. Mi abuela me decía “vas con ese pelo, pareces un beatle”. Y yo, contentísi­mo, era el grupo que me gustaba. Mira, ya no lo tengo tan largo.

¿Consejo de sus asesores?

No, no. La peluquería a la que iba estaba en obras y me buscaron una de esas barberías modernas que no me di cuenta y ya habían cogido aquella segadora, empezaron a cortar y ya no podía parar.

¿Tenía pósters de los Beatles? No. De Cruyff y Neeskens.

¿Ha fumado marihuana? Alguna vez, pero no sé fumar, no me trago el humo, y no tuvo efecto y, claro, no tenía interés.

¿Qué música le gusta? Depende del momento, de la compañía... Me gusta Beethoven, algo de Wagner, el punk. Música electrónic­a, rock, sardanas, country. Me gusta Joan Báez, John Denver, Rolling Stones, Beatles, Dire Straits, Mark Knopfler, depende.

Toca la guitarra, hasta tuvo un grupo cuando era joven.

¡Suerte que no había móviles y no hay pruebas! Éramos chavales de 16 años, yo era tan malo con la guitarra que me pusieron a tocar el bajo, pero lo pasamos muy bien.

¿Alguna locura por amor?

No soy dado a eso. Soy sensible, no

El noviazgo No soy un romántico clásico. ¿Una locura por amor? Quizás lo fue ir hasta Rumanía yo solo”

romántico en términos clásicos. Eso a veces cuesta de entender. Hombre, quizás viajar a Rumanía solo, en aquellos trenes, sea un poco una locura de amor, ¿no?.

¿Cómo se han organizado con su mujer estos años, con las niñas? El mérito es de ella, lo ha cargado todo en sus hombros de modo que las niñas vivieran con normalidad viajar, teníamos dos casas. Estoy no solo agradecido, admirado.

¿Cómo se define?

Me miro al espejo y veo a ese chico de Amer, las mismas inquietude­s.

¿Cuál es su lema vital? Recuerdo que, en esas noches en el obrador de la pastelería, con mi padre discutíamo­s sobre muchas cosas, por ejemplo la cristianda­d, y al final todo se resume en amar a los demás como a ti mismo. Ponerte en la piel del otro, porque hay una parte de razón y verdad. ●

De Italia a Bélgica “Sin proponérme­lo, estuve más de una hora en suelo español, en un transbordo”

 ?? Ma é Esp  osa ?? Ecléctico. Le gusta la música, desde Beethoven y Wagner al punk, el rock y la sardana, y toca la guitarra como aficionado. Aquí, posando en el plató en el que se hizo la entrevista, en Perpiñán
Ma é Esp osa Ecléctico. Le gusta la música, desde Beethoven y Wagner al punk, el rock y la sardana, y toca la guitarra como aficionado. Aquí, posando en el plató en el que se hizo la entrevista, en Perpiñán

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